12 fotosEl 'dios' al que se podía tocarEl dios al que se podía tocar 26 jul 2009 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLas abuelas bañan y cuidan a los bebés en el centro de planificación familiarGORKA LEJARCEGIEn Ammagondapalyam, el extremo más lejano de Anantapur, un pueblo sin carretera y hasta hace poco sin electricidad, Moncho Ferrer ha llevado luz y construido 70 casas para familias sin recursosGORKA LEJARCEGIVicente y Anna tuvieron tres hijos, Tara, Moncho (en braxos de su madre) y YamunaFundación Vicente FerrerReparto de comida en uno de los centros de la fundaciónLas mujeres llevan la voz cantante en los pueblos. Participan, debaten, se ocupan de las iniciativas comunesGORKA LEJARCEGIFerrer y sus colaboradores montaron los servicios propios de un Estado donde no existía el Estado. Las primeras clínicas llegaron en los setentaFundación Vicente FerrerLos intocables y las tribus de Anantapur cuentan con sanidad y centros de educación especial para ciegos, sordomudos o paralíticos cerecrales en varias zonas de la provinciaGORKA LEJARCEGILas comadronas se encargan de los programas de nutrición. Un huevo duro puede ser un acontecimientoGORKA LEJARCEGIUn huevo duro y una papilla de cereales, tres veces a la semana, son las únicas proteínas que ingieren miles de niños y viejos intocables de la zonaGORKA LEJARCEGILas comadronas también se proveen de medicinas para atacar las diarreas, las picaduras, las neumonías. Su trabajo es ingente y diarioGORKA LEJARCEGIEn 1969 comienza el proyecto de Ferrer en Anantapur, en el sureste de India. Vicente Ferrer era el visionario. Su esposa, Anna, aporta el sentido prácticoFundación Vicente FerrerLo primero fue sacar agua de los pozos y ganarse la confianza de los descastados. Había trabajado antes en Muumbai, donde tuvo sus problemas con las autoridadesFundación Vicente Ferrer