La brecha generacional
En la España actual, conviven dos sociedades: la que ha votado a los nuevos partidos y la que votó a los viejos.
Dos años antes de nacer Podemos, en 2012, escribí Regreso del futuro, un artículo en el que, en un ejercicio de "política-ficción", imaginaba la victoria de un Partido Radical. Su éxito se debía a la brecha generacional entre los nacidos antes y después de 1970. Ahora, ese partido ha quedado tercero en las elecciones. Su irrupción —y la de Ciudadanos— hace patente esa brecha.
En la España actual, conviven dos sociedades: la que ha votado a los nuevos partidos y la que votó a los viejos. Ahí van los datos. Según la encuesta preelectoral del CIS, los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, obtenían el 31% de los votos entre las personas de entre 18 y 44 años, frente al 22% que apoyaría a los partidos tradicionales. Entre los mayores de 45 años, el PP y el PSOE se hacían con el 38% del apoyo, 20 puntos más que entre los de 44 años o menos. La brecha es particularmente nítida entre los que tienen 65 o más: en esa franja, la única en la que los populares eran el partido más votado, el apoyo a los partidos tradicionales se situaba 39 puntos por encima del que se registraba para los nuevos partidos.
La brecha generacional se explica por el profundo cambio social que se ha venido forjando desde tiempo atrás. En los últimos años, dos grandes acontecimientos han transformado profundamente, y lo seguirán haciendo, cómo somos y cómo vivimos: la crisis económica y la revolución tecnológica. La sociedad poscrisis es muy distinta a la de 2007. Según Mikroscopia, un estudio de MyWord, un 53% de ciudadanos cree que ha descendido de clase social por la recesión.
La crisis ha marcado a los jóvenes millennials, pero también a aquellos de 34 a 44 años
La crisis ha provocado también daños emocionales —somos menos felices que antes— así como estragos en instituciones y marcas. España no sólo ha girado hacia el multipartidismo: ha pasado de ser uno de los países que más apoyaba la economía de mercado, a encabezar, con Argentina y México, la lista de los ‘rebeldes’, con un apoyo al sistema capitalista mucho menor.
La crisis ha marcado particularmente a las nuevas generaciones, a los jóvenes millennials, pero también a aquellos que de 34 a 44 años. Entre los nacidos después de 1970, hay más paro, más precariedad laboral, y también salarios más bajos.
La revolución tecnológica está transformando profundamente nuestras vidas. En 1997, solo el 0,9% de los ciudadanos era usuario diario de Internet; en 2012, el 79% accedía a la Red ocasionalmente y España era ya el quinto país del mundo en uso de redes sociales. La práctica totalidad de los ciudadanos (96%) de 18 a 44, ha usado Internet en los últimos tres meses, porcentaje que cae al 53,5% entre los de 45 y más años. Las tres cuartas partes de los nacidos después de 1970 están en redes sociales, mientras que entre sus mayores sólo está uno de cada cuatro.
Las nuevas generaciones viven hoy peor que sus padres pero disponen de herramientas con las que expresar sus quejas: las nuevas tecnologías. Con los canales que ofrece, están dibujando una sociedad más informada, exigente y horizontal. El 20-D es sobre todo la expresión de unas generaciones dañadas que optan, porque pueden, por no resignarse a ir a menos.
Belén Barreiro es directora de la empresa MyWord y es ex presidenta del CIS.
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