Tres alternativas y un fracaso
Las posibilidades de construir un Gobierno transversal y reformistas son hoy irreales Una alternativa de izquierdas es posible pero difícil y desgarradora para el Partido Socialista
Constatado ya que España no es Alemania y no hay cabida para una gran coalición —un Gobierno que uniera al PP y al PSOE—, son cuatro las alternativas sobre la mesa.
Dos de ellas se presentan hoy imposibles, aunque muchas voces, incluido ayer mismo la del expresidente Felipe González en su entrevista en EL PAÍS, las defiendan como las más racionales. Hay una tercera, aritméticamente posible pero que se enfrenta a muchas dificultades. Y una cuarta, inevitable si ninguna otra sale adelante y que supondría el fracaso de todos los partidos políticos.
Un Gobierno del PP, facilitado por la abstención de Ciudadanos y del PSOE, no puede salir adelante porque Mariano Rajoy no piensa echarse a un lado —como desearía la formación de Albert Rivera— y porque el PSOE en bloque ya ha anunciado que nunca lo apoyaría.
Un Gobierno del PSOE, gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención del PP, por mucha voluntad reformista que trajera consigo, se presenta irrealizable. “Si no nos dejan gobernar, que nos echen, pero que no pretendan encima que tras ganar las elecciones respaldemos al perdedor”, dicen en el entorno de Rajoy.
Albert Rivera quiere repetir el papel de mediador fundamental que tan bien le funcionó en la elección del presidente del Congreso, y estaría cómodo con cualquiera de esas opciones, pero es consciente de que hoy son irreales.
Pedro Sánchez puede intentar el pacto con Podemos, IU y el PNV. Será una carrera de obstáculos para alcanzar una mayoría exigua, porque, a pesar del deseo expresado por el líder socialista de sumar a izquierda y derecha, Rivera ya le ha dejado claro que no cuente con Ciudadanos para ningún acuerdo que incluya a la formación de Pablo Iglesias. No está garantizado, además, que el PNV se apunte incondicionalmente a ese pacto. Tampoco lo está que ERC o Democràcia i Llibertat se abstengan a cambio de nada y no aprovechen la ocasión para impulsar sus objetivos independentistas.
Y finalmente, está por ver el margen de negociación que el PSOE le da a Sánchez para cerrar un acuerdo con Podemos que hoy tiene al partido completamente desgarrado.
Por mucha voluntad reformista que expresen todos, si nadie cede, la única solución en que se pondrán de acuerdo será la de volver a tirar los dados en unas elecciones.
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