El parricida de Pontevedra confiesa que degolló a sus dos hijas menores y dice que se arrepiente
David Oubel alegó ante el tribunal que ese día se encontraba “en una situación límite”
El acusado de matar a sus dos hijas de 4 y 9 años en Moraña (Pontevedra), en 2015, ha confesado este martes por primera vez los hechos ante el tribunal de la Audiencia de Pontevedra que preside el juicio con jurado popular. Con respuestas breves, David Oubel, de 42 años, se ha limitado a reconocer el relato de los hechos del Ministerio Fiscal que le acusa de haber degollado a las pequeñas con una sierra eléctrica y un cuchillo de cocina, después de drogarlas con varios medicamentos. Los análisis forenses confirman que las dosis no fueron suficientes para dejarlas inconscientes, hasta el punto de que la hija mayor trató de huir.
Aún así, el empresario inmobiliario ha rechazado el agravante de ensañamiento que ha planteado la acusación particular en representación de su exmujer y madre de las niñas, aunque ha evitado entrar en los detalles de los crímenes. “Hay situaciones que viven las personas que a veces son límites y se toman decisiones de las que hoy me arrepiento y pido perdón por ello”, se ha limitado a decir el acusado.
Tras proclamar su arrepentimiento en la primera sesión del juicio, David Oubel ha dicho que no puede explicar el móvil de los asesinatos. “Desconozco el motivo pero estoy muy arrepentido y ya no tengo manera de solucionarlo”, ha declarado. También el acusado acepta los informes que elaboraron los psiquiatras que dictaminaron que en el momento de perpetrar los crímenes, el parricida no presentaba ningún trastorno que le hubiera provocado una alteración de su capacidad de discernir y que era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo.
Igualmente el acusado ha respondido con un “sí” cuando el fiscal le ha preguntado si conocía las consecuencias penales de confesar los hechos por los que solicitará al jurado popular que David Oubel sea condenado a la pena de prisión permanente revisable. De aceptarlo así, sería el primer caso que se registra en España, según han indicado fuentes de la Fiscalía de Pontevedra. La aplicación de esta reforma penitenciaria entró en vigor apenas un mes antes de que se cometieron los crímenes.
Antes de que el jurado dé a conocer su veredicto, cuya lectura se ha programado para este jueves, está previsto que declaren ante el tribunal 13 testigos, entre ellos seis guardias civiles de la Policía Judicial que llevaron el peso de la investigación, además de varios peritos y forenses que reafirmaron en sus informes la autoría del acusado y las armas empleadas.
En su escrito de calificación, el fiscal sitúa la hora de los asesinatos entre las 8,30 y 11 de la mañana del 31 de julio y confirma que el padre mató primero a la menor de sus hijas, empleando un cuchillo de cocina y una sierra eléctrica que unos días antes había comprado en una ferretería. “Con evidente ánimo de acabar con sus vidas y con la finalidad de evitar cualquier posibilidad de defensa o de huida de las menores de edad, les hizo ingerir en un primer momento nordiazepam, oxacepam y tizanidina para adormecerlas o al menos lograr que estuviesen con un nivel bajo de conciencia”, dice el fiscal.
Le atribuye al acusado dos delitos de asesinato cualificado con los agravantes de alevosía, parentesco y por tratarse de dos menores de 16 años, por lo que solicita la pena de prisión permanente revisable y alejamiento o prohibición de comunicarse y aproximarse a su exmujer a menos de un kilómetro de distancia. En concepto de responsabilidad civil, el fiscal pide que se condene al acusado al pago de una indemnización a su exmujer de 245.000 euros.
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