Los ayuntamientos del PP retrasan el cambio de las calles franquistas
Sólo las tres capitales gobernadas por PSOE e IU desarrollan la ley de Memoria
La controvertida y muy discutida ley de Memoria Histórica fue aprobada hace ya casi siete meses. La norma obliga a retirar los símbolos franquistas que aún perduran, e incluye en esta responsabilidad a todas las administraciones públicas, esto es: además del Estado, a los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Pese al debate público y la presión de las asociaciones de memoria, sólo los ayuntamientos andaluces de capitales gobernados por la izquierda (Sevilla, Córdoba y Jaén) se han tomado en serio el cumplimiento de la ley, con la puesta en marcha de comisiones para cambiar el nombre de las calles vinculadas a quienes participaron en el golpe de 1936 y el régimen posterior del general Francisco Franco. Las alcaldías de signo popular (Málaga, Granada, Huelva, Cádiz y Almería) apenas han movido nada. Aunque no se han opuesto abiertamente, lo cierto es que se han hecho los remolones, con la táctica de proponer una y otra vez los debates y mociones, o dar largas a los requerimientos de la oposición con variadas e imaginativas excusas.
Huelva tiene un barrio entero que se llama José Antonio
La alcaldía de Málaga dice que esperará a tener un reglamento
La avanzadilla en cuanto a borrar de los callejeros las reminiscencias franquistas más lacerantes es Jaén. Un día después de la entrada en vigor de la ley, el 27 de diciembre pasado, el pleno, presidido por una coalición de PSOE e IU, aprobó sustituir 44 toponimias relacionadas con la dictadura por otras que aún están por determinar. Ayer lo hizo el Ayuntamiento de Sevilla, gobernado por una coalición idéntica. En esta ciudad se trata de 41 calles, si bien en un primer momento el listado se estiraba hasta 64. En el camino se han quedado nombres como el del último alcalde predemocrático, Fernando Parias Merry, a quien el actual regidor, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, había dedicado una glorieta en 2001 en reconocimiento por su labor y su contribución a la instauración de la democracia.En el pleno celebrado ayer por el Ayuntamiento de Sevilla -que coincidió con la fecha emblemática del inicio de la Guerra Civil (18 de julio)-, el primer teniente de alcalde, el izquierdista Antonio Rodrigo Torrijos, aprovechó para meter una moción con la retirada del título de hijo adoptivo de la ciudad al general Gonzalo Queipo de Llano, y también de su medalla de oro. Fue refrendada por unanimidad, aunque está pendiente todavía la fecha de ejecución. Respecto al cambio de los nombres de las 41 calles, el PP votó a favor de 25 y dejó en suspenso 16, en espera de las alegaciones que se presenten en el periodo de exposición pública.
Caso singular es el de Córdoba. Tras la muerte del dictador, esta ciudad se fue desprendiendo poco a poco de las calles con denominación franquista durante la primera corporación municipal presidida por Julio Anguita (IU). Una de las excepciones es la avenida Conde de Vallellano, ministro de Obras Públicas de Francisco Franco, a quien el responsable del área de Urbanismo, Andrés Ocaña (IU) no considera un símbolo franquista, sino una "persona que aportó ideas e infraestructuras" a la ciudad. El Ayuntamiento cordobés, gobernado por IU y PSOE, no se plantea crear una comisión extraordinaria para abordar este tema.
En Cádiz, IU ha pretendido sustituir varios nombres de recuerdo franquista, pero la alcaldía de la popular Teófila Martínez se ha negado. En realidad, no se ha opuesto directamente, pero sí lo ha ido retrasando. En diciembre pasado, IU propuso cambiar una treintena de calles por nombres de mujeres. No prosperó porque los populares, con su mayoría absoluta, sacaron adelante una enmienda que conminaba a llevar ese debate a la comisión municipal de nomenclátor, donde, hasta ahora, nunca se ha abordado esta propuesta. IU volverá a presentarla en septiembre, cuando concrete una por una las denominaciones nuevas que deben sustituir las que no gustan a la formación de izquierdas. Según el PP, el pleno municipal no es lugar para debatir nombres de calles aunque en otros casos sí se ha utilizado, como cuando se aprobó la denominación genérica de víctimas de terrorismo para un rótulo en la ciudad.
Algo parecido ha ocurrido en Málaga. Pese a que el alcalde, Francisco de la Torre (PP), siempre se mostró dispuesto a aplicar la Ley de Memoria Histórica, en el último pleno el PP votó en contra de una moción del PSOE para constituir una comisión de estudio. La moción también instaba al alcalde a desposeer a Franco de los títulos que le hubiera otorgado el Ayuntamiento. El delegado de Cultura, Miguel Briones, ha apostado por esperar a que se promulgue el reglamento de la ley "para tener más seguridad jurídica".
En Almería también reina la desidia, a juicio del portavoz de IU, Diego Cervantes. Según fuentes del Ayuntamiento que dirige Luis Rogelio Rodríguez Comendador (PP), "no es ninguna prioridad", por lo que se ha obviado cualquier gestión. "No tienen el más mínimo interés y no lo van a hacer a iniciativa suya", sentenció Cervantes. Más que en el callejero, la discusión política se centra en los últimos meses en el cementerio capitalino donde existe un obelisco dedicado a los caídos del bando sublevado. Los grupos de la oposición en el Consistorio critican que, desde el equipo de gobierno municipal (PP y GIAL) no se ha cumplido la promesa de realizar un monumento para recordar a los republicanos represaliados.
Granada tampoco se ha puesto en marcha para aplicar la ley: hay un monumento a José Antonio Primo de Rivera en la plaza Bibataubín, pero el portavoz del gobierno que dirige el popular José Torres Hurtado, Juan Antonio Mérida, resalta su valor artístico más que político. Como los demás ediles de su partido, tampoco se niega a sustituirlo con rotundidad: "Si llega el momento se eliminará". En el soporte de la escultura se puede leer Granada a José Antonio y aparecen también el yugo y las flechas de Falange.
La alcaldía de Pedro Rodríguez (PP), en Huelva, dice que ha iniciado contactos. La ciudad cuenta con dos grandes avenidas, la de Italia y la Alemania, llamadas así por ser los países del Eje que ayudaron al general Franco a ganar la Guerra Civil. Fuentes municipales consideran que, posiblemente, la ciudadanía ya no relaciona estos dos países como aliados fascistas, por lo que, según este argumento, no sería necesario cambiar el nombre. Sobre un barrio entero que se llama José Antonio y está lleno de nombres de destacados falangista, el Ayuntamiento explica que si se cambia la nomenclatura se va a perjudicar a los vecinos, que además son ya mayores.
Esta información ha sido elaborado con la colaboración de G. Donaire, M. Planelles, P. Espinosa, D.Narváez, M. J. López Díaz, V. Cortés y M. J. Albert.
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