_
_
_
_
_

“El puntillo”, el estado que buscan los jóvenes cuando consumen alcohol

La ingesta excesiva entre los 16 y los 27 años está asociada a la capacidad para controlar sus efectos y no a la cantidad, según la FAD

Jóvenes haciendo "botellón" en la plaza Dos de Mayo de Madrid.Foto: atlas | Vídeo: SAMUEL SÁNCHEZ / ATLAS
Más información
Borrachos y en urgencias a los 13 años
Muere una niña de 12 años tras un coma etílico en una fiesta de Halloween

"El puntillo" o punto de "descontrol controlado" es el estado que buscan alcanzar los jóvenes cuando salen de fiesta y consumen alcohol. Así lo recoge el informe realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, tras consultar a jóvenes madrileños de entre 16 y 27 años en distintos momentos de ocio. La FAD detalla que la ingesta excesiva de bebidas de alta graduación a estas edades se debe no tanto a la cantidad consumida, sino como de la capacidad de los jóvenes para controlar sus efectos. El fin de semana se instaura como el momento para olvidar las inercias penosas de los días lectivos: el imperativo es desconectar.

Para controlar dichos efectos, el informe explica que los jóvenes utilizan distintas técnicas. Entre ellas está el "desfase faseado" —dosificar la toma de psicoactivos a lo largo del tiempo de salida—, o realizar "consumos instrumentales" —combinar distintas sustancias para alternas efectos cruzados. "Subidón" y "bajón, en jerga juvenil. "Lo que buscas es la manera más rápida de perder todos esos condicionantes, las convenciones sociales a las que tenemos que estar sujetos todo el día. Cuando me drogo más de lo que es teóricamente razonable, lo que busco es eso, una pérdida de la conciencia controlada en este caso. Pero obviamente la droga es la vía de escape fácil para llegar a ese tipo de sensaciones ¿no? Abrirte a otras situaciones", razona Nacho de 23 años, uno de los jóvenes que ha participado en el estudio Sudar material. Cuerpos, afectos, juventud y drogas

El objetivo de este estudio ha sido tratar de entender la funcionalidad y el significado que tiene el "exceso" en la rutina de ocio de los jóvenes. Otra de las conclusiones extraídas de la investigación es que el consumo a estas edades es ocasional, centrado en los fines de semana, y que los jóvenes lo ven como una práctica diferente a la que realizan los consumidores diarios y adictos. Piensan que ejercen el control y lo valoran positivamente. “Yo, por ejemplo, llega el viernes y no sé si será porque tampoco es que esté especialmente a gusto en mi oficina pero es como… uf, liberación. Te sientes más libre”, asegura Joaquín de 24 años. Juan de 27 sostiene esta versión y argumenta que "el fin de semana es total libertad, cero responsabilidades". 

Como colectivo, los jóvenes asocian directamente las fiestas en raves y macrodiscotecas con el consumo excesivo de alcohol y también de otras drogas, especialmente de MDMA. En cuanto a los tiempos, comienzan a beber en casas particulares o bares de forma suave, para continuar en discotecas con un consumo de mayor intensidad. Al final de la jornada, en casas de amigos, la ingesta vuelve a ser de nuevo suave. 

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_