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Reportaje:

Fin de ciclo en Barbate

La conclusión del tratado de pesca con Marruecos deja en el aire 300 empleos

Las últimas cajas de pescado procedentes de Marruecos llegaron ayer al puerto de Barbate (Cádiz). 17 barcos de esta localidad, de los que dependen 300 empleos, terminaban así la faena con el actual convenio pesquero entre la Unión Europea y el país norteafricano. Estos pescadores se quedan sin su principal fuente de ingresos sin que se haya aclarado todavía la posible renovación del tratado o sus condiciones. "Barbate no puede vivir sin Marruecos", resumió José Bermúdez, uno de los patrones mayores que ayer regresó del caladero marroquí.

El vigente acuerdo con Marruecos, firmado hace cuatro años, finaliza el próximo día 27 pero desde hoy no se puede faenar en esas aguas porque arranca una parada biológica. Así que para el Ángel Custodio, uno de los 17 pesqueros que conservan la licencia internacional, fue la confirmación de un fin de ciclo. Su armador y patrón mayor, José Bermúdez, está convencido de que las negociaciones entre la Unión Europea y Marruecos prosperarán. "No se va a cortar. El puerto de Barbate está llamado a continuar con esto de todas, todas", explicó tras descargar 400 cajas de pescado procedentes de aguas norteafricanas.

Las capturas de Marruecos supusieron el año pasado el 70% de la comercialización de la lonja pesquera de Barbate, según datos de la propia entidad. Estos productos movieron unos cinco millones de euros en 2010. Si no se retoma el convenio con prontitud, los responsables de la lonja creen que se reducirá personal en el mismo porcentaje. Todos desean que el tratado se renueve, aunque también se piden mejoras. "Sabemos que existe una predisposición para llegar a un acuerdo pero pedimos un esfuerzo para que consigamos cosas importantes", sugiere el presidente de la Asociación de Empresarios Pesqueros de Barbate, Tomás Pacheco. Su principal petición es que se amplíe la zona en que se pueda pescar más hacia el sur. De esta forma, se podrá contar con un puerto refugio como el de Mohammedia, al sur de Rabat. "Nos daría seguridad y más posibilidades de comercialización, además de compensar el elevado gasto de combustible", añade Pacheco.

El todavía vigente acuerdo no ha sido un camino de rosas. En el recuerdo de todos está el naufragio del Nuevo Pepita Aurora, la retención de algunos barcos por las autoridades marroquíes o las quejas por la escasa rentabilidad con varios amagos de abandonar las licencias incluidos. Ahora que ha terminado su vigencia, el sector de Barbate coincidió ayer en defender la necesidad de este caladero para la flota local, aunque también se rechazó un acuerdo a "cualquier precio". Los armadores deberán ahora decidir si envían a sus trabajadores al paro a la espera de un nuevo acuerdo o si, mientras tanto, regresan al caladero del Golfo de Cádiz.

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