8 fotosLa transición multiculturalLa transición multicultural 06 jul 2008 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLUCINDA PARKER, 15 años. Origen: Reino Unido. Destino: Ciudad Quesada (Alicante). A veces olvida que está en España. Vive en Ciudad Quesada, uno de los complejos urbanísticos del levante donde residen miles de jubilados, adultos y, cómo no, jóvenes ingleses, alemanes o nórdicos. Casi todo está en inglés, pero ella ha aprendido castellano y valenciano. Además ha hecho amigos. "Llevo cinco años aquí, ya me siento de aquí, pero lo tengo claro: cuando termine el instituto me regreso. Quiero estudiar periodismo, viajar, no sentir que pertenezco a un solo sitio".DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOJAZMÍN HARRATA, 24 años. Origen: Marruecos. Destino: Madrid. Antes de agobiarse por el paro decidió hacerse empresaria. "Con mi pareja [madrileño] montamos un taller de artesanía árabe, Darbuka. Aquí somos diez personas, y allá, treinta artesanos", explica. Ha hecho de madre de sus tres hermanos mientras su madre se buscaba la vida. "Se cree que la mujer árabe no puede valerse por sí misma cuando suele ser la cabeza de la familia", agrega. Sabe que tiene una parte marroquí y otra española. "Pero la personalidad la forman las circunstancias. Si hubiese crecido allí, sería una persona diferente".DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOCHONG JON CHAO YANG, 22 años. Origen: Taiwan. Destino: Velilla de San Antonio (Madrid). Su abuelo vino a España por el Mundial de Fútbol de 1982. Él quiere volver a China para ver los Juegos Olímpicos. "Sólo he ido dos veces a China y me sentí muy raro, como si fuera extranjero", comenta. Quizá por eso, a él y a sus amigos se les olvida que tiene rasgos asiáticos. Estudia Producción Audiovisual y da clases de español en el Comité para la Integración de los Inmigrantes Chinos de Madrid. De su futuro inmediato le preocupan dos opciones: oposición o restaurante chino. Su familia vive de la hostelería.DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOESTEBAN MELO, 25 años. Origen: Ecuador. Destino: Madrid. Ya no maneja la lista de amigos, sino bases de datos. Cree en Internet, la bolsa de valores y en los jóvenes. Dirige una asociación de universitarios y es secretario de comunicación de FENADE, la federación de ecuatorianos más importante de España. "Cuando llegas, el primer año es el más duro. Al segundo dices: ¿qué hago aquí? Y al tercero te quedas", comenta metódico. En su clase siempre se ponía de pie para saludar al profesor de turno. "Mis compañeros flipaban. Yo era el único extranjero", sonríe.DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOMICAELA COLECCHIA, 17 años. Origen: Argentina. Destino: Badajoz. Enseña a sus abuelos en Córdoba (Argentina) "a utilizar el Messenger y el Skype: nos vemos casi todos los días", cuenta desde su nuevo hogar: Badajoz, una de las provincias con menos extranjeros en España. "En el instituto soy la atracción con mi acento. Estoy aprendiendo muchas cosas, como el 'botellón".DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOMARITZA MORALES, 20 años. Origen: Colombia. Destino: Madrid. En las peleas del instituto es la que se pone en medio. Ha sido mediadora durante varios cursos en los que ha visto blandir bolis, destornilladores y hasta palos de hockey. "Cada uno tiene una versión de las cosas, hay que escucharla y encontrar una solución entre todos". Ahora el conflicto que resuelve es su futuro. "Me preocupa el paro y mis padres. Quieren regresar. Al comienzo yo pensaba igual, pero ahora no quiero irme.Tengo mi vida aquí", agrega.DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOAMED EAMAROUCHAN, 20 años. Origen: Marruecos. Destino: Cabanillas del Campo (Guadalajara). Después de entrenar taekwondo es posible que lea el Corán. "Pertenezco a dos culturas, a dos mundos. Para mí es una gran riqueza", dice. Vive en el pueblo con más nacionalidades de España, Cabanillas del Campo, en Guadalajara (hay más de 70). Allí ha sido campeón de taekwondo. Estudia electrónica y trabaja como conserje. Ha logrado que sus amigos cambien la música 'house' por la árabe. "En Marruecos están mis raíces, pero sólo iré como turista".DANIEL SÁNCHEZ-ALONSOXIAMING YAANG, 21 años. Origen: China. Destino: Barcelona. Puede hablar mandarín, castellano e incluso un poco de catalán, pero no puede con el lenguaje de los jóvenes. "No les entiendo. Utilizan muchas palabras nuevas. Me han invitado a salir de marcha, pero yo soy más tranquila. Y también me da vergüenza", admite. Trabaja en un bar, escribe cartas, utiliza poco el móvil y no le gustan los rollitos de primavera. Su familia es transnacional: vive con su madre mientras que su padre y su hermano se han ido a Milán. El resto vive en un pueblo de China con acceso a Internet.DANIEL SÁNCHEZ-ALONSO