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Columna
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‘Un juego de caballeros’: el origen del fútbol

La nueva serie del creador de 'Downton Abbey’ refleja el triunfo de la clase obrera frente a la alta burguesía

El equipo de fútbol de Darwen en 'The English Game'. En vídeo, tráiler de la serie. Vídeo: OLIVER UPTON | NETFLIX
Ángel S. Harguindey

Está claro que Julian Fellowes domina las series de la Gran Bretaña de finales del XIX y principios del XX. El ambiente, los decorados, el vestuario..., nada se le escapa. Ya lo había demostrado en Downton Abbey y ahora vuelve a hacerlo con The English Game (Un juego de caballeros), una miniserie de seis episodios que exhibe Netflix y en la que con motivo de narrar los orígenes del fútbol también se deja constancia de las enormes diferencias de clase en la sociedad victoriana.

Fergus Suter, un proletario escocés, se convierte por su habilidad con el balón y su concepto del juego en el primer profesional del fútbol, una profesionalidad que no supera el salario de un obrero del textil del industrial y paupérrimo norte de Inglaterra. Su gran rival es Arthur Kinnaird, un aristócrata inglés educado en Eton y el Trinity College de Cambridge, que dedica su vida a la banca familiar y al balompié. Dos mundos basados en personajes reales y una pasión común.

Pero si la trama central es el fútbol, un deporte que en sus inicios se asemejaba al rugby por su dureza y, también, por la ingenuidad de unos sentimientos y situaciones vistas desde la actualidad, Fellowes no desdeña historias secundarias que muestran, salvo excepciones, la hipocresía de la clase alta, su comportamiento mezquino con los sin camisa, incluso con toques dickensianos, en ese árido viaje del Darwen, primero, y el Blackburn después, frente al Old Etonians, en busca de la anhelada FA Cup. Dicho de otra manera: el triunfo de la clase obrera frente a la alta burguesía. Una serie entretenida que tiene un final sorprendente por infrecuente: la buena gente será recompensada. De Dickens a Frank Capra.

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