Telefónica en Alemania despide a la exnovia del hijo de Gadafi
Hessler defendió en una entrevista a la familia del dictador
En Francia y en Alemania se la conoce como Alice, el nombre del operador de acceso a Internet cuyo anuncio ha protagonizado durante años. También encarnó a la princesa Irina en la película de Astérix en los Juegos Olímpicos, pero poco se sabía de la vida de Vanessa Hessler. En unas declaraciones hechas esta semana explica que tuvo "una muy bonita historia de amor" con el hijo de Gadafi, Mutasim, asesinado hace dos semanas con su padre, y se aventura a defender a la familia de su ex. El romance era público, aunque poco conocido, pero Telefónica, empresa matriz de Alice, en Alemania, donde la joven seguía siendo su imagen -en Francia dejó de serlo en a finales de 2009-, la despidió de inmediato.
"Estuvimos juntos cuatro años, lloro por su muerte", dice la modelo
"Era una relación pasional, estuvimos juntos durante cuatro años, hoy lloro por su muerte", reveló la modelo y actriz italo-estadounidense de 23 años en una entrevista publicada esta semana en la revista italiana Diva e Donna. "Son gente muy sencilla, como usted y yo", se aventura a relatar sobre la familia del coronel Gadafi, capturado y asesinado el pasado 20 de octubre en su bastión libio de Sirtre. "Nosotros -Francia y Reino Unido- hemos financiado a los rebeldes. La gente no sabe lo que hacen", añade. "El pueblo libio no era especialmente pobre ni fanático, no hay que creer todo lo que se dice".
"Las relaciones personales de Vanessa Hessler son un asunto privado. Pero no podemos aceptar sus comentarios sobre el conflicto libio", asegura en la cuenta de Twitter, Markus Göbel, portavoz de Telefónica en Alemania. El romance de la modelo con el sexto hijo de Gadafi no era secreto, pero recordarlo en estos momentos parece poco apropiado para la imagen de una marca. Frente a su negativa por retirar sus comentarios, algo que el grupo asegura haberle pedido a la joven, la empresa tomó la decisión de renunciar a su contrato.
Mutasim Gadafi, que murió a los 36 años y al que Hessler decribe como "sencillo", era el segundo posible relevo de su padre, por detrás de Saif el Islam, actualmente en busca y captura por crímenes contra la humanidad. Tenía fama de hedonista y fue el que desembolsó en 2001 un millón de dólares para pagarse el capricho de hacer cantar a la megaestrella Beyoncé en un concierto para sus amigos en la isla francesa de San Bartolomé. La cantante donó luego el dinero a las víctimas del seísmo de Haití, ocurrido en 2010.
Hessler necesitará algo de tiempo para borrar su mala imagen, si quiere volver a protagonizar campañas como las que ha hecho hasta ahora para grandes firmas como L'Oréal, Calvin Klein y Ferrero.
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