7 fotosEmigrantes otra vezEmigrantes otra vez 08 dic 2011 - 16:59CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLuis Miguel Milreis, encofrador de origen portugués, de 37 años. Trabaja desde el verano en Suiza. Llevaba dos años en paro. Milreis siempre ha estado en tránsito: a los 18 años llegó a Extremadura porque "en Portugal no había trabajo para los jóvenes". Empezó en la construcción, lo primero que encontró, y ha trabajado en obras por toda la geografía española. "Sé lo que es estar fuera de casa, pero esto es diferente", se lamenta. Su último trabajo lo llevó a Vitoria. "Me pagaban 1.600 euros, pero después de comidas, gasolina y alojamiento me quedaban 800". Su mujer, auxiliar de enfermería, también estaba en el paro, así que en julio se marchó a Suiza. "Es muy duro estar tan lejos de la familia, es lo que más duele. Y luego está la lengua, es imposible comunicarse". Antes "tomaba por locos a los que me advertían y me decían que se iban a acabar las vacas gordas". Ahora está convencido de que "el presente va a ser mejor que el futuro". Dice que a sus dos hijos, Sergio y Milena, de 16 y 10 años, solo les pide que "estudien para que no tengan que encontrarse en esta situación".JAMES RAJOTTEMariola Ferri, de 26 años, partirá a Inglaterra en cuanto pasen las Navidades. Allí trabajará en hostelería. Su gran apuesta para 2012 es el inglés."De todas las ofertas me descartan por no dominarlo". Espera que la cosa mejore para poder volver pronto a Valencia. Mariola se debatió entre estudiar administración y dirección de empresas o magisterio, pero se decidió por la primera "porque, claramente, tenía más salidas laborales". Desde que terminó en 2009 ha encadenado prácticas en banca y marketing con trabajos "más bien precarios" de camarera y recepcionista. "Estás ahí, de pie, con tu uniforme, y piensas: ¿para qué me ha servido? Es justo lo último que te imaginabas. En cuarto de carrera pensaba en comprarme un coche, porque lo lógico era encontrar un trabajo después de las prácticas. Aún no me lo acabo de creer". Su intención es pasar, como máximo, un año en el Reino Unido. "No me gustaría estar mucho tiempo fuera, pero tampoco volveré a cualquier precio. Lo haré si la cosa mejora y hay oportunidades laborales".JAMES RAJOTTEEn primavera, David Ríos, de 29 años, se incorporará a su nuevo puesto de trabajo en Noruega. No se va por elección propia. Dice que "ha enviado más de 1.000 currículos a empresas españolas". Sin suerte. Cada día dedica cuatro horas a aprender noruego. Este enfermero y técnico de rayos se declara "decepcionado e insatisfecho" con la sociedad que le ha tocado. "Estudias y trabajas duro, y eso no se premia". Tras un año en el extranjero, con el inglés aprendido y nociones de sueco, pensaba que encontrar trabajo no sería complicado. El último fue de dependiente en una tienda. A sus padres, dice, no les entusiasma este viaje sin billete de vuelta. "Insisten en que haga una oposición. Ellos saben lo que es ser inmigrante, vivieron en Francia y mi padre siempre me dice que en el extranjero eres ciudadano de segunda. Y yo respondo que aquí tampoco me siento ciudadano de primera". Por si acaso, este leonés sigue atento a todas las ofertas en España. "Reniego de eso de 'como aquí, en ningún sitio', pero voy a echar de menos tantas cosas...".JAMES RAJOTTEJulián Baena, arquitecto colombiano de 33 años, llegó a España en 2008 después de descartar Dubai. "Y a los tres meses ya estaba aquí la crisis". Aterrizó en la urbe china a comienzos de noviembre. En diez días encontró trabajo en un buen estudio de arquitectura. Está apurando sus últimos días en Madrid. "Vendiendo enseres, la moto, arreglando papeleos, despidiéndome de amigos". Todo se precipitó antes del verano. El estudio en el que trabajaba parecía sortear la