José Miguel Monzón, El Gran Wyoming: “Voy a retirarme antes de que me dé el ictus”
El comunicador, de 70 años, recibe su tercer premio Ondas tras casi 20 años al frente de ‘El intermedio’ en plena forma: “Tengo pasta y salud: a mi edad, la masturbación es cojonuda para la próstata: la recomiendo mucho”.


La cita es a la caída de la tarde en el estudio desde donde se emite en directo El intermedio, con los tiempos tasados: primero entrevista y luego las fotos, para no desbaratar horarios. Pero José Miguel Monzón llega, a bordo de la furgoneta que le trae desde su domicilio cada día, y, como el fotógrafo prefiere retratarle con la luz natural que ya se está yendo, se pone a hacer de Wyoming ante la cámara y trastoca los planes a nuestro favor. Después de responder, torrencial, a la entrevista, a la que, por lo que sea, asiste de “oyente” una representante de Atresmedia y de la que lo que sigue es solo una quinta parte de lo que soltó por esa boca, Monzón se va a maquillaje y vuelve maquillado y vestido con la camisa y los tirantes “de rico” con los que presenta el programa. Se le ve cabreado con la situación general y contento con la suya en particular. El día 26 recoge en Barcelona el premio Ondas a la trayectoria y, aunque ya se ha repuesto, recibió la noticia con una emoción que traspasó la radio cuando se lo comunicó Carles Francino en directo desde la cadena SER.
Se le quebró la voz.
Porque me pilló desprevenido y me salí del personaje que tengo para estas cosas. Normalmente, hago un ejercicio de cinismo, pero, por primera vez en mi vida dije lo que pensaba realmente: que quiero pensar que todos mis compañeros de El intermedio me quieren mucho y que solo quiero recoger el premio para dedicárselo por el cariño que me tienen. Para colmo, cuando llegué al plató, efectivamente, estos cabrones me habían preparado una fiesta sorpresa.
Y se le volvió a saltar la lagrimeja.
Un poco, porque ya venía rodado, pero me dije: sujétate, que vas a acabar como Fraga, llorando por todo, porque Fraga fusilaba gente, pero luego lloraba por cualquier tontería.
¿Hasta qué punto ese cinismo le ha servido de escudo?
Toda mi vida. Mi personaje de Gran Wyoming me ha servido para todo, incluso para ligar, porque yo soy una persona normal y tímida, pero como paso tanto tiempo con el otro, tengo una esquizofrenia exhaustivamente controlada. Si habla Wyoming, suelto el mitin, pa, pa, pa y me sale solo, fluido. Pero si hablo por mí me vengo muy arriba, me cabreo muchísimo y digo muchas barbaridades, soy muy visceral
¿Nunca cuenta hasta 10?
Qué dices. Ni hasta cero, y con una cerveza ya voy a números negativos. Si a mí me sacaran grabaciones de la UCO, hace mucho que estaría fuera de España.
O en la cárcel de Soto del Real, aquí al lado.
Bueno, con un poco de suerte, estaría fuera, porque haría por escaparme. De hecho, una vez un político me citó para proponerme ir en una lista como independiente y le contesté que yo no me meto en eso ni de coña. Lo mío no es la disciplina de voto. Yo quiero estar en la trinchera, y la trinchera tiene que estar mínimo a cinco kilómetros del poder.
O sea, que lo suyo es estar a la contra.
Contra la injusticia, siempre. A mi edad, con estos tiempos tan turbulentos, te diría que todo esto a lo que estamos asistiendo es lo más grave que yo he vivido desde Franco. Porque lo de Franco era evidente. Estabas en una dictadura, y una dictadura tiene sus parámetros. Pero yo nunca he vivido esta desfachatez: esta payasada del Supremo y el juicio al FGE. Que no se puedan criticar las sentencias, que no se pueda hablar de los jueces, eso es completamente nuevo. Esta sentencia es política y criticarla es precisamente defender el Estado de Derecho y la independencia judicial. La democracia y sus logros se han conseguido en la calle, no los ha traído el Emérito, que lo único que trajo son las chaquetas y las medallas.
¿Qué opina de las memorias de Juan Carlos I?
Que son memorias depresivas y paranoides. ¿Que el Rey Juan Carlos trajo la democracia a España? Venga, hombre, si Franco vive 40 años más, hubiera habido otros 40 años de dictadura, y él seguiría viviendo a la sopa boba, que es lo que ha hecho toda la vida.
Cuando dice “a mi edad”, 70 años, ¿a qué se refiere?
