Macron rinde homenaje en Buenos Aires a las víctimas francesas de la dictadura sin la presencia de Milei
El presidente francés conmemora el caso de las monjas Léonie Duquet y Alice Domon, secuestradas y arrojadas al mar en uno de los llamados “vuelos de la muerte”
Poco antes de las diez de la mañana de Buenos Aires, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, entró a la iglesia de Santa Cruz, lugar de resistencia de las Madres de Plaza de Mayo contra la dictadura argentina. Allí, en una ceremonia íntima y muy breve, acompañado por la primera dama, Brigitte Macron, habló con familiares de víctimas del terrorismo de Estado y colocó una ofrenda a la memoria de los 22 desaparecidos de nacionalidad francesa que dejó el régimen iniciado en 1976, entre ellas las monjas Léonie Duquet y Alice Domon. El presidente anfitrión, Javier Milei, no participó del homenaje: su “guerra cultural” incluye duras críticas al consenso democrático sobre las aberraciones cometidas por los militares argentinos durante el terrorismo de Estado.
Macron recibió una carta firmada por “las familias de las víctimas francesas” en la que le manifestaron su “preocupación” por “la política de derechos humanos del actual gobierno argentino, que ataca a organizaciones como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a activistas y también a sitios de memoria, donde funcionaron cientos de campos de tortura, desapariciones y muertes”. “Flota sobre nuestras cabezas el temor a una amnistía para los genocidas juzgados, condenados y encarcelados”, le manifestaron los familiares al presidente francés.
El asesinato de las religiosas Duquet y Domon fue uno de los más emblemáticos de la dictadura en Argentina. Entre el 8 y 10 de diciembre de 1977, un grupo de militares bajo las órdenes del capitán de la Marina Alfredo Astiz secuestro a 12 personas vinculadas a las Madres de Plaza de Mayo, el grupo de mujeres recién constituido que reclamaba por la aparición con vida de sus hijos desaparecidos. La mayoría de ellas fueron apresadas en la iglesia de Santa Cruz, en el centro de Buenos Aires, punto habitual de reunión. Astiz se había hecho pasar por hermano de un detenido y “marcó” a las mujeres integrantes del grupo de resistencia. Entre las secuestradas estaban Duquet y Domon. Las monjas fueron trasladadas a la Escuela de Mecánica de la Armanda (ESMA), el mayor centro de torturas de los militares. Su nacionalidad francesa activó un escándalo internacional. El régimen intentó achacar el secuestro al grupo guerrillero peronista Montoneros con una foto de ambas mujeres sentadas delante de una bandera de la organización. Ambas ya tenían signos evidentes de tortura.
Entre el 17 y el 18 de diciembre, Duquet, Domon y otros detenidos fueron arrojados vivos desde un avión militar al Atlántico, frente a las costas del sur de la provincia de Buenos Aires, en uno de los llamados “vuelos de la muerte”. Los restos de Léonine Duquet están enterrados desde 2005 en la iglesia Santa Cruz. Los de Alice Domon jamás fueron identificados, a pesar de la gran cantidad de cadáveres que a finales de los años setenta llegaron a las costas bonaerenses. El capitán Astiz, el Ángel de la muerte, hoy de 73 años, fue condenado en democracia por la muerte de decenas de detenidos desaparecidos, incluido el caso de las religiosas francesas. En julio pasado, un grupo de diputados de La Libertad Avanza, el partido de Milei, lo visitó en la cárcel federal de Ezeiza. El encuentro fue repudiado por la oposición política y por organismos de derechos humanos. Y generó incluso tensión dentro del Gobierno, donde no todos abrazan el discurso negacionista del terrorismo de Estado que promueven Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, hija y nieta de militares.
Es en este marco que se produce la visita de Macron a Buenos Aires, como previa de su viaje a Río de Janeiro, donde este lunes y martes participará de la cumbre del G-20. La de este domingo ha sido la segunda vez que se ve cara a cara con Milei, con quien ha logrado una buena relación pese al estilo estridente del argentino. El 26 de julio, se reunieron en el Palacio del Elíseo durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Ahora tocó en Buenos Aires.
La agenda bilateral está marcada por las trabas en las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur. Francia ha dejado claro que el tratado pone en riesgo la supervivencia de los agricultores franceses ante el peligro de una entrada masiva de productos del campo provenientes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, lo cuatro socios del bloque sudamericano. La estrategia ha sido exigir reglas medioambientales que Mercosur no estaría en condiciones de cumplir completamente. “Vamos a hablar de nuestros intereses comerciales, de nuestro comercio, de la defensa de nuestra agricultura y de nuestros agricultores”, advirtió Macron el sábado. Paradojas de la política, Macron encontró en Milei a un negacionista del cambio climático dispuesto incluso a sacar a su país del Acuerdo de París. Si Argentina rompe con los consensos globales sobre cambio climático, Francia tendría un nuevo elemento de presión en contra del tratado con Mercosur.
Macron aterrizó en Buenos Aires el sábado por la noche y cenó con Milei en la residencia de Olivos. El domingo al mediodía se reunió finalmente con el argentino en la Casa Rosada. Macron partirá luego hacia la cumbre del G-20 y cerrará su gira de seis días por América Latina con una visita a Chile entre el miércoles y el jueves.
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