crisis. "Tenía un piso, una moto, vivía bien y había trabajo". Hasta que, para su sorpresa, lo despidieron en junio. "Primero busqué trabajo aquí". Tuvo ofertas mileuristas. Así que decidió probar suerte en Shanghái, donde había pasado largas temporadas por la Expo. "En diez días hice ocho entrevistas". Es consciente de los pros y los contras de su aventura china. "Voy a perder calidad de vida, pero lo contrarrestaré con dinero". Se ha puesto un límite de dos años en el país asiático. ¿Y el próximo destino? "No lo sé, Río de Janeiro quizá. Aunque volvería a Madrid, sin dudarlo".JAMES RAJOTTEAlberto Jiménez, zaragozano residente en Elche, se quedó en paro hace dos años. "Mi primer pensamiento fue desaparecer del mundo de la construcción". Es alicatador con un par de décadas de experiencia. "Me doy hasta junio. Si no encuentro nada, me iré a donde sea". Su otra faceta es emprendedor: en el pasado puso en marcha un par de proyectos empresariales y ahora está inmerso en el tercero, que espera sea su tabla de salvación. "Ideas no me faltan, pero sí financiación". Por eso le ha puesto un plazo a ese "empeño". "Hasta junio. Si no consigo levantarlo, aceptaré la primera oferta que me hagan para irme al extranjero". No será la primera: le ofrecieron irse a Camerún, pero su entorno se lo desaconsejó. "Me contaron experiencias complicadas". Si su plan A no sale, el B puede llevarlo a Panamá, Argelia o Brasil, donde trabajan algunos compañeros suyos. "Me cuentan que es duro, pero...". Dice que su presente nunca se lo hubiera imaginado -"siempre me he buscado bien la vida"-, pero su futuro lo ve claro. "En cinco años me veo trabajando para mí".JAMES RAJOTTEErika Börjesson, de 29 años, de madre catalana y padre sueco, vive desde el 1 de noviembre en São Paulo. Quería cambiar de sector: abandonar la publicidad e introducirse en la gestión cultural. "Aquí ese giro suponía empezar desde cero. En Brasil, ¿quién sabe?". "Un día me llegó un briefingde un cliente y pensé: 'a ver, ¿cuál va a ser mi aportación al mundo? ¿Vender cerveza?". Llevaba ya tres años trabajando en una agencia de publicidad y decidió que era hora de cambiar. Primero se matriculó en un máster de gestión cultural. Luego compró un billete con destino a São Paulo. ¿Su objetivo? "Aprender y coger ideas. Brasil está en auge y quería probar. Sin un plan cerrado ni calendarios". No se pone fecha de regreso, pero sabe que volverá. Incluso qué le gustaría hacer. "Siempre he querido montar algo propio, un espacio sociocultural en Barcelona" (ciudad en la que ha vivido desde los siete años). A pesar de su optimismo, es realista. "Creo que lo vamos a tener más difícil que nuestros padres, pero yo confío en mí. Creo que, si le pongo ganas, todo va a salir bien".JAMES RAJOTTEAna Álvarez Simón, de 31 años, profesora de español en Barcelona, pondrá rumbo a Seúl en enero. Allí le esperan su pareja, Oriol, y una buena oportunidad. "Es mi trabajo ideal. Las condiciones, si las comparo con las de aquí, son de ciencia ficción". Tuvo que consultar en el mapa la ubicación de Corea del Sur. Literalmente. Ana es profesora de español "por vocación", subraya, aunque su sentido práctico la empujó a presentarse a las pruebas para trabajar en una caja de ahorros. Las superó. "Me las planteé como un reto, porque estaba rebotada. Tuve trabajos con unas condiciones pésimas". Llegó a cobrar cinco euros la hora por sus clases y veía cómo gente sin formación le "pasaba por delante" una y otra vez. "Al principio sentía rabia, luego la asimilé y se transformó en frustración". Pero eso ya es historia; ahora está entusiasmada con su "exilio asiático". Su pareja trabaja desde el pasado verano en la Universidad de Seúl, y ella lo hará a principios de año. "Por fin voy a tener un trabajo en el que me sienta valorada".JAMES RAJOTTE