La ciudadanía, dispuesta a votar lo mismo hasta que los partidos pacten
Los electores que consideran mala la situación política alcanzan un nuevo récord, según un sondeo de Metroscopia
Más de tres meses de bloqueo político, negociaciones, simulacros, fotos, cartas e intercambio de whatsapps solo han servido para irritar a la ciudadanía y convencerla de que habrá nuevas elecciones. Quienes consideran mala la situación política alcanzan un nuevo récord, el 94%. Y una segunda vuelta no resolverá el problema. La encuesta de Metroscopia para EL PAÍS anticipa un mismo escenario de pactos obligados, con PP primero, seguido de PSOE, Ciudadanos y Podemos.
Quedan 30 días para el 2 de mayo, la fecha que el mandato constitucional establece como límite para convocar nuevas elecciones si nadie logra formar Gobierno. Y los ciudadanos ya están convencidos de que tocará volver a las urnas. De este desenlace que nadie parece desear solo podrá extraerse una ventaja, coinciden todos los partidos: no están dispuestos a que haya unas terceras. La mayoría sigue convencida de que, frente al tradicional bipartidismo, es mejor que haya una pluralidad de formaciones en el Parlamento. La responsabilidad de que eso se traduzca en un Gobierno corresponde a los políticos, y un amplísimo número de electores está convencido de que ni se han esforzado lo suficiente por alcanzar una solución ni han estado dispuestos a ceder para salir del laberinto.
Sin embargo, a excepción de Podemos, el partido que sufre un mayor retroceso según Metroscopia, ningún partido paga el precio de esta falta de resultados.
El PP retiene la fortaleza de su marca. Con una estimación de voto del 27,7%, apenas pierde un punto respecto al resultado que obtuvo el pasado 20 de diciembre. La corrupción apenas pasa factura electoral a la formación. Sus votantes —que no la mayoría del electorado— lo perciben como un partido fuerte y unido, y valoran la tarea realizada en estos años por su candidato. Eso no significa que deseen que repita. La mitad de ellos preferiría que, de celebrarse nuevos comicios, intentara presentarse con otro cabeza de cartel.
El PSOE se mantiene en segunda posición y su distancia respecto al PP es la misma que el 20-D, de aproximadamente siete puntos. De celebrarse hoy elecciones, los socialistas obtendrían un apoyo del 21%, un punto por debajo del resultado de diciembre. Las percepciones del electorado cambian constantemente en el escenario actual, donde las expectativas generadas por aparentes avances o reencuentros exagerados derivan poco después en la sensación de que todo sigue igual. Esa puede ser la razón, junto con la imagen de enfrentamiento interno que proyectan los socialistas, para que el PSOE no despegue en las encuestas a pesar de que la iniciativa ha estado siempre en manos de su candidato.
Ciudadanos, sin embargo, obtiene rédito de los esfuerzos hechos por alcanzar un acuerdo durante estos más de tres meses. La formación es la que más simpatía despierta entre los ciudadanos, su líder sigue siendo el más valorado y, a diferencia de los otros tres principales partidos, su imagen no presenta ni una grieta. Se les ve como un partido compacto, que en ningún momento cuestiona el liderazgo de Rivera.
Es necesario, aun así, mantener cierta reserva. La encuesta lo sitúa en tercera posición, con un 18,8%. Casi cinco puntos por encima del resultado que obtuvieron el 20-D. Es prácticamente la misma estimación que tenían una semana antes de las elecciones, que produjo una sensación de euforia luego diluida por las urnas.
Podemos es el partido más castigado. Junto al desgaste de la imagen de su líder, Pablo Iglesias, que ya se detectaba claramente en anteriores encuestas, se unen dos percepciones negativas más: la crisis organizativa, con el enfrentamiento protagonizado por Iglesias y su número dos, Íñigo Errejón, y la idea compartida por la mayoría de los electores de que el partido emergente se ha esforzado poco en desbloquear la situación política. Podemos obtiene en la encuesta un 15,9% de los votos, casi cinco puntos menos que el 20-D.
Justo a la inversa, Izquierda Unida-Unidad Popular se beneficia del retroceso de Iglesias, y duplica, con un 6,9%, su resultado de diciembre (3,7%), gracias en buena medida a la alta valoración de su líder, Alberto Garzón.
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