La ONU advierte de que la desertización provocará 135 millones de desplazados
El fenómeno afecta a más de mil millones de personas en 110 países
Hoy ha comenzado el encuentro anual de la Convención de la ONU contra la Desertización y sus previsiones no son halagüeñas. Las vidas de más de mil millones de personas "sufrirán sus consecuencias y más de 135 millones corren el riesgo de verse desplazadas", según ha advertido el secretario ejecutivo de la convención, Hama Arba Diallo.
Diallo ha instado en Ginebra a los países a redoblar los esfuerzos para combatir un proceso que extiende y profundiza la pobreza y pone en peligro la propia supervivencia del planeta.
En una rueda de prensa con motivo del comienzo de la reunión de los 176 estados miembros, Diallo se ha referido a crisis como la de Afganistán, Mongolia y otros países afectados por la sequía, para advertir de "lo vulnerables que son sus habitantes a la inestabilidad social y política" así como a las tentaciones "extremistas".
Afecta a 110 países
La desertización, factor y consecuencia a la vez de pobreza, representa una grave amenaza para todos los continentes ya que afecta en mayor o menor medida a 110 países y a un 70% de las tierras secas del mundo.
El problema representa, según la ONU, una enorme sangría de recursos económicos: se calcula que a nivel mundial, la pérdida anual de ingresos en las regiones directamente afectadas es del orden de los 42.000 millones de dólares, aunque los costos económicos y sociales indirectos que repercuten fuera pueden ser mucho mayores.
Para asegurar una dieta nutritiva adecuada a la creciente población mundial, sería necesario triplicar la producción de alimentos en los cincuenta próximos años, objetivo muy difícil aun bajo circunstancias favorables, señala la ONU, según la cual si no se detiene la desertización, serán inevitables nuevas hambrunas.
Causa del subdesarrollo
La desertización afecta lo mismo a Norteamérica que a países en desarrollo como Bolivia o Mozambique, pero si bien en EE UU no bloquea el desarrollo, ya que sólo el 2% de su población vive de la agricultura, que es además intensiva, en Africa, donde el 92% vive del campo, sus efectos son devastadores, según ha explicado el funcionario.
En vista de todos esos peligros, Diallo se ha quejado de la lentitud del progreso en la aplicación de la Convención, que entró en vigor en 1996, algo que achaca a la insuficiente financiación internacional, pero también a los problemas para reformar las instituciones y políticas nacionales de los países más afectados.
Diallo ha expresado su esperanza de que la actual preocupación por el terrorismo internacional no distraiga esfuerzos de la lucha contra la degradación del suelo.
El funcionario de la ONU ha señalado que existen otros motivos por lo que los países deberían preocuparse mucho más por ese fenómeno y ha puesto el ejemplo del "polvo amarillo" procedente del oeste de China, que no sólo amenaza la agricultura de ese país, sino que pone en peligro a la navegación aérea tanto de China como del Japón e incluso en cierta medida hasta la de EE UU.
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