20 fotosCómo alcanzar Europa desde NígerCómo alcanzar Europa desde Níger 28 feb 2010 - 14:36CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceOtros viven en el vertedero de Niamey retirando basura que se pueda reciclar. En la fotografía, Amarou, de 16 años, de Malí. Confiesa que tiene una idea fija en la cabeza: intentar el asalto a Europa sea como sea.ALFREDO BINIAsí, en camiones, van llegando a Niamey, la capital de Níger, miles de hombres africanos. Y acumulándose en sus calles, malviviendo con cualquier trabajo, hasta que les salga una oportunidad de intentar la difícil travesía del desierto con la vista clavada en Italia, en Europa. Este camión hace la ruta de Nigeria a Níger.ALFREDO BINIEstos emigrantes se abastecen en los mercados de Niamey de provisiones para el viaje hacia Agadez. La mayoría de ellos proceden del sur de Nigeria, región muy castigada en los últimos años: también de Malí, Burkina Faso...ALFREDO BINIMuchos no consiguen embarcar hacia Italia. Pero se resisten a regresar a sus países, para no admitir la derrota. Mohamed Alí, de 33 años, cuenta que se pasó 20 meses en Libia esperando el salto a Europa. Volverá a intentarlo.ALFREDO BINIComienza el viaje. Un camión sobrecargado sale de Niamey hacia Agadez, una conflictiva ciudad en el centro de Níger, puerta de entrada al desierto. A ella llegan cada día unos 300 inmigrantes en travesía hacia el Primer Mundo.ALFREDO BINIAsí viajan, decenas de hombres apelotonados. En condiciones durísimas, por el sol, el calor, la sed. Además, estos convoyes son a menudo asaltados por bandidos y guerrilleros, que les roban e incluso matan.ALFREDO BINIM. K. es especialista en estos movimientos por el desierto del Teneré. Explica cómo las autoridades de Dirkou, en cuanto tienen noticia de que un camión abandona Agadez hacia el oasis, envían un convoy de repatriación.ALFREDO BINIResulta tragicómico. Para que no se acumule demasiada gente en Dirkou, las propias autoridades de esta ciudad llaman a otros camiones que, procedentes de Libia, cargan con los pasajeros como si de ganado se tratara.ALFREDO BINIEn un solo mes del año pasado se llegaron a juntar en Dirkou 8.000 inmigrantes de paso. Hay que darles salida. El trasiego de camiones patera es constante. Por el camino, hombres y mujeres van perdiendo sus cosas...ALFREDO BINIA 400 kilómetros de Agadez, cuando ya llevan dos o tres días de viaje, se imponen otra parada. En los muros quedan escritos sueños y esperanzas de quienes pasan por allí. En este alto en el camino se mezclan los nuevos inmigrantes, los nómadas de toda la vida y autoridades de la región, como los dos hombres aquí retratados.ALFREDO BINIEn medio de la nada de arena, a 80 kilómetros de Dirkou, en un área entre el pozo de Achegour y Kaouar, otra parada técnica de los conductores de los camiones para comprobar las coordenadas de la ruta mediante el GPSALFREDO BINIA pesar de que estos hombres están acostumbrados a soportar todo tipo de calamidades, la energía se va agotando. Todas las precauciones son pocas para evitar a los ladrones, pero a veces es vital un descanso.ALFREDO BINIEstamos en Dirkou. Un niño se ha hecho este juguete a imitación de los camiones que cruzan el desierto cargados de seres humanos. Al fondo, una de las muchas tiendas de Dirkou que venden comida envasada para el viaje.ALFREDO BINIYa en Dirkou, estos hombres africanos buscan agua hasta debajo de las piedras para seguir la ruta hacia Libia. Como Prospel y James, de Ghana, muchos obtienen agua en pozos ilegales; se arriesgan a tomarla contaminada.ALFREDO BINIThomas, de 20 años; Bright, de 21, y Kinsley, de 19 (de izquierda a derecha). Nigerianos. Han pagado 75.000 CFA (unos 115 euros) por el viaje a Libia. Llevan ya tres semanas esperando en Dirkou a que llegue el conductor.ALFREDO BININasser es un electricista de Chad, de 52 años, que se ha asentado en Dirkou. Su local ocupa el de una antigua agencia de viajes. Dice que está ya mayor para intentar una nueva vida en Europa, que él se queda aquí.ALFREDO BINIRadi, de 30 años, de Costa de Marfil, también recaló en Dirkou, y aquí se ha instalado. Conoció a O. K., el hombre sentado junto a ella, y le atiende su locutorio telefónico. Además, le sirve de distracción. O. K. tiene ya dos esposas.ALFREDO BINIOtro que se ha quedado: Tijani, de 35 años, de Malí. Sirve a su dueño (en la foto, de espalda). Le hace todo tipo de trabajos. Él no se queja. Dice que en su pueblo pasaba mucha hambre, que aquí al menos puede comer.ALFREDO BINICamera, de 33 años, de Guinea Conakry, fue asaltado cerca de la frontera con Libia. Le robaron todo. Ahora trabaja como guarda esclavo. Cree que en ocho meses habrá ahorrado lo suficiente como para recuperar su libertad.ALFREDO BININiamey se convierte en almacén de frustraciones. Miles de subsaharianos que intentaron llegar a Europa se quedan aquí esperando otra oportunidad. Como J. P., de Burkina Faso, que se gana la vida lavando coches en el Níger.ALFREDO BINI