Pues mira, es una edad en la que yo veía en la tele a Fraga suelto, sin correa ni bozal. Era terriblemente agresivo y fascisa. Cuando se murió y todos los periódicos le dedicaron 25 páginas en este país, me dieron ganas de limpiarme el culo con ellos, así de sencillo. Es que esta gente no lo ha conocido: Abascal, a su lado, es un pardillo, un corderito. La verdad es que lamento tener que hacer estas declaraciones, pero como ya me queda poco...
¿De vida o de profesión?
De vida pública.
Lleva varios años diciendo que se va. ¿Esta es en serio?
Bueno, como mi amigo Miguel Ríos, que tiene 82 tacos, el tío. Pero, en serio: en otra reencarnación fui médico y voy a retirarme antes de que me dé el ictus. No voy a esperar a que una persona, como dice Ayuso, de otro país, me lleve en silla de ruedas. Ahora tengo pasta, tengo salud y voy a darme un garbeo. Soy un personaje ocioso al extremo. En los tiempos en que tocaba con El Reverendo, cuando cogimos algo de nombre y empezamos a ganar pasta, alcanzamos la cota alucinante de hacer solo un bolo al mes, fuimos pioneros de la jornada reducida. Entonces, ahora que tengo la vida resuelta, quiero dedicarme a enredar. Tocar la guitarra, leer: soy un lector compulsivo. A lo que haría la gente en su sano juicio si tuviera la posiblidad.
Estará forrado
Bueno, llevo 40 años trabajando sin parar, yo qué quieres que haga. Y pago casi el 50% de lo que me entra de impuestos. Llevo 20 años trabajando en este programa. La posibilidad de cobrar menos y que se lo quede la casa no me va bien. También te digo que nunca he sido el mejor pagado. He conocido a tontos que a los dos días ya estaban forrados. O sea, que el más listo no soy. Pero estoy bien como estoy. Nunca he tenido representante, si lo tuviera, estaría más forrado.
O sea, que coge usted el teléfono a todo el mundo.
Ahora ya no lo cojo, porque publicaron mis datos y, al cambiar de número, he perdido muchos contactos. También te digo que ahora que ya no tengo novias pues no me va a llamar nadie a las cuatro de la mañana. Antes me llamaban de vez en cuando y yo decía: “Voy”.
Si le llamo “pijo de izquierdas”, ¿qué me contesta?
Ni soy pijo ni lo he sido nunca. Al revés, soy de barrio, La Prosperidad, en Madrid, donde los pijos ni entraban. Pero si la presidenta de la Comunidad de Madrid puede llamar “hijo de puta” al presidente del Gobierno en el Parlamento, y hacer de eso una gracia, le estás dando el banderazo a la gente para que llame hijo de puta a la gente que ellos consideran que están a su sombra, por ejemplo, yo.
¿Le han llamado “hijo de puta” por la calle?
Y sinvergüenza, y cabrón. Yo he ido a recoger a mi hija, que trabaja en una tienda de quincalla en el barrio de Salamanca, y me han dicho de todo.
Será una tienda de bisutería.
Eso. Mira, yo he sido famoso toda mi vida. Llevo 50 años siéndolo, he sido testigo sociológico y esta agresividad social no la he vivido nunca. Y eso viene de esas consignas.
¿Le afecta personalmente?
Que lo escriban en los periódicos, que es lo que hacen cuando concedo entrevistas, por eso solo concedo uno al año, bueno. Pero cuando me lo dicen en persona, ahí sí que no soy pijo: me sale el barrio, y contesto. Una vez lo hice, estando con mis hijos, el altercado trascendió y me prometí no volver a hacerlo porque ellos no tienen la culpa de que yo sea un hijo de puta según algunos. Cuando me han levantado la mano, me quedo con ella levantada porque de donde yo vengo eso no se hace. Pero quieren la foto y no la van a tener. También te digo que las hostias no duelen. Me duele mucho más meterme en la cama con la imagen de una banda de gilipollas de veintitantos que me está insultando y yo tomándome una caña mirando al suelo porque estoy cagao, Pues no. No soy un héroe, pero no estoy hecho para eso. No soy pijo, no lo soy.
Le ha molestado lo de pijo de izquierdas.
No, cero. Pero es que me dan asco los pijos desde niño, no los soporto. Vuelvo a la edad. Es que yo tengo 70 tacos y vengo de otro planeta. En mi barrio, no había Metro. Era un pueblecillo donde mi madre tenía la farmacia, estaba la tienda de ultramarinos...Estábamos mezclados, era un mundo heterogéneo donde hasta los chorizos respetaban a la gente y no existían los pijos. Se quedaban en sus barrios.
