"No me molesta que piensen que mis personajes tienen tendencias gais"
Stephen Hillenburg siempre quiso estudiar Arte y ser dibujante, pero a su familia no le parecía bien, así que optó por el plan B y se convirtió en biólogo marino, una profesión que jamás desempeñó aunque le fue más que útil a la hora de crear su multipremiado personaje Bob Esponja, habitante de la ciudad submarina Fondo de Biquini. Lo contó el propio Hillenburg el viernes pasado en Barcelona, donde participó en el festival Toon a Ville, la versión reducida de un macrocertamen que se celebrará en abril en San Cugat del Vallés (Barcelona). Con su amigo de juventud, Mark Osborne, codirector de Kung Fu Panda, Hillenburg ha sido sin duda la estrella de Toon a Ville, que se propone reunir los principales autores de la animación infantil internacional.
Bob Esponja, serie destinada a un público entre 4 y 12 años, se estrenó en Estados Unidos el 1 de mayo de 1999. A España llegó de la mano de Nickelodeon y en la cadena infantil de TVE, Clan TV, sus historietas han encandilado a más de un millón de niños. "Me gustan las esponjas: parecen vegetales, pero son animales y viven más de 300 años", aseguró Hillenburg, que ambientó las aventuras de la cuadrada esponja amarilla que vive en una casa en forma de piña, en el fondo del mar. Un entorno mucho más parecido al estereotipo de una ciudad estadounidense contaminada y superpoblada pero al fin y al cabo entrañable, que al Caribe, por ejemplo. Ahí Bob Esponja comparte su atareada vida con un sinfín de personajes, encabezados por Arenita Mejillas, la diva femenina del reparto, una ardilla inteligente y presumida, que utiliza un traje de astronauta para respirar bajo el agua y Patricio, una estrella de mar risueña y ligero sobrepeso, que ocasionó la polémica relativa a la supuesta tendencia homosexual de los dos amigos. "No me molestan que piensen que son gais. Si miras las historias con los ojos y la actitud de un niño, se ve que básicamente todos los personajes son asexuados. Además, no les importa caminar cogidos de la mano, ni correr medio desnudos, es con la edad cuando llega el miedo y la hipocresía".
Bob Esponja ha recibido una veintena de galardones y seis nominaciones a los Emmy y suscitado más controversias. Así, cuando se le pregunta por un estudio publicado por la Universidad de Virginia, según el cual Bob Esponja afecta a la atención y al aprendizaje de los pequeños, Hillenburg hace esfuerzos para no reírse a carcajadas. "De todos modos siempre es mejor apagar la televisión cuando se hacen los deberes", zanja con sorna. "En la serie se habla de reciclaje, de cómo se puede ahorrar agua y no contaminar el mar, pero no es un producto pedagógico: lo mío no es la educación sino el entretenimiento. Estoy seguro de que los dibujos animados contribuyen mucho más a abrir la mente y a ser imaginativos, de los supuestos peligros que conllevan", concluye.
El éxito planetario conseguido con el dibujo animado no parece habérsele subido a la cabeza. Por el contrario, en sus respuestas y actitudes aparece a menudo la característica ingenuidad de Bob Esponja, un adulto que actúa como un niño y que siempre va pulcramente vestido con pantalón corto, camisa planchada y corbatita roja, como uno de los miles de adolescentes que abarrotan los institutos americanos.
"A menudo utilizo elementos de mi vida en California. Trabajé en un local de comida rápida, donde hacía hamburguesas y mi jefe de entonces inspiró Don Cangrejo, el dueño del restaurante donde trabaja Bob y tipos como su vecino Calamardo Tentáculos, que le pone histérico, los hay por doquier. Las situaciones cómicas surgen de que, aunque se trata de una ciudad submarina, los personajes viven como si estuvieran en tierra firme", explicó Hillenburg. "Al principio sólo quería hacer algo que me satisficiera, pero estaba convencido de que no duraría más de una temporada. Sin embargo ya hemos acabado la duodécima y estamos preparando dos películas: una dirigida al gran público y otra pensada para los festivales", indicó.
Tras confesar que empezó a interesarse por la animación precisamente a través de los festivales y las producciones independientes y alternativas, reveló que también le marcaron películas más tradicionales como ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
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