Lost in translation
¿Se acuerdan de la película de Sofia Coppola Lost in translation, traducida en España como Pérdidos en Tokio? Su título en inglés parece adecuado para comentar un episodio del ex director de El Mundo y el caso Bárcenas.
Pedro J. Ramírez, ex director del diario El Mundo, pidió (jueves día 6 de febrero) la retirada de un artículo publicado en la sección Opinión del periódico The New York Times por haber sido reescrito sin su autorización. Según su versión, escribió a petición del periódico estadounidense una tribuna sobre su destitución como director del citado diario.
Ramírez envió el texto, su versión de los hechos, y, posteriormente, le devolvieron la traducción del mismo para que la revisase. Dio el visto bueno a la traducción y manifestó que, con algunos matices, le parecía correcta. Pero el ex director afirma haberse encontrado con la sorpresa de que el artículo publicado no es el mismo al que él dio el visto bueno, sino otro bien distinto en el que no se ha respetado ni el titular.
"Este artículo lo han escrito ellos, no yo", declaró al informar que había solicitado, se supone que al diario norteamericano, su retirada de la web.
The New York Times ha mantenido en su edición digital, en las páginas de la sección Opinión, el mismo artículo, que había sido publicado en la edición de papel, correspondiente al día jueves 6 de febrero, en la página 23 del cuadernillo A.
Una portavoz del diario norteamericano se puso en contacto con la agencia Efe. Su versión: "El señor Ramírez nos envió un artículo de opinión. Fue traducido cuidadosamente y en el curso de nuestro proceso habitual de edición y comprobación de datos se hicieron varios cambios editoriales menores para asegurar la veracidad, claridad y precisión" del texto.
La portavoz del periódico aseguró que comunicaron al periodista que se harían esos cambios y en todo caso aclaró que "de ninguna manera" se alteró el argumento o la opinión, "ni las pruebas utilizadas como apoyo".
"El autor no nos ha contactado desde que el artículo fue publicado", añadió la portavoz de The New York Times, preguntada por el descontento de Pedro J. Ramírez respecto a los cambios introducidos en el artículo publicado en las páginas editoriales del diario y su petición de que se retire de la página web.
Es decir, el periódico no se ha avenido a reconocer que el artículo publicado haya violado el texto del citado ex director, que, según se ha anunciado, permanece dentro de Unidad Editorial, grupo editor de El Mundo, con responsabilidad de la La aventura de la historia, donde figuraba, hasta ahora, con el cargo de director general editorial.
En el artículo en cuestión, el ahora ex director expone unos hechos sobre su destitución (en la que no se aclara que permanece en el mismo grupo editorial) parecida a la que ya había explicado en España a varios medios sobre la cobertura de algunos asuntos que han jalonado su enