‘HIT’: Adolescentes más allá del sexo

Durante años, las series juveniles, con sus historias de instituto, relaciones entre amigos, primeros amores y tiras y aflojas con los profesores, fueron una constante en la televisión española. Enganchaban a miles de jóvenes y eran tema de conversación en los descansos de clase. De repente, desaparecieron de la televisión en abierto. El boom de las plataformas y el enganche que proporcionan los realities se llevaron a los jóvenes a otros lados. Pero las series de instituto han regresado. Merlí, Élite o la vuelta de Física o Química dirigen la mirada a ese mundo. También lo hace, aunque desde otro punto de vista, HIT, la serie que La 1 estrenará este otoño y que ayer tuvo su puesta de largo en el Festival de Málaga.

Esta producción de Ganga para TVE quiere distanciarse de otras ficciones de instituto recientes. “Son series muy complacientes con los jóvenes. Salen cuerpos bonitos, amores, sexo… Pero no se habla del problema educativo en sí”, dice Joaquín Oristrell, creador de HIT y su director junto a Álvaro Fernández Armero y Elena Trapé. El proyecto llevaba tiempo rondando su cabeza y hace cinco años lo presentó a varias televisiones, incluida la propia TVE, sin éxito. “Tengo dos hijos que de adolescentes dieron bastante guerra. Y sentía esa incapacidad de poder afrontar la situación, el choque de generaciones, ver que por mucho que crees que haces no haces lo que debes hacer…”, explica por teléfono mientras apura los preparativos de la 21ª temporada de Cuéntame, cuyo rodaje arranca este lunes.

Cuando intentaba vender este proyecto a las cadenas, apareció Merlí en TV3. La historia de ese profesor de Filosofía que se convierte en casi un mentor para sus alumnos, aprovechando los filósofos para dar lecciones de vida, se ha mencionado de forma reiterada al hablar de HIT. “Surgieron en paralelo, pero son muy distintas. Es como comparar Espartaco y Ben Hur, las dos son de romanos pero no tienen nada que ver. Merlí trabaja con un grupo de chavales más de clase media, y aquí son inmigrantes, con problemas más gordos, de un barrio más especial…”. El título hace referencia a las iniciales de Hugo Ibarra Toledo, el profesor que interpreta Daniel Grao, que llega al conflictivo colegio Anne Frank para, a través de su peculiar método educativo, más centrado en la inteligencia emocional que en la curricular, tratar de encontrar solución a sus graves problemas de convivencia.

La serie, con 10 capítulos de 60 minutos, no solo quiere diferenciarse del resto de historias de instituto en su contenido al abordar de forma directa temas como el porno, las drogas, las adicciones, la soledad en tiempos de redes sociales o el sexo. También por su estética, rodando en algunos momentos con cámaras de fotos y con varias cámaras a la vez, de forma que los actores trabajaban sin saber desde dónde se les estaba enfocando y lograr así un aspecto lo más realista posible, “casi pseudodocumental”, describe Oristrell.

A pesar de ese tono crudo, bronco y explícito que describe su creador, finalmente fue TVE, un canal con una audiencia cada vez más envejecida, el que dio luz verde a la serie. “Esa es la gracia, porque de entrada parece más un proyecto de plataforma que de televisión pública. Pero han apostado mucho por ello”. Incluso desde la pública se les animaba a que los guiones “no fueran ñoños, que fuéramos directos”, dice Oristrell. Tal es el respaldo de TVE que ha decidido acompañarla en la parrilla con un programa posterior, ¿Quién educa a quién?, presentado por Mamen Asencio y en el que expertos, profesores, padres y alumnos analizarán temas relacionados con la educación al hilo de lo narrado en la serie.

La intención del equipo de guionistas, compuesto por Yolanda García Serrano, Jacobo Delgado y Pablo Bartolomé, además de Oristrell, es reflexionar sobre el actual sistema educativo español y sus deficiencias. “Creo que tenemos una educación que pertenece más al siglo XIX que al XXI, una educación de la Revolución Industrial, que lo que hace es crear obreros, trabajadores, gente que rinda, muy centrada en lo curricular, la memoria, y la construcción de la persona queda fuera. En Primaria sí se trabaja bien con los niños, pero cuando entramos en la ESO y coincide con la adolescencia y la explosión hormonal, la educación no responde a lo que en ese momento se necesita”, reflexiona.

¿Logrará HIT sentar ante el televisor a padres e hijos? La pregunta es más pertinente que nunca en tiempos en los que las series españolas en prime time, salvo contadas excepciones, viven dificultades para reunir al gran público en su emisión en directo. “Es muy difícil enganchar a las masas a no ser que conviertas lo que ofreces en un evento, algo que se necesite ver hoy para que no te lo cuenten mañana. Eso va a ser muy difícil. Ahora la televisión se ve de otro modo, aunque la cuantifiquemos como hace tres años, y eso es un error. Yo intento sufrir lo menos posible por los shares, porque es dificilísimo”, dice este veterano del mundo audiovisual. “Creo que HIT provocará cierta polémica, va a dar que hablar. También creo que no va a gustar a todo el mundo, igual hace que cierta gente sienta malestar”, aventura.