Los cinco promotores de Podemos llegan divididos al segundo congreso

Se les llamó “los cinco de Vistalegre” porque formaron el núcleo del equipo de Pablo Iglesias en el congreso fundacional de Podemos. Aunque no son exactamente los únicos promotores del partido —en el origen también jugaron un papel destacado el eurodiputado Miguel Urbán o el responsable de Discurso, Jorge Moruno—, en noviembre de 2014 Iglesias se rodeó de otras cuatro personas que después tuvieron un papel clave en la formación: Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre. El grupo de los cinco amigos y compañeros de universidad, que arrasaron a los críticos en el primer cónclave —entonces solo Anticapitalistas y Pablo Echenique— llega roto tres años después al segundo congreso de Podemos.

La quiebra entre Iglesias y Errejón es la determinante, pero las grietas están en todo el grupo. Carolina Bescansa, la responsable demoscópica de Podemos, ha roto con ambos cansada de su “partido de ping pong” y ahora presenta una vía alternativa para el congreso. Los conocedores de las relaciones de ese núcleo fundacional de Podemos sostienen que Bescansa y Errejón siempre pugnaron por erigirse como el número dos del partido. No es casualidad que sus secretarías se denominen prácticamente igual —la de Bescansa, Secretaría de Análisis Político y Social, y la de Errejón, Secretaría Política— y su relación personal es distante.

Bescansa, que falló en el análisis de las encuestas el 26-J que predecían el sorpasso, busca recuperar su sitio. Aunque estuvo al lado de Iglesias en la primera confrontación con Errejón por las reglas del congreso, esta vez no ha firmado los documentos del líder.

Luis Alegre, exlíder del partido en Madrid, ha emprendido también un camino por su cuenta y no firma ninguna de las ponencias. Prefirió desaparecer, se ha desvinculado y ha vuelto a dar clases de filosofía en la Universidad Complutense. Amigo de Iglesias, siempre le fue leal, pero hace apenas una semana sorprendió con un artículo publicado en El Huffington Post, escrito a medias con un errejonista, en el que defiende las tesis políticas de Errejón. Apartado de los focos, se ha limitado a escribir en su cuenta de Twitter: “No me he alineado con nadie. Dejé la primera línea para poder decir lo que pienso y lo que creo que es mejor para Podemos y para el país”. Pero el líder ya no cuenta con él para su equipo.

Con quien sí puede contar Iglesias es con Juan Carlos Monedero. El primer responsable del programa de Podemos chocó desde el principio con Errejón, con quien siempre discrepó por su estrategia de que el partido no se definiera en temas conflictivos, fuera del “marco ganador”. Monedero lo cuenta con esta metáfora: “La hipótesis populista es como el carné por puntos. Si no sacas el coche del garaje, no pierdes ninguno”.

Monedero dimitió por sus fuertes discrepancias con el grupo promotor. Tres años después, lo analiza: “Lo que era una ventaja al comienzo, la amistad, luego ha sido fuente de conflictos. Porque Errejón nunca ha entendido que Iglesias, además de su amigo, era su secretario general. Porque Iglesias es el secretario general de una organización con cinco millones de votos, no el amigo de Errejón o de Monedero”.