Preocupación en el PSOE por su declive en los sondeos del CIS
En la dirección, el grupo parlamentario y las federaciones hay voces que se preguntan con inquietud por qué no llega el mensaje del partido a los ciudadanos
La preocupación en el PSOE se abre camino una vez constatado por el tercer barómetro consecutivo del CIS con pérdida de intención de voto que el partido no despega y a cambio ha iniciado una senda de lento declive. Aunque la versión oficial fue la lectura de la encuesta en términos de “triple empate” entre PP, PSOE y Ciudadanos, en la dirección, el grupo parlamentario y las federaciones hay voces que se preguntan con inquietud por qué no llega el mensaje del partido a los ciudadanos. Se aprecian problemas de comunicación y de falta de coherencia en la posición política, y se lamenta que todavía no se han superado las heridas internas.
“Tenemos que valorar si estamos transmitiendo con suficiente claridad y contundencia los mensajes”, reflexiona una fuente de la ejecutiva. La dirección considera que los medios de comunicación son en su mayoría hostiles al PSOE y eso les lastra, pero también hay miembros de la cúpula que reconocen que la política de comunicación del partido no ayuda a sortear esa supuesta hostilidad. La presencia del PSOE en los periódicos es limitada, y Pedro Sánchez cuenta con el hándicap de que no es diputado en el Congreso y carece de esa plataforma. En los últimos meses el líder socialista ha viajado por el país para participar en asambleas abiertas pero a estas en realidad han acudido principalmente militantes. Otra de las preocupaciones en fuentes consultadas por EL PAÍS es que el mensaje del líder se dirige más hacia dentro que hacia fuera.
Aunque la visión de la falta de presencia mediática tiene su reverso positivo. "Si no salimos y aguantamos con un 22% de intención de voto, quizá si salimos despegamos", opina un miembro de la ejecutiva.
También afectan, refieren algunos diputados, los cambios de posición. “No hay constancia en el mensaje. Por ejemplo ante las declaraciones de Rafael Catalá. Primero salimos a apoyar a un miembro del Gobierno, y luego le pedimos explicaciones”, recuerda un parlamentario.
La percepción de que el PSOE es aún un partido dividido es también otra de las cuestiones que se apuntan internamente detrás del estancamiento electoral. "Todavía estamos superando las heridas de las primarias", reconoce una fuente de la ejecutiva. Aunque desde hace meses no han trascendido grandes discrepancias internas, más allá de las ausencias en la escuela de Gobierno que el partido celebró a mediados de marzo, tampoco se ha escenificado aún una unidad recompuesta después del proceso dramático de las primarias del que está a punto de cumplirse un año. Y la división siempre castiga electoralmente.
En el análisis del sondeo del CIS también se ven elementos positivos dentro del PSOE. Primero, porque la caída en picado del PP ha reducido su distancia a dos puntos, desde los 17 que les separaba el sondeo en noviembre del 2016, cuando el PSOE tocó suelo con un 17% de intención de voto tras el traumático comité federal en el que dimitió Pedro Sánchez. Pero también el PSOE es ahora el partido que menos rechazo genera, recuerdan en la dirección, y está en capacidad de competir, toda vez que quedan por delante dos años hasta las elecciones y la derecha está en una guerra fraticida y se ha ahuyentado el sorpasso de Podemos.
"El voto de la derecha está muy movilizado, y a cambio el de la izquierda desmovilizado. Creo que el PSOE va a ganar las municipales y autonómicas", apunta un presidente socialista. En las autonomías donde gobierna el PSOE se señala que sus encuestas son mejores y los socialistas contienen el avance de Ciudadanos. Como posible explicación se apunta a una posición “desacomplejada” en temas como el territorial.
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