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De pequeño, Miguel solía jugar a los indios en un descampado que había cerca de la casa de sus padres en el barrio del Zaidín de Granada. Tenía, como en la imagen, 12 o 13 años cuando, sin querer, la flecha de Miguel golpeó a un niño. Era hijo de un Policía Nacional. "Nunca se lo perdonó", dice su hermana Encarnita, que cree que el suceso marcó la vida de su hermano.
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Sed de familia

Sed de familia

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