Alfonso Pardo de Santayana, militar
Jefe del Estado Mayor del Ejército con Aznar, gestionó el fin del servicio obligatorio
A Alfonso Pardo de Santayana (1936-2015) le tocó pilotar el Ejército de Tierra en la difícil transición del siglo XX al XXI y en la más difícil del reclutamiento obligatorio al Ejército profesional. “La supresión es irreversible. Hizo un gran servicio a España, pero no responde al Ejército que hoy necesitamos. Lo que ocurre es que al profesional no se le improvisa”, respondía en una entrevista con EL PAÍS en 2002.
Le tocó hacerlo, además, en un momento en que escaseaban los voluntarios, por lo que hubo que recurrir al reclutamiento de extranjeros, y en pleno desarrollo de la controvertida Ley de la Carrera Militar, que cambió las expectativas de los miembros de las Fuerzas Armadas.
Lo nombró jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) el primer ministro de Defensa de José María Aznar, Eduardo Serra, en septiembre de 1998, y continuó con su sucesor, Federico Trillo, hasta enero de 2003.
Nacido en Valladolid, perteneció a una larga y prestigiosa saga militar: su padre era general, él era el menor de cuatro hermanos, todos generales y todos del arma de Artillería, y deja tres hijos de uniforme; entre ellos, una mujer. Antes de ocupar la máxima jefatura del Ejército, fue agregado militar en Washington (EE UU), jefe de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), y segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, un puesto desde el que impulsó los dos grandes planes de reorganización: el META y el Norte. Como teniente general, fue el primer jefe de la Fuerza de Maniobra, que agrupaba a las principales unidades operativas del Ejército.
Uno de los momentos más delicados de su mandato fue la crisis de Perejil, en julio de 2002. Trillo recuerda en sus memorias cómo Pardo de Santayana abogó desde el primer momento por una acción de fuerza para recuperar el islote tomado por Marruecos. “Yo pienso, señor presidente, que cada día que pasa va en nuestra contra, porque consolida la situación a su favor. Si fuéramos británicos ya habríamos intervenido”, afirma Trillo que le dijo el general a Aznar.
En otro libro, Memoria oculta del Ejército. Los militares se confiesan, de Francisco Medina, Pardo de Santayana se quejaba del “afán de intervenir” de Trillo en Perejil.
Ya en la reserva, se produjo una polémica a propósito de un brindis por el Rey que pronunció el 16 de junio de 2006 en Segovia, “en estos momentos que algunos ponen en discusión la unidad de España”, en referencia al Estatuto de Cataluña. Pero ya en la entrevista con EL PAÍS había dejado claro lo que pensaba cuando se le preguntó por el País Vasco: “Solo digo que somos un Estado de Derecho”. Y una frase más: “En los Balcanes hemos visto la desgracia de la guerra y aprendido que hay que evitar por todos los medios una confrontación de ese tipo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.