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Lady Di y otras nueve princesas que desafiaron las reglas de la monarquía Unas han ocupado decenas de portadas por sus intensas relaciones sentimentales; otras han plantado cara a sus familias por defender un estilo de vida, muy diferente al que estaba planeado para ellas. Pero todas, absolutamente todas, han acabado haciendo lo que les daba la gana. Diana de Gales. A Diana de Gales solo le hizo falta una entrevista en la BBC para tirar por la borda la falta de transparecia que rodeaba a los asuntos de palacio. "Bueno, en mi matrimonio éramos tres. Tres en una pareja son siempre demasiados", explicó al periodista Martin Bashir. Con estas declaraciones se produjo un antes y un después en la historia de la monarquía británica. Mette Marit de Noruega. A su Lado Lady Di es poco menos que una vulgar aprendiz. Ella fue la primera mujer sin orígenes aristocráticos en casarse con un heredero al trono. Antes de conocer al príncipe Haakon de Noruega, Mette Marit trabajaba como camarera, había flirteado con las drogas y había tenido un hijo con un camello de medio pelo al que solía visitar en la cárcel, además de haber participado en un programa televisivo buscando el amor. Hoy esta rubia platino de pasado turbulento y fama de carácter complicado –sonado fue el manotazo captado por las cámaras que le dio a su marido en un aeropuerto, en pleno ataque de pánico por su miedo a volar– intenta recuperar su índice de popularidad tras varios años siendo objeto de numerosas críticas por haber desaparecido de los actos oficiales y gastar demasiado dinero en ropa y alguna que otra operación de cirugía estética. Getty Marta Luisa de Noruega. Por si no tenían suficiente con Mette Marit, la princesa Marta Luisa de Noruega, primogénita de los reyes y cuarta en la línea de sucesión al trono (si bien renunció al tratamiento de alteza real para poder trabajar) se casó en 2002 con Ari Behn, del que se separó en el verano de 2016 y con el que tuvo tres hijas. Ari es un polémico escritor de cuentos y novelas de origen danés con tendencia a la depresión al que hemos llegado a ver disfrazado de drag queen al tiempo que se corría una juerga barcelonesa con Carmen de Mairena (sí, sí, la misma) o acompañado de un grupo de prostitutas en Las Vegas. Con él mantenía, como ellos mismos habían confirmado alguna vez, una relación abierta. Tras su divorcio Marta Luisa está más centrada que nunca en la principal actividad de su empresa, una especie de consultoría que imparte cursos de meditación y ofrece talleres de curación espiritual. Así es normal que asegure que habla a diario con su ángel de la guarda. Getty Estefanía de Mónaco. La prensa la apodó 'la princesa rebelde'. Ha sido cantante, diseñadora de trajes de baño, modelo y artista de circo. Además, protagonizó un sonado divorcio con Daniel Ducret, que fue pillado manteniendo relaciones sexuales con una joven belga en una piscina. En una entrevista con Paris Match habló de dolor que sintió al perder a sus madre: "No solo tuve que pasar por el horrible trauma de perder a mi madre a una edad muy joven, sino también estar a su lado en el momento del accidente. Nadie puede imaginar lo mucho que he sufrido".
Getty Sofía Hellqsvit. Siguiendo con el disfuncional historial de las monarquías escandinavas, Sofía Hellsqsvit pasó de concursante de reality de tercera y modelo de lencería, a casarse con uno de los príncipes más deseados de Europa. Embarazada de su segundo hijo, sexto en la línea de sucesión al trono tras su hermano y su padre –el apuesto príncipe Carlos Felipe– Sofía de Suecia ha sabido ganarse la confianza de sus suegros y el favor del pueblo sueco en menos de cinco años gracias a sus múltiples proyectos solidarios. Getty Cristina de Borbón: La hija pequeña de Don Juan Carlos y Doña Sofía no ocupó titulares en todo el mundo por su ajetreada vida sentimental, como les ocurre a algunas de sus colegas europeas. Sus problemas han estado relacionados con la justicia. Ha declarado ante el juez (llegando a estar imputada) por el Caso Nóos, que juzga a su marido Iñaki Urdangarín por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales. Eso sí que es un verdadero escándalo. Getty Carlota de Mónaco. Haciendo honor a sus libertinos y faranduleros orígenes monegascos, Carlota Casiraghi es una de las princesas que mayor interés mediático capara. No genera grandes escándalos, pero sí vivie su vida como le da la gana. En los últimos años, le hemos conocido varias parejas. Salió con Alex Dellal. Con el actor Gad Elmaleh (15 años mayor que ella) tuvo a su hijo Raphaël sin casarse –algo poco común en las familias reales–. Mantuvo también una relación con el director italiano Lamberto Sanfelice y actualmente se deja ver con el productor Dimitri Rassam, hijo de la actriz francesa Carole Bouquet. A su especial debilidad por el cine y su pasión por los caballos hay que sumarle su innato sentido de la moda -es imagen de Gucci– y su condición de princesa no el impide ser también una mujer anuncio. Sheikha Mozah bint Nasser. Exprimera dama de Catar, uno de los países en el punto de mira de la comunidad internacional por su política exterior, su estilo, su presencia pública a cara descubierta y sus actividades empresariales rompen con los estereotipos de las retrógradas monarquías petroleras. Segunda de las tres esposas de Hamad Bin Khalifa Al Thani y madre de sus siete hijos, uno de ellos el actual emir del país, esta elegante mujer que ha sabido adaptar su armario de alta costura a los preceptos de la sharía está detrás del grupo de inversión propiedad de Balmain y Valentino además de participar otras tantas firmas lujo. Nada le para. Getty Kalina de Bulgaria. La pequeña y la única hija del ex rey Simeón ha desafiado siempre las reglas de la realeza desde la vestimenta. Looks poco discretos, muy arriesgados y alejados de los encajes que tanto gustan a las royals europeas son la base de su armario. Su vida excéntrica y su afición a la cirugía plástica le han valido varias portadas. Elizabeth Von Thurn Und Taxis. Puede presumir de haberse criado en un palacio de 527 habitaciones y de los fiestones que montaba su madre Gloria, a la apodaban ya en los años ochenta la princesa punk por las juergas que montaba. A estas fiestas solían ir Mick Jagger y Michael Jackson, amigo íntimo de la familia. Pero el escándalo llegó a su vida con una de las imágenes con peor gusto jamás colgadas en Instagram. La princesa germana, de 35 años, –descendiente de una de las sagas más ilustres de Alemania y una de las mayores fortunas de Europa– posteó la foto de una mujer “sin techo” con un número de Vogue al tiempo que cubría la Semana de la Moda de París. No le quedó otra que disculparse.