La sandía y el tiempo
Andrea recuerda todo lo que Mario le contó sobre cómo perciben el tiempo los extraterrestres según su libro. Para explicarlo, pone de ejemplo una fruta. Concretamente, una sandía
Bueno, pues ya han pasado dos semanas desde que llegué a la isla, ¿te lo puedes creer? Se me han pasado volando.
Me he dado cuenta hace un rato, mientras me fijaba en el calendario que Maribel tiene colgado en su cocina, y al hacerlo me he acordado de una cosa que me explicó Mario sobre el tiempo. Cuando fui a enseñarle la libreta con todas las teorías de Francisco le acabé contando también lo de la maleta llena de periódicos, todos con fecha del 28 de agosto y todos con alguna noticia sobre algún fenómeno extraño. Fue entonces cuando me habló de cómo perciben los extraterrestres el tiempo.
Te voy a poner un ejemplo muy sencillo de comprender, muy parecido al que me puso él. Imagínate una sandía, una como la que me estoy comiendo ahora mismo pero entera. Tú la miras y ¿qué ves? Una sandía. Sabes que es una sandía y te haces una idea de cómo es esa sandía en su totalidad, pero no puedes saberlo realmente hasta que la giras y descubres la parte que no estás viendo. Bueno, pues al parecer, según el libro sobre extraterrestres que Mario ha leído cien millones de veces, así es como perciben ellos el tiempo. Sin un ayer, ni un hoy, ni un mañana, sino como algo que ven en su totalidad, salvo algunos detalles que solo terminan de concretar cuando se desplazan para verlos. Por eso pueden intervenir en nuestra historia, porque saben prácticamente todo lo que pasó pero también casi todo lo que pasará, al menos según nuestra percepción del tiempo.
Mario me dijo que no debería extrañarme que todos esos periódicos hablen de fenómenos sin explicación que suceden el mismo día de diferentes años, porque es muy probable que ese día sea una especie de intersección entre cómo ven ellos el tiempo y cómo lo vemos nosotros. Para nosotros son diferentes días, pero para ellos seguramente será el mismo. Esto es un poco más difícil de comprender y no se me ocurre ninguna otra fruta con la que ponerte un ejemplo, pero así es como me lo explicó Mario. No con estas palabras exactamente, claro, porque solo tiene ocho años, aunque cuando se pone a hablar de extraterrestres parece que lleve 80 leyendo sobre ellos.
Estaría genial poder ver el tiempo como los extraterrestres. Así seguro que no habría cogido en el aeropuerto una maleta que no era la mía y también habría podido avisar a la policía de que iban a entrar a robar en casa de Maribel.
La próxima vez que vea a Mario le preguntaré si, aparte de ver el tiempo como yo estoy viendo ahora esta sandía, los extraterrestres también pueden comérselo. Y si es así, qué sabor tiene.
La sandía está riquísima.
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