_
_
_
_
Series
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Mrs. Davis’ y el creador desatado

El guionista Damon Lindelof salió escaldado de ‘Perdidos’ y desde entonces ha desarrollado interesantes series, cada vez más locas

Betty Gilpin, en la serie 'Mrs. Davis'.

Damon Lindelof está desatado. Quizás después del fiasco que terminó siendo Perdidos (2005-2010) decidió que nunca caería en los mismos errores: enorme expectación, unos guiones que al final parecían pollos sin cabeza, tremenda presión y frustrar tanto las expectativas de una base de fans masiva que durante años te piden explicaciones. Pero esto es pura especulación. O quizás no tanto. Olvidemos su trabajo en el cine. Desde el ambiguo final de Perdidos, la carrera del guionista y director estadounidense en televisión cumple unos estándares comunes: ninguna serie pasa de las tres temporadas y en todas parece pensar el final antes de desarrollar la idea. Y todas, The Leftovers (2014-2017), Watchmen (2019) y Mrs. Davis, se mueven en un universo que más que realismo fantástico es fantasía realista.

La sublime The Leftovers era el reflejo de Perdidos: una trataba de los que desaparecen, la otra de los que se quedan esperando la vuelta de los desaparecidos. En Watchmen se atrevió a zarandear la mitología de uno de los cómics más venerados de los últimos 30 años. Trasladó la acción a Oklahoma, aparentemente para poder empezar recreando con toda crudeza uno de los episodios más oscuros y escondidos de la historia de EE UU en el siglo XX: la Matanza de Tulsa. En dos días de 1921, entre 36 y 300 ciudadanos negros (todavía se discuten las cifras) fueron asesinados durante dos días y su barrio borrado del mapa. Poco después de ese baño de realidad hacía que llovieran chipirones, literalmente.

El personaje de Justicia Enmascarada, en la serie 'Watchmen', de HBO.
El personaje de Justicia Enmascarada, en la serie 'Watchmen', de HBO.HBO

Mrs. Davis, una sola temporada de ocho capítulos en HBO Max, ya roza el delirio más absoluto. Y lo hace con tanta gracia y tan pocos complejos, que una vez que te das cuenta de que todo es posible resulta difícil dejar de verla. El argumento es tan raro como fácil de explicar. En un futuro cercano, una monja, Simone (Betty Gilpin), pretende acabar con una inteligencia artificial que domina el mundo. Esa inteligencia artificial, Mrs. Davis, parece ser pura bondad. A través de una app hace la vida de todo el mundo más fácil y ha acabado con el hambre y las guerras. Pero su omnipresencia ha despojado a los humanos de toda capacidad de decisión, los ha convertido en monigotes. Algunos, los menos, se resisten a su influjo. Pero el motivo de Simone es más personal: la culpa de la muerte de su padre.

Intentar narrar las aventuras de la monja para lograr su objetivo es imposible. Demenciales excursiones en Escocia, en Roma o España. Sociedades secretas, el Santo Grial, muchas muertes sangrientas, ballenas asesinas, científicos locos y hasta gatitos.

Pero, lo interesante de Lindelof, en esta ocasión trabajando a medias con Tara Hernández (The Big Bang Theory, El joven Sheldon), es que aprovecha para dejar entre tanto desfase cargas de profundidad. Que casi siempre giran sobre una misma cosa: el amor y su naturaleza. Las cosas que hacemos por amor, por qué amamos a quien lo hacemos. El amor de pareja o las complicadas relaciones entre padres e hijos. Todo está en Mrs. Davis. Y en este caso, además, la fe como una forma de amor. Aunque sea con tono de comedia, pocas veces ha resultado tan comprensible algo tan difícil de explicar como el amor de una monja por Jesucristo. Y las debilidades del hijo de Dios, que, no lo olvidemos, era humano. Aquí es un tipo muy simpático, al que su esposa, la monja Simone, llama J, y que tiene un restaurante en el que cocina unos falafels riquísimos. Suena delirante, ya. Ese es su encanto.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_