También habría droga dura.
Claro, yo nunca me he enganchado, pero se veía a los yonquis y se veía cuál era su destino. Cuando vino el sida, ya sabías que iban a cascar, y cascaron. En mi barrio, muchos.
Hablaba antes del ictus. ¿Tiene goteras de salud?
Tengo algo de azúcar, pero estoy muy bien de todo [guiño].
¿Todo, todo?
En mi caso, sí. Envejecer tiene su lado bueno. Con la edad se te van atenuando los deseos y eso te da una perspectiva diferente, una tranquilidad de espíritu. La mayoría de las gilipolleces que he hecho en mi vida han sido por la misma cuestión y me he visto en circunstancias que no me apetecían nada. Por lo de siempre, por lo que hace girar el mundo. Que parece que nos hemos creído las leyes de Newton, y el planeta gira por eso, por el sexo.

¿Cuántas veces le han llamado ‘señoro’?
Pues depende de quién me mire. Hay gente superestricta. O sea, mi hija me da un coñazo... Yo he sido progre desde niño. Y ya no te digo desde la Facultad. Yo no sabía que había esa resistencia, esa organización contra el franquismo. Entonces, las mujeres que me han rodeado toda mi vida no me han permitido ser un machista. Pero lo de mi hija es un martillo. También quiero tener la libertad de desahogarme y despacharme en la intimidad. Hay que distinguir la intimidad de la vida social, coño.
O sea, que sí que le llaman ‘señoro’.
Me corrigen, de cachondeo. Nunca he entendido la supremacía del varón. Me educaron en esa mierda, pero me he ido corrigiendo. Como con el racismo. Probablemente, venga de serie, pero, oye, joder, uno tiene un elevado concepto de sí mismo al que aspira, y es un trabajo que hay que hacer. Si a mí un negro me da asco, a los 16 años, ahora entiendo que eso es una puta mierda y se llama racismo, entra en contradicción con mi ideología, y lo corrijo, exactamente igual que un obispo católico tendría que aguantar frente a determinados estímulos endocrinos y no hacer determinadas cosas. Yo, por ejemplo, dejé la Iglesia para poder masturbarme sin pecar.
¿A qué edad?
Yo creo que desde el útero. No, recuerdo la primera vez. Fue en grupo, en el pueblo de mi abuelo. Una noche, fuimos con mis primos y otros críos a ver una cueva de no sé qué y alguien empezó y yo, que nunca me había hecho una paja, no sabía qué cojones hacer. De hecho, no hice gran cosa, me limité a fingir lo que hacía todo el mundo, pero luego le cogí afición. Y ahora es una cosa que recomiendo a todo el mundo, sobre todo a estas edades: la masturbación es una práctica cojonuda para la próstata.
¿Habla de eso con sus amigos? Las mujeres hablamos de menopausia.
A ver, es que somos dos planetas. Ahí sí que tengo discusiones con mis amigas. Somos planetas diferentes y hay una intersección del 40%. Yo no concibo una reunión de cinco tíos para hablar de eso, a los cinco minutos uno diría: “Oye, os vais a ir a tomar por culo ya con la próstata”.
Dígame entonces tres temas recurrentes que abordan en sus cumbres.
Tres no sabría decirte, pero de los presocráticos, sobre todo. Además, lo hacemos en sánscrito, con lo cual se dificultan mucho las frases y nos tiramos horas.
Dicen que las mujeres vivimos más porque hablamos más
¿Más que yo? Venga ya.
MEDIO SIGLO DANDO LA NOTA
José Migual Monzón (Madrid, 70 años) iba para médico. Estudió la carrera y ejercició brevemente hasta que su "falta absoluta de ambición y su vocación de "ocioso extremo" le llevaron por otros caminos. Él mismo cuenta como uno de los mayores logros de su vida cuando, junto a El Reverendo, consiguió estar lo suficientemente bien pagado como músico como para "hacer solo un bolo al mes" y dedicar el resto del tiempo a "enredar". Su presencia en programas tan populares y disruptivos como 'Caiga quien caiga' y, desde hace 20 años, 'El intermedio', lo ha convertido en uno de los personajes más queridos, y odiados, de la televisión en España, por su querencia a los charcos y al compromiso político. A él solo le calla "el sueño", presume.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma



































































