Trabajadores y colectivos sociales se manifiestan contra el “secuestro” de la radiotelevisión gallega por parte de la Xunta
El director que nombró Feijóo hace 13 años continúa pese a que la ley de medios públicos que aprobó el PP en 2011 dicta que el puesto debe ser designado por mayoría cualificada en el Parlamento
“Venid, subíos a las escaleras para que se os vea en las cámaras, que ya sabéis que lo que no sale en la tele es como si no fuese”, animaba la actriz Patricia Vázquez a los asistentes a medida que la cola de la manifestación iba llegando a la Praza de Praterías, el secular escenario, junto a la catedral de Santiago, en el que estaba a punto de leerse el “manifiesto en defensa de la CRTVG (Corporación de Radio Televisión de Galicia)”. Eso precisamente, entre otras cuestiones como las represalias a trabajadores y la precariedad, era la causa de la protesta convocada por el Comité Intercentros y otros 40 colectivos sociales, culturales, sindicales y políticos para este domingo en Compostela: lo que no sale en la tele, no existe, así que es fácil silenciar lo que no interesa o no conviene.
Esta marcha multitudinaria de personal del ente público (que no es la primera) ha llegado después de 233 “viernes negros”, el nombre con el que las plantillas de la radio y la televisión autonómicas gallegas bautizaron en 2018 las movilizaciones de puertas adentro. Con ellas expresan su malestar por las presiones y la manipulación informativa sufrida en la casa por parte del Gobierno de Galicia, en manos del PP desde 2009. En palabras del comité, la lucha es contra el “secuestro” de los medios públicos por parte de la Xunta. Y contra una dirección “al servicio del PP”, que “antepone los intereses del partido a los valores de carácter ético-político en los que debe fundamentarse el servicio público, relacionados con las necesidades democráticas, sociales y culturales” del pueblo.
Fue Alberto Núñez Feijóo, tal y como han recordado este domingo en el manifiesto que leyeron los periodistas Ana Romaní y Manuel Pampín, quien “hace 13 años designó a dedo al director general”, Alfonso Sánchez Izquierdo, que se perpetúa. Y también fue el Gobierno de Feijóo, dos años más tarde, el que impulsó la ley de medios públicos que dictaba que este cargo debía ser designado por mayoría cualificada [dos tercios, que el PP no alcanza por ocho escaños] en el Parlamento de Galicia; aunque una enmienda del mismo grupo, en 2015, allanaba el camino de la permanencia de Sánchez Izquierdo. Pero al final de la manifestación, apoyada por las dos formaciones de la oposición con representación en la Cámara (BNG y PSdeG), Pampín, veterano presentador de informativos, quiso lanzar un aviso general: “Soy periodista de la Radio Televisión de Galicia desde hace 37 años... La CRTVG no puede ser un intercambio de cromos entre partidos políticos. Gobierne quien gobierne, debe ser un ejemplo de honestidad, pluralidad y veracidad”.
La CRTVG acumula en los últimos años un reguero de sentencias por vulnerar derechos fundamentales y laborales de su plantilla. Esta manifestación llega después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmase este verano un fallo a favor del periodista Carlos Jiménez, expedientado y sancionado por su apoyo a los venres negros y su participación en actos reivindicativos del movimiento Defende a Galega. La semana pasada, el comité de empresa denunciaba en un comunicado que varias centrales sindicales habían recibido “apercibimientos” de la dirección de recursos humanos en los que identificaba a determinados trabajadores por pegar carteles de la manifestación en la sede central de la corporación en San Marcos (Santiago). Con tal ambiente de los días previos, este mediodía los presentadores del acto (Romaní, Pampín y los actores Patricia Vázquez y Federico Pérez) han dado las gracias a los asistentes por atreverse a acudir a la protesta “sin tener miedo a las represalias”.
La marcha recorrió el centro de la capital gallega mientras las gargantas coreaban lemas dirigidos al nuevo presidente de la Xunta: “Rueda, atiende, la tele no se vende”, “la tele gallega no es de Alfonso Rueda” o “Rueda pinchada, así no se hace nada”. Y las pancartas clamaban contra la “manipulación” informativa o la “indefensión” de la plantilla: “Por una CRTVG al servicio del pueblo, rescatemos la Galega”, “Contenidos machistas, fuera de nuestras vistas”. El manifiesto leído luego en el corazón de Compostela hacía hincapié en la necesidad urgente de que se cree un consejo de informativos, previsto por la ley de 2011, como órgano interno de participación de los profesionales para velar por la “independencia, neutralidad, pluralismo, veracidad y objetividad de los contenidos”.
“Consideramos que la sociedad gallega debe salir al rescate de nuestro servicio público de comunicación audiovisual y expresamos nuestra firme voluntad de defender la existencia de una radiotelevisión pública”, pronunciaban desde el escenario, ante los manifestantes y los peregrinos curiosos, los presentadores Romaní y Pampín. La CRTVG debe ser un servicio público, explicaban a continuación, que “erradique la manipulación y la cancelación de contenidos y profesionales”; que “recupere la cobertura territorial y las desconexiones locales”; que “defienda la identidad de Galicia, su lengua y su cultura”; y que “recobre la perspectiva de la realidad social, laboral, económica y cultural”, sin que se pueda excluir a “ningún grupo social y con el máximo respeto al pluralismo y la participación democrática de toda la sociedad gallega”.
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