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<i>"En el futuro va a haber que comerse unos cuantos marrones"</i>Estudia diseño gráfico, aunque ve complicado poder ejercer. No tiene paga y se saca unos 300 euros al mes haciendo de relaciones públicas en una discoteca. Parte va a ayudar a pagar el alquiler del piso en el que vive con su madre, y el resto, para gastos, música, <i>skate</i> y moda. Toca el <i>sinte</i> en Party Animal, "un grupo de<i> indie</i> mezclado con electrónica". Y cuando puede, se da el capricho de ir a patinar a Barcelona. "Allí es una pasada, lo malo son las multas". Su madre, separada, 20 años mayor, "es como una colega" y tiene una tienda de monopatines. Le regaló el primero con 7 años. No tiene novia, ni le obsesiona: "Ahora me da un poco de pereza". Vota en blanco y, aunque cree que en el futuro "tocará comerse unos cuantos marrones", de momento actúa "un poco al margen". Le preocupa el calentamiento global, y en casa le obligan a reciclar. Cree que su generación "está jodida": "Entre que no hay trabajo, que la mayoría ni estudia... Cuando reparto currículos me encuentro como mucho con cuatro personas, así que no sé si pasan, pero en apariencia...".
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Mi vida en una mochila

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