La nueva ‘Esa diva’: Melody rebaja la “caspa España” y la cosa mejora
La versión remozada de la canción que representará a España en Eurovisión suena ahora menos trasnochada que entonces

Todos nos dimos cuenta de lo trasnochada que sonaba Esa diva, la canción que ganó Benidorm Fest, cuando la entusiasta Melody se puso a cantarla a todo el que se la pidió (y fueron muchos) en la alfombra roja de los Goya. Fue un gesto simpático de la sevillana, y no vinieron a cuento tantas protestas por parte de actores e influencers, que torcieron el gesto cuando sus interesantes palabras se vieron apagadas con eso de “una diva es valiente, poderosa” en el vozarrón de Melody. Pero fue justo en ese contexto, tan alejado del abigarrado escenario de Benidorm Fest, cuando confirmamos que llevábamos a Eurovisión una canción desfasada con una artista empeñada en subrayar ese apolillamiento. Como todos en el equipo de Melody pensaron lo mismo, se pusieron manos a la obra para corregir aquello.
La respuesta ya está aquí y hay que decir desde ya que se ha mejorado. De una Pastora Soler (todos nuestros respetos) de primeros 2000 se ha pasado a una, más o menos, Mónica Naranjo con gotitas aquí y allá de otras artistas comerciales. La producción se ha matizado, suena más elegante; se han quitado tropezones y chundachundas y se ha apostado por una pieza de dance que no da vergüenza escuchar, algo que pasaba en varias fases con la versión primigenia. Melody ha tenido que dejar su estilo vocal desbocado y ahora se intuye que hay alguien al volante. Se mantienen pinceladas de esa “marca España” que tanto le gusta reivindicar a Melody y que confunde muchas veces con “caspa España”. Bueno, suenan algunas castañuelitas y guitarras españolas, pero son solo para pespuntear, un recuerdo de que estamos ante la representante del país donde nació el flamenco. Porque hablamos de Eurovisión, tampoco hay que apabullar con la versión más tosca de nuestro folclore.
Se aprecia la mano de Rick Parkhouse y George Tizzard, un dúo británico que trabaja bien la comercialidad, como lo demuestran sus trabajos con Camilla Cabello, David Guetta o con los triunfadores de Eurovisión Måneskin. Ellos son los encargados de transformar Esa diva en una canción decente para bailar en una pista de baile incluso sin haber bebido un par de copas. Toman el mando desde el principio con esa capa orquestal que ayuda a entrar de una forma suave y no como el arranque epiléptico de la que ganó Benidorm Fest. Suma también a que entre mejor esta remozada versión ver el vídeo que, sin ser el colmo de la modernidad, sí ofrece una imagen matizada y menos rancia de aquella peineta gigante y la cola de volantes bajando de un columpio que nos apabulló en Benidorm Fest. Ahí está ahora el reto: después de mejorar la canción falta seguir la misma línea en la puesta en escena, que como todo el mundo sabe cuenta mucho en Eurovisión.
Lo otro lo va a hacer el tiempo. Faltan dos meses para Eurovisión (el 17 mayo en Basilea, Suiza), tiempo para que esta nueva Esa diva rebote en nuestro cerebro hasta parecernos algo mejor de lo que realmente es.
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