Nueve detenidos por blanquear dinero del narcotráfico mediante empresas turísticas
El cabecilla de la trama levantó "de la nada" un imperio inmobiliario y hostelero en Cádiz
Levantó de la nada un pequeño imperio inmobilario, turístico y hostelero. Ofertaba diversos chalés y apartamentos de alquiler vacacional a lo largo de la costa gaditana. Incluso llegó a hacerse con la licitación de un restaurante en el emblemático poblado pesquero de Sancti Petri (Chiclana). Al frente del conglomerado colocó a su madre, cuyos únicos ingresos procedían de una pensión no contributiva. Ahora, el artífice de esta aparente proeza empresarial, I.F.C., ha sido puesto en libertad con cargos tras ser detenido en Cádiz junto a otras ocho personas acusado de ser el cabecilla de un grupo criminal que blanqueaba dinero procedente del narcotráfico.
Además de las detenciones, la operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil, se ha saldado con la intervención de algo más de dos millones de euros en 26 bienes inmuebles, algunos empleados para alquiler turístico. De hecho, el sospechoso ofertaba en un portal de alojamientos hasta ocho propiedades, entre chalés, complejos y apartamentos, en las localidades gaditanas de Chiclana y Conil. Igualmente, los agentes han bloqueado diversas cuentas y vehículos y han decomisado casi 100 kilos de drogas, según han especificado ambas fuerzas en un comunicado.
Las pesquisas comenzaron cuando los investigadores detectaron que un narcotraficante había “levantado de la nada” un conglomerado empresarial en el sector turístico y hostelero. Las investigaciones se centraron entonces en dos vías. Por una parte, averiguar hasta qué punto esta importante actividad empresarial estaba vinculada al blanqueo de beneficios obtenidos a través del narcotráfico. Por otra, intentaron establecer cómo seguía desarrollando su actividad en el tráfico y transporte de droga a distintos puntos de España mediante vehículos con doble fondo.
Los agentes averiguaron que el principal sospechoso había colocado a su madre al frente de una maniobra urbanística en la costa gaditana. La mujer inició la construcción de un complejo turístico en terrenos rústicos, valorados en más de 250.000 euros, a pesar de que sus únicos ingresos reconocidos procedían de una pensión no contributiva. Durante el tiempo que su hijo cumplía condena por tráfico de cocaína, la construcción del edificio permaneció detenida. Sin embargo, cuando el supuesto cabecilla obtuvo el tercer grado penitenciario retomó las obras “a pleno rendimiento”. Fue entonces cuando el sospechoso creó una empresa para asumir la propiedad de dicho complejo sin realizar transacción económica alguna. Los investigadores comprobaron entonces que el verdadero dueño del complejo era el hijo y que la madre solo actuaba como testaferro.
La investigación descubrió posteriormente que el principal implicado usaba sus empresas como pantalla tras la que ocultar inyecciones de capital de origen ilícito en sus cuentas o las de la empresa. Para ello usaba el método conocido como pitufeo, por el que se realizan multitud de pequeños ingresos en efectivo. Para no ser descubierto en su actividad, solía utilizar los datos de los clientes de sus alojamientos que habían pagado mediante dispositivos electrónicos. Los agentes creen que gracias a este proceder consiguió “lavar” miles de euros. En su blanqueo incluso contó con la connivencia de una empleada de banca, ahora también detenida. A ella le facilitaba las cantidades a blanquear y un listado con los datos de los supuestos pagadores.
La importante suma económica que inyectaba a sus empresas le permitía ser mucho más competitivo que otras mercantiles similares, tanto en precio como en equipamiento de sus instalaciones. Gracias a ello consiguió la explotación de un conocido complejo de apartamentos en Chiclana y se hizo con la licitación del proyecto La Casa del Farero, un equipamiento del histórico poblado almadrabero de Sancti Petri en Chiclana, propiedad de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, que salió a concurso público para usos hosteleros y turísticos. I.F.C. invirtió en el espacio más de medio millón de euros en obras de acondicionamiento. Y de forma paralela creó más empresas “con el fin de distraer” a los agentes ante posibles investigaciones, y para facilitar la labor de camuflar o blanquear los beneficios ilícitos obtenidos del narcotráfico.
El sospechoso utilizaba el método conocido como pitufeo, por el que se realizan multitud de pequeños ingresos en efectivo
Después de todas las pesquisas, los agentes realizaron hasta 11 registros a primeros de junio, en lugares directamente relacionados con el cabecilla y su entorno. A todas estas intervenciones acudieron familiares y dos abogados, ya que el sospechoso se encontraba en la romería del Rocío y adujo que no le daba tiempo a regresar. Fruto de los registros se le bloquearon hasta 26 bienes inmuebles y se le intervino 45.000 euros en metálico, y 210.000 euros más, en diversas cuentas de la organización. Los agentes también se incautaron de 450 plantas de marihuana, 50 kilogramos de hachís ocultos en un doble fondo de una furgoneta, 25 teléfonos móviles encriptados, ocho ordenadores, cuatro discos duros, seis vehículos de alta gama y abundante documentación con gran valor para la investigación.
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