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Reportaje:

Los ejércitos de la noche

Las lluvias de primavera y las altas temperaturas favorecen la aparición de insectos

Durante las últimas semanas, han anotado algunas empresas especializadas en la lucha contra insectos domésticos, se ha producido un notable aumento en las poblaciones de cucarachas, fenómeno relacionado con las lluvias primaverales y las altas temperaturas de los primeros días del verano. Dentro de este grupo animal se han descrito en todo el mundo más de 3.500 especies, de las que sólo 19 pueden acarrear problemas sanitarios y de ellas únicamente tres habitan en nuestro país: la cucaracha negra (Blatella orientalis), la americana (Periplaneta americana) y la rubia (Blatella germanica). Si algo caracteriza a este insecto es su increíble capacidad de adaptación, por lo que pueden sobrevivir con éxito en los medios más hostiles. Una delgada fisura en un muro de hormigón, no más ancha que el grosor de una moneda, puede convertirse en el escondite perfecto, y con los nutrientes que contiene el pegamento de un sello de correos son capaces de alimentarse una docena de cucarachas durante una semana. Al igual que ratones, moscas, palomas y gorriones, pertenecen a lo que en ecología se denominan "estrategas de la R", especies cuya población crece de forma exponencial en el momento en que encuentran las condiciones óptimas de supervivencia, fundamentalmente comida de fácil acceso.

El clima también determina la abundancia o escasez de estos animales. Las buenas temperaturas que se registran en Andalucía favorecen la proliferación de roedores, moscas, mosquitos y cucarachas e, incluso, hacen que una determinada especie, la cucaracha americana, procedente de zonas tropicales y capaz de volar, sólo aparezca en esta región y en Canarias, además de en aquellos barrios situados en las cercanías de aeropuertos internacionales.

El problema no es tanto su presencia en lugares habitados como la cantidad de sus efectivos. Según estimaciones de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), unos tres millones de hogares españoles dan cobijo a colonias de cucarachas, y en un muestreo realizado por el Departamento de Biología Animal de la Universidad Complutense de Madrid se anotó su presencia en el 70% de las viviendas analizadas en la capital y su área metropolitana.

Un solo ejemplar puede pasar inadvertido, y reproduciéndose, durante meses. Por cada cucaracha que acertamos a ver, en una de sus incursiones nocturnas, puede haber unos 200 ejemplares más escondidos. Un solo individuo adulto de cucaracha rubia puede vivir alrededor de un año, y en ese plazo de tiempo es capaz de poner en circulación más de 20.000 descendientes.

El daño que causan no estriba tanto en los materiales que verdaderamente se comen, ya que se trata de desechos que ayudan a eliminar, actuando como auténticos basureros, sino en la contaminación que producen en otros productos como consecuencia de los excrementos, salivaciones y fluidos que esparcen por sus lugares de paso y que dejan un olor característico, además de contener una gran cantidad de gérmenes.

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Un problema añadido, aunque de reciente aparición, es el daño que estos insectos pueden causar en diferentes equipos electrónicos. A menudo se sienten atraídos por el calor y el resguardo que les ofrecen ordenadores, fotocopiadoras, televisores o vídeos. Los circuitos de estos aparatos se pueden corroer con facilidad y originarse averías si son contaminados por los excrementos o secreciones corporales de estos animales, o de sus cadáveres en descomposición.

Las cucarachas pueden acceder a la casa a través de diferentes vías, dependiendo de cada una de las especies. Cuando una plaga se ha hecho fuerte en un determinado lugar es muy difícil poder erradicarla sin la utilización de productos químicos adecuados, manejados por especialistas en la materia. Los aerosoles de uso doméstico pueden ser útiles, advierten los expertos, cuando el nivel de población es bajo, pero normalmente están formulados con sustancias de baja persistencia, por lo que difícilmente pueden exterminar a todos los ejemplares. Las cucarachas son más hábiles para esconderse que los ciudadanos para encontrarlas, y sus huevos están protegidos contra los insecticidas, de manera que, sin el equipo adecuado exterminarlas es, de antemano, una batalla perdida.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Bichos de verano

Fuera del ámbito doméstico, en la naturaleza también es posible toparse, durante el verano, con animales que pueden acarrearnos algún tipo de problema sanitario. En los ecosistemas costeros, especialmente frecuentados en esta época del año, se localizan una docena de especies potencialmente peligrosas. En el medio marino, por ejemplo, abundan los celenteros, grupo de animales entre los que se incluyen las medusas, anémonas y actinias, todas ellas dotadas de órganos que inyectan de forma automática un líquido urticante. En las dunas cercanas a la línea litoral y zonas áridas suelen vivir escorpiones, de los que en Andalucía sólo habitan dos especies: el amarillo y el negro. El contacto con estos temidos animales es muy raro y suele producirse al levantar las piedras o manipular los escondrijos que les sirven de refugio. Su picadura es muy dolorosa y puede llegar a producir convulsiones, aunque no se considera mortal.

En marismas y lagunas, además de los habituales mosquitos, tábanos y avispas, viven algunas variedades de chinches acuáticas, un insecto característico por poseer un pico taladrador-succionador capaz de originar dolorosas picaduras.

Dentro de este grupo los más comunes son los garapitos, escorpiones de agua, chinches vikingas y zapateros de agua.

En los ecosistemas serranos es fácil toparse con una escolopendra, el único ciempiés que puede clavar sus pinzas venenosas, fácilmente distinguible por su tamaño (entre 70 y 120 milímetros) y su color amarillento-olivaceo. Las zonas boscosas ofrecen igualmente refugio a algunas variedades de chinches, garrapatas y orugas urticantes.

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