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Informal o de punta en blanco, ¿hace el hábito al político? En las jornadas electorales los políticos van como un pincel y otros en mangas de camisa. ¿Buscan transmitir un mensaje también con el estilismo que eligen para acudir a votar? Adolfo Suárez. Las elecciones de 1982 marcaron un giro político en España, con la victoria del PSOE de Felipe González. Adolfo Suárez, que fue presidente del Gobierno tras los comicios de 1979 con la UCD, había abandonado este partido en julio del 82 para crear el CDS, con el que concurrió a esta cita con las urnas. Fiel a su estilo, eligió un sobrio traje oscuro, corbata a juego y camisa blanca. Era su indumentaria habitual, tanto cuando fue presidente como en los años posteriores. Felipe González. Su estilo en los primeros años de la democracia era completamente opuesto al de Suárez, más moderno e informal. Convirtió la chaqueta de pana en un símbolo del PSOE de la época. Ataviado con una (acompañada de jersey, camisa y corbata para darle un aire más serio) votó "Sí" en el referéndum de la Constitución del 6 de diciembre de 1978 (a la derecha). En el 82, año en que ganó las elecciones, apostó por un llamativo traje azul que reflejaba la confianza en sí mismo que tenía en aquel momento. Santiago Carrillo. En 1976 el líder comunista regresó a España y en 1977 el PCE fue legalizado, por lo que pudo concurrir a los comicios del 82. Carrillo iba a votar vestido de manera muy formal: en traje y con corbata, lejos de la imagen estereotipada de un luchador de la clase obrera. Manuela Carmena, Inés Arrimadas y Soraya Sáenz de Santamaría. Todas eligen el blanco como color de la suerte. Porque el simbolismo es muy importante y este tono transmite confianza, es sinónimo de integridad. La alcaldesa de Madrid lo lució para ir a votar en las municipales de 2015, en las que salió elegida con la plataforma Ahora Madrid; la actual número dos de Ciudadanos, Inés Arrimadas, fue con un abrigo blanco a las regionales de 2017, y Soraya Sáenz de Santamaría llevó un vestido de este tono en las primarias del PP de 2018, que no ganó. José María Aznar y Ana Botella. 22 años separan estas dos imágenes, y en ellas se aprecia el cambio estilístico de sus protagonistas. En 1993 (fotografía de la izquierda), el PP de Aznar irrumpió como fuerza opositora y él acudió a votar con una indumentaria clásica: traje negro y camisa blanca. Pero añadió un toque de color en su corbata roja. Botella lució un atuendo similar: chaqueta de traje (clara en su caso) y cuerpo blanco. Más de dos décadas después, en las elecciones municipales y autonómicas de 2015, los políticos populares acudieron a su colegio electoral de Pozuelo de Alarcón con un aire mucho más informal pero también conjuntados: escotes en pico y colores vivos. José Luis Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa. Otro matrimonio que vota unido y coordinado: chaquetas negras y algo claro, nada llamativo, debajo, en una puesta por la discreción. El entonces presidente del Gobierno tuvo que adelantar las elecciones generales, previstas para 2012, a noviembre de 2011. En estos comicios, su partido, el PSOE –cuyo candidato fue Alfredo Pérez Rubalcaba– obtuvo su peor resultado. Mariano Rajoy y Elvira Fernández-Balboa. De una foto a otra han pasado dos legislaturas. En la primera, el matrimonio vota en las generales de 2004, tras las que venció Zapatero y el PP liderado por Rajoy pasó a la oposición. En las segundas, celebradas en 2011, venció el popular. En ambos casos el gallego acudió al colegio electoral junto a su esposa, y la pareja apenas varió su estilismo (ni su peinado): trench para ella y traje azul oscuro para él. Eso sí, en 2011 el político dejó de lado la corbata. Pablo Casado y Alfredo Pérez Rubalcaba. En las primarias del PP de 2018, de las que salió vencedor, el ahora candidato a la Presidencia del Gobierno Pablo Casado también apostó por un look de americana y camisa azul claro, pero sin corbata. Nada de trajes, en un guiño clásico pero informal, con cinturón, pantalón gris claro y chaqueta sin abrochar. Y en las elecciones europeas de 2014 el socialista votó en mangas de camisa, una elección muy habitual cuando los comicios coinciden en primavera. Blanco y azul son los colores por los que suelen decantarse los políticos, una puesta segura que transmite sensación de transparencia y fiabilidad. Pedro Sánchez, María Dolores de Cospedal y Ada Colau. Un toque de color puede alegrar una jornada electoral. Y además lanzar algún mensaje sobre quien lo lleva. El actual candidato a la Presidencia del Gobierno lleva el rojo socialista bajo su cazadora beis y la alcaldesa (que el 26 de mayo vuelve a presentarse para repetir en el cargo) de Barcelona en Comú también incorpora el tono del logotipo de su formación, mientras la ex secretaria general del PP apuesta por el azul que identifica a su grupo. Albert Rivera. El ahora candidato a la Presidencia del Gobierno de Ciudadanos tiene muy en cuenta la importancia de la puesta en escena en sus apariciones públicas. Desde su primera campaña al desnudo a sus apariciones ante las urnas sobre en mano: votando con total look vaquero en Barcelona en las municipales de 2015 a su impoluta camisa blanca de las generales de 2016, sin corbata y con estudiados complementos naranjas –reloj y pulsera–, el color de su formación. Pablo Iglesias. También apuesta por la camisa y transmite un mensaje con su forma de llevarla, de lo más revolucionario a un estilismo más pulido que subraya la moderación de su mensaje. Un año separa estas dos imágenes: en las municipales y regionales de 2015, con una camisa de cuadros por fuera del pantalón, y en las de 2016 de blanco, mucho más formal con la camisa por dentro. Esperanza Aguirre y Celia Villalobos. Las dos expolíticas del PP vestían de domingo para ir al colegio electoral. Aguirre, que abandonó la carrera política en 2017, era la candidata a la Alcaldía de Madrid en 2015, cuando acudió a votar en Malasaña con un vestido ajedrezado, y la malagueña –que fue presidenta del Congreso de los Diputados con Rajoy– todavía era diputada cuando fue a votar en diciembre de 2018 en su ciudad para las elecciones andaluzas, con una camisa de cuello barroco. Poco después, en febrero de este año, anunció que iba a dejar la política.