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Chanel homenajea a Jean Cocteau en su colección crucero Compañeros de vida, la relación entre Chanel y Jean Cocteau influyó enormemente en el trabajo de la diseñadora y el artista. La película 'El testamento de Orfeo', de Cocteau, sirve como punto de partida para una colección que celebra la simplicidad y la transgresión. El viaje de la colección crucero de Chanel comenzaba en el mismísimo apartemento de Coco, en la 31 Rue Cambon. Allí, los fotógrafos Inez & Vinoodh filmaban a la modelo Lola Nicon paseándose por la estancia. Entre decoración barroca, el simbolismo de algunos objetos (esos que posteriormente se convirtieron en el imaginario de la casa) destaca el emblema de la flor de hibisco, una flor que simboliza, de algún modo, la unión de Gabrielle Chanel con Jean Cocteau. De ahí que el desfile se celebrara en una fortificación de Les Baux-de-Provence, el lugar en el que Cocteau filmó su 'Testamento de orfeo' (1960), la cinta que cierra la 'Trilogía Órfica' del artista y que versa, en clave surrealista, sobre las obsesiones que persiguen a un poeta en su lecho de muerte. BOBY Virginie Viard, directora artística de Chanel, cuenta que eligió esta temática tan concreta a partir de una escena: "un hombre en una cabeza de caballodesciendo por en Carriéres des lumieres. Su silueta y su sombra se perciben a través de las paredes blancas". Pero el trasfondo de la temática va mucho más allá de una mera imagen. Como suele ser habitual, reinterpreta y trae al presente uno de los pasajes de la vida de Coco, quizá uno de los más profundos. Coco Chanel y Jean Cocteau no solo eran amigos ínitmos. También fueron uno de los primeros ejemplos de que la moda y las artes podrían tener una conexión profunda, pese a que en aquel momento sus roles en la sociedad parecieran estar apartados. En la imagen, una carta manuscrita por la actriz Daisy Edgar Jones. Para ilustrar aquella relación, la marca ha querido que algunas de sus embajadoras reproduzcan las cartas que Coco y jean se enviaron durante toda su vida. Durante muchos años, Coco sufragó el arte de Cocteau y hasta su vivienda). La diseñadora admiraba la capacidad del artista de plasmar sus obsesiones en distintos formatos (poesía, pintura, cine o teatro) y el artista creía firmemente en el talento de la modista pero, ante todo, en su capacidad excepcional para pensar una moda revolucionaria, más alláde las normas del momento y de la idea de la mujer que se mantenía en aquella época Juntos crearon, por ejemplo, Parade, una obra de Dhiagilev (financiada por Coco) con música de Satie, libreto de Cocteau y un transgresor vestuario de la diseñadora: su entonces no tan icónico vestido de punto. De hecho, cuentan que la obsesión de Cocteau por Orfeo (que luego traduciría en teatro y cine) viene dada en parte por la trágica pérdida de Coco: la modista perdió al único hombre al que amó de verdad, Boy Capel, en un accidente. El mito de Orfeo y Eurídice simboliza esa pérdida. De ahí que la colección que ha imaginado Virginie Viard esté llena de símbolos que expresan de forma implícita la profundida de aquella relación: solo dos colores, blanco y negro, para conmemorar las luces y las sombras de ambos, el ñexito y la tragedia, el triunfo y el fracaso. Estampados sencillos de estrellas, flores y grafías que evocan el particular bestiario que compartían ambos: un amor por el coleccionismo y la simbología que incluía flores, animales y hasta elementos esotéricos.
Pero Viard también tiene su propia identidad, y es la de convertir la revolución que Chanel protagonizó en la moda de hace más de un siglo en transgresión del siglo XXI. Con ella el lujo se hace rock "Para mí la modernidad de Cocteau tiene que ver con la simplicidad, y por eso he querido hacer una colección que la realce", cuenta la diseñadora, "Pero también tiene que ver con el rock. de ahí los flecos, el cuero, las tachuelas o las camisetas que estampan el rostro de la modelo Lola Nicon como una estrella del rock". Si la cinta de Cocteau se filmó en los sesenta, recuperar esa etapa es su modo de rendirle homenaje.