¡A mí los chiringuitos!
Ayuntamiento y Consell politizan el conflicto de los locales playeros
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el consejero de Gobernación, Serafín Castellano, ambos del PP, presentaron días atrás un vídeo que mostraba el presunto "agravio" que sufre la sociedad valenciana por parte del Gobierno central en la gestión de las playas. En el montaje, titulado Valencia, por una playa con vida, colgado en youtube, aparecen decenas de chiringuitos y eventos deportivos y culturales en Valencia y el resto de España; la intención del vídeo, de sus imágenes y rótulos, es concienciar de que mientras en otras regiones el Gobierno es permisivo con las reivindicaciones de los hosteleros, en esta no. Lo mismo ocurre con los eventos deportivos y culturales que recoge el vídeo.
Un vídeo de Barberá presenta supuestos agravios que en realidad no lo son
Barberá y Castellano, además de la consejera de Turismo, Belén Juste, se han esforzado estos últimos meses en convencer a la opinión pública de que los chiringuitos y la actividad playera son patrimonio y cultura de los valencianos y de que el Ejecutivo pretende acabar con ello. Es la tesis que defiende el vídeo. Pero la realidad es que la propaganda impregna cada uno de los siete minutos que dura.
En la Comunidad Valenciana hay 40 locales playeros que no cumplen con la Ley de Costas. En otras comunidades, como Andalucía, con 2.000 locales afectados, el problema radica en sacarlos de la arena, más que en reducirlos; en cambio, aquí el desencuentro atañe a su extensión. La Ley de Costas plantea que no pueden ocupar más de 150 metros cuadrados de suelo, 100 de local y 50 de terraza. Los hosteleros no quieren renunciar a su espacio, que en muchos casos sobrepasa los 200 metros. Alegan que de renunciar a parte de sus locales se perderían empleos, un hecho que también defiende el sindicato UGT. El problema, que se discute al margen de la escena mediática en provincias como Málaga, donde también gobierna el PP, en Valencia se ha convertido en una excusa para enfrentarse al Gobierno y actos como la presentación del vídeo dan fe de ello.
En el montaje se enlazan imágenes de las tradicionales carreras de caballos en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, con torneos de fútbol-playa en Gijón o Huelva o fuegos artificiales en Cantabria. Todo ello, según el vídeo, se hace en las playas sin que Medio Ambiente, que aplica la Ley de Costas, ponga ningún obstáculo, cosa que en Valencia, según el PP, sí hace.
La realidad es bien distinta. En Asturias, por ejemplo, el torneo de fútbol-playa que cita el vídeo se celebra en la playa de Poniente, competencia de la Autoridad Portuaria de Gijón y no de Costas. Lo mismo ocurre con la Fiesta de la Sidra, que aparece también en el vídeo. En cuanto al "espectáculo pirotécnico" que se vincula a la ciudad asturiana, se trata de un castillo de fuegos artificiales que se dispara cerca de la playa de San Lorenzo, pero no en la arena, algo que sí se permite en Valencia con la mascletà napolitana. En Huelva, los campeonatos de fútbol-playa y voley-playa que recoge el montaje no tienen nada que ver con los que fueron sancionados en Valencia. En los onubenses no se levantaron graderíos y se aprovecharon las instalaciones de la propia playa. En Valencia, en cambio, el Ayuntamiento se comprometió con Costas en una serie de requisitos respecto a publicidad e instalaciones que luego no cumplió, y fue sancionado. En Cantabria, igual que en Asturias, los fuegos artificiales del vídeo, que corresponden a las fiestas de Santoña, se dispararon desde fuera de la arena. Y así sucesivamente. El vídeo, que pretende profundizar en la idea de que en Valencia no se permiten eventos y locales que en otras partes sí, acaba quitando la razón a Barberá, quien avisó de que se encargaría de "encartarlo en un diario" y distribuirlo. Pero no lo ha hecho.
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