El PNV exhibe su pragmatismo
El partido cierra la puerta a aventuras soberanistas a la catalana y descalifica a Bildu
En otros tiempos, un Alderdi Eguna (Día del Partido) celebrado una semana después de la rotunda victoria del PNV se hubiera convertido en un emotivo acto de exaltación soberanista. Sin embargo, el domingo no lo fue. El PNV volvió a exhibir su pragmatismo y si algo aclaró es que, ante las incertidumbres europeas y españolas, cerraba la puerta a aventuras soberanistas a la catalana y descalificaba a su promotor local, Bildu.
El PNV, partícipe en la fundación de la democracia cristiana, aliada de la socialdemocracia en la construcción de la Europa de postguerra, sabe que la situación es grave. Los discursos del tándem Iñigo Urkullu-Andoni Ortuzar no fueron para entusiasmar a sus militantes. Pero, a riesgo de aburrir, hicieron una pedagogía que está ausente en la política española.
Cerraron la puerta a un pacto con Bildu, basado en el derecho a decidir, y han tomado nota del anuncio de Podemos de pasar a la oposición. Esto no obsta para comprometerse con ellos en acuerdos puntuales en la consolidación del final de ETA, asuntos sociales o de autogobierno.
Urkullu y Ortuzar prepararon el terreno para la reunión con Idoia Mendia (PSE), que ayer se saldó con la voluntad de avanzar hacia un pacto de estabilidad. Urkullu abogó durante la campaña y en la misma jornada electoral del 25-S por un Gobierno estable. La pérdida de un escaño a favor de EH Bildu, tras el recuento definitivo, hace aún más apremiante esa necesidad para el PNV, pues ahora Bildu y Podemos suman 29 escaños frente a 28 del PNV. Si el PNV no logra un acuerdo con el PSE, una mayoría parlamentaria Bildu-Podemos con el Partido Socialista de Euskadi (PSE) podría bloquearle la legislatura, sobre todo en políticas socio-económicas.
Pero a los socialistas también les interesa el acuerdo con el PNV —de gobierno o de legislatura— porque les da visibilidad cuando pasan por su crisis más grave. Sería una extensión natural del acuerdo existente en Ayuntamientos y Diputaciones, además de la fórmula gubernamental más apreciada por los vascos y que cuenta con muchos precedentes de políticas progresistas que lo hacen fiable. El principal escollo puede ser el nuevo Estatuto de autonomía, pero Urkullu, además de priorizar la salida a la crisis, pretende que en el consenso participe, al menos, un partido estatal tradicional.
Es posible que el PP plantee al PNV, en su reunión de este martes, un apoyo mutuo en las investiduras de Mariano Rajoy y Urkullu, pero este no lo necesita, aunque puede serle útil más adelante para completar mayorías. Ortuzar no descartó hace meses “pagar a escote” con otros partidos la “enorme impopularidad” de abstenerse para dar el Gobierno al PP y evitar nuevas elecciones. Pero hoy no parece estar por la labor.
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