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COLUMNA
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La televisión convencional: hijos del pasado

Proliferan los programas convertidos en una sucesión de famosos que conocimos

Sonsoles Ónega
La periodista y presentadora Sonsoles Ónega, en la sede de Atresmedia, en septiembre de 2023.Santi Burgos
Ángeles Caballero

Una tarde cualquiera en un bar cualquiera. Hay un cuenco de patatas fritas sobre la mesa y la televisión está puesta de fondo en silencio. Aparece en el plató de Y ahora Sonsoles (Antena 3) Javier Herrero, conocido como el rubio de Los Pecos. No sé lo que dice, pero compruebo que sigue estando vivo. Porque la televisión de las cadenas convencionales se ha convertido en una sucesión de fes de vida, de nostalgias pasadas por chapa y pintura, de famosos que conocimos, a los que quisimos parecernos. De hijos que podrían ser los nuestros, que podríamos ser nosotros.

Este país sigue vibrando y reviviendo la historia de Ángel Cristo y Bárbara Rey, ahora a través de sus descendientes; María Jiménez y Pepe Sancho en la boca de su hijo. La muerte de Carmina, La divina, Ordóñez, hace ahora 20 años, gracias a Francisco, Cayetano y Julián. El ostracismo no sabemos si elegido de Isabel Pantoja a través de Kiko e Isa Pi. Y sigue empeñado en seguir ese camino. TVE estrena esta semana Bake off: famosos al horno y entre sus concursantes están la hija biológica de Rocío Jurado, la menor de Miguel Boyer, el tercero de Julio Iglesias, la menor de María Teresa Campos. Y nos importa un rebledo, que diría Ortega Smith, si les sube el bizcocho, porque se trata de recordar a los que les precedieron, cuando ni ellos ni nosotros teníamos arrugas.

España lleva tiempo sin fabricar nuevos famosos, no porque no haya cantera, sino porque seguimos alimentándonos del pasado, cuando pensábamos en el futuro con alegría. Porque viviríamos mejor que nuestros padres y lo bueno estaba a punto de llegar. Ahora el porvenir suena a sueldos miserables, viviendas imposibles y cambio climático. Nos queda el sofá y la pantalla como anestésicos. Y los directivos de televisión lo saben.

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