La historia de ETA en 10 cifras

Han sido 853 las personas asesinadas por ETA, según el recuento oficial publicado el año pasado por el Ministerio del Interior. La cifra oscila según otros recuentos, como consecuencia de la atribución o no de ciertos atentados a la banda terrorista. Desde los 837 del Gobierno vasco hasta los 955 de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

El primer agente del orden francés asesinado también sería la última víctima mortal de ETA. El 16 de marzo de 2010 un comando etarra robaba varios coches, y al ser detenida por la policía francesa, se iniciaba un tiroteo que acabó con la vida del cabo Jean-Serge Nèrin a 50 kilómetros de París. Al haberse cometido en suelo francés, el Gobierno español no lo reconoce a efectos de reconocimiento de indemnizaciones como víctimas del terrorismo.

El mismo recuento del Ministerio del Interior cifra en 6.389 los heridos como consecuencia de los atentados perpetrados por la banda terrorista. Un documento del Defensor del Pueblo Vasco publicado en 2009, por su parte, contabilizaba los heridos en unos 16.000.

El próximo 31 de julio se cumplirán 59 años desde la fundación de ETA, en Bilbao en 1959. Pasaron más de 52 años desde su nacimiento hasta la declaración del cese definitivo del terrorismo, conocida mediante un comunicado en la tarde del 20 octubre de 2011, aunque no mencionaron la disolución de la banda.

La banda desaparece cuando quedan sin resolver 224 atentados mortales, de los que más de la mitad ocurrieron en época de UCD, entre 1978 y 1982. Los datos proceden de un informe de diciembre de 2011 del entonces fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, a petición de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.

Son casi 300 los miembros de ETA que permanecen encarcelados, según datos del Ministerio del Interior a finales de abril. 53 están recluidos en centros franceses, uno en Portugal y el resto, 243, en prisiones españolas. De estos últimos, cerca de un 10% se encuentran en centros de País Vasco y Navarra, o a menos de 350 de estas comunidades.

Aunque la mayoría no transigió, unas 10.000 personas sufrieron la extorsión etarra durante 50 años, según un estudio publicado en 2017 por la Universidad de Deusto. La banda contaba por este medio con un presupuesto anual de entre 4,5 y 6 millones de euros en los setenta y ochenta, y de unos dos en la primera década del siglo XXI.

La actividad terrorista de ETA se financió por tres vías, que habrían dejado un acumulado de cerca de 150 millones de euros, según el recuento de un grupo de expertos vascos publicado en el libro La bolsa y la vida. La primera, los atracos, reportó 19,43 millones de euros a la banda; por secuestros se recaudó entre 102,65 y 106,09 millones, y al menos 21,5 corresponderían al dinero de la extorsión.

Los costes directos de la existencia de ETA fueron cifrados entre 20.000 y 25.000 millones de euros por el grupo de expertos vascos citados. La cifra resulta de la suma de la deslocalización de empresas y huida de empresarios, la pérdida de inversión foránea y la caída del turismo, entre otras.

La primera víctima mortal de la banda terrorista de la que no hay duda fue José Ángel Pardines, el 7 de junio de 1968. Fue un guardia civil tiroteado por Txabi Etxebarrieta en un control de carretera en Gipuzkoa, en un atentado no premeditado. En 1960, una explosión mató a la niña Begoña Urroz en San Sebastián, atentado sobre cuya autoría existe discusión.