‘La extraordinaria playlist de Zoey’ afronta la pérdida con música pop
El colorista drama teñido de comedia musical enseña que, quien aprende a perder, tiene mucho ganado en la vida
Bajo la apariencia de una comedia con toque musical y con el clásico triángulo amoroso, La extraordinaria playlist de Zoey esconde un drama capaz de convertir la sonrisa del espectador en lágrimas desconsoladas en cuestión de un minuto. La serie, cuyas dos temporadas están disponibles en HBO España y que emite en Estados Unidos la cadena en abierto NBC (tiene pendiente su renovación, con la que podría saltar a la plataforma Peacock), puede suscribirse a esa categoría de historias que ofrecen al espectador un lugar en el que refugiarse y donde sentirse acogido, siempre que dicho espectador esté dispuesto a pasar por una montaña rusa emocional con música pop de fondo.
Zoey es una ingeniera que, de repente, adquiere una curiosa habilidad: es capaz de escuchar los sentimientos más íntimos de quienes le rodean, que se los trasladan en forma de números musicales con versiones de populares temas musicales. Eso le permite conocer cuál de sus compañeros siente frustración en el trabajo a pesar de aparentar felicidad, los verdaderos sentimientos hacia ella de su mejor amigo, en qué punto se encuentra realmente la relación de su hermano con su esposa o puede ser una vía para comunicarse con su padre, a quien una enfermedad neurológica le ha dejado en un estado casi vegetativo. Toda esa información le da una ventaja sobre el resto, pero también una carga emocional y una responsabilidad mayor para intentar ayudar a quienes necesitan apoyo y no lo expresan.
La extraordinaria playlist de Zoey es una serie colorista, entretenida, con buenos números musicales (unos mejores que otros), con un punto extravagante que combina muy bien con la actitud irónica que aporta la actriz Jane Levy a su interpretación de la protagonista. Pero, por encima de todo, es un gran drama sobre cómo sobrellevar la pérdida, o cómo aprender a vivir con ella. En su primera temporada, toda la trama familiar es la que mejor funciona en la serie. Todos en la familia son conscientes de que la enfermedad del padre no terminará bien y que se encuentra en la fase final. Quieren aprovechar al máximo el tiempo que les queda juntos, pero, a la vez, tienen que prepararse emocionalmente para lo inevitable, que siempre golpea aunque creas que estás preparado.
En la segunda temporada, la pérdida ya es una realidad y toca aprender a vivir con ello y afrontar nuevas pérdidas y nuevas dudas. Porque quien aprende a perder, tiene mucho ganado en la vida. Aunque la trama pierde potencia al centrarse más en la vertiente amorosa y algunos personajes secundarios habrían merecido más atención (por ejemplo, los problemas emocionales de la cuñada se presentan de una forma muy potente, pero se resuelven de forma tosca y eufemística refiriéndose a unas “píldoras de la felicidad”, como si las cosas se solucionaran por arte de magia). Aun así, ha logrado conservar, y se agradece mucho, ese espíritu optimista tan ausente hoy en día en una televisión que parece que necesita el sufrimiento de sus personajes y sus espectadores para hacerse respetar. La extraordinaria playlist de Zoey te invita a encontrarte con tus emociones no para sufrir, sino para crecer y, sobre todo, para entretenerte. Y con eso es más que suficiente.
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