Esponjas carnívoras, tiburones turistas y una "zona muerta" en el epicentro del 'tsunami'
El Censo de la Vida Marina llega al ecuador de 10 años de investigación a cargo de 1.700 científicos de 70 países asociados con la ONU
¿Quién habita en la última frontera inexplorada del planeta Tierra? ¿Quién mora bajo el agua en ese 95% del océano apenas hollado por el hombre? Esponjas carnívoras que envuelven a su presa antes de devorarla, animales que con arena se construyen caparazones similares a balones de fútbol, y multitud de especies desconocidas más que los científicos están descubriendo merced a un ambicioso programa de investigación marina. Y una "zona muerta" en la que no hay vida, un lugar sin parangón, a 4.000 metros de profundidad y junto al epicentro del maremoto del Sudeste Pacífico.
El Censo de la Vida Marina (CVM) es una red global de 1.700 investigadores de más de 70 países que, en asociación con Naciones Unidas, trabaja en un proyecto de diez años (hasta 2010; llega pues ahora a su ecuador) para "evaluar y explicar la diversidad, distribución y abundancia de la vida marina —pasada, presente y futura— de los océanos del mundo", según informa en su página de Internet (www.nopp.org/Dev2Go.web?Anchor=coml_home_page&rnd=27348).
El 95% casi inexplorado
El estudio abarca "desde las congeladas aguas polares hasta las cálidas aguas tropicales, desde las zonas intermareales compartidas con los humanos hasta las obscuras trincheras de más de 10.000 metros de profundidad, desde el plancton microscópico de las zonas iluminadas del mar y los lobos marinos que bucean en las profundidades hasta los gusanos que pueblan los sedimentos abismales, desde los organismos que viven en los cambiantes taludes de los montes submarinos hasta aquellos que toleran fogosos coladeros oceánicos".
En resumen, desde "el 5% de los océanos que es regularmente visitado hasta el 95% del océano cuya vida ha sido casi inexplorada". Y todo para responder a una pregunta: "¿Qué vivió, vive y vivirá en los oceános?".
La "zona muerta" de Sumatra
El CVM ha informado hoy de sus últimos descubrimientos, entre los que destaca, aunque sólo sea como "curiosidad", el hallazgo de una "zona muerta", es decir, sin signos de vida animal, en la costa de la isla indonesia de Sumatra, en concreto en los alrededores del epicentro del maremoto que hace un año causó decenas de miles de muertos en varios países del sudeste asiático.
Un equipo de científico viajó al área el pasado mes de abril, y encontró que el cataclismo había tenido "poco o ningún efecto sobre la fauna profunda en la zona del epicentro". "Excepto a 4.000 metros, en el área cerca de Sumatra, donde cinco meses después del terremoto submarino no se encontró evidencia de vida animal a lo largo de las once horas que duró la inmersión". Esto podría deberse al "derrumbamiento de un acantilado durante el terremoto", ha explicado a la agencia de noticias española Efe el científico jefe del proyecto, Ronald O'Dor, que lo ha calificado de "curiosidad". Sin embargo, "esta ausencia de vida biológica no tiene precedentes en los últimos 25 años de recogida de muestras de la vida marina en las profundidades de los océanos", según recoge el estudio.
Esponjas carnívoras
Entre los descubrimientos anunciados por el CVM también destaca el hallazgo de nuevas especies en los mares del sur. "Entre las criaturas más enigmáticas se encuentran pequeñas esponjas carnívoras de unos cinco milímetros de diámetro que se alimentan envolviendo a su presa con su boca". También "crearon cierta sorpresa para la ciencia" esponjas con esqueletos de calcio, "que viven en profundidades mayores de las que se creían"; o "animales denominados xenophyophore, que usan grano sedimentado para construir un caparazón que asemejan pelotas de fútbol".
Esta aventura submarina depara sorpresas como que los tiburones salmón de Alaska "comparten con los humanos su atracción hacia destinos de invierno más calientes y frecuentemente migran a lugares como Hawaii", adonde por cierto viajan a velocidades de más de 50 kilómetros de hora, bólidos submarinos que pueden llegar a pesar hasta 300 kilos. O "muchas criaturas nunca vistas, entre ellas algunas especies de calamar y el primer pulpo" conocido en la cuenca canadiense del océano Ártico.
El impacto humano
Tampoco han podido dejar de constatar los científicos un dato que no por esperado pierde importancia: el "serio impacto" producido por la vida humana sobre las especies marinas. Recalca el estudio en particular el provocado a "las poblaciones de ballenas, focas, pájaros, peces grandes y ostras" en el mar de Wadden, en las costas de Dinamarca, Alemania y Holanda. "La zona, antes llena de grandes animales, sería ahora irreconocible para las primeras civilizaciones que se asentaron en el área que es ahora una llanura de barro", asegura el estudio, que también destaca algunos programas recientes de conservación que han ayudado a ciertas colonias de focas y pájaros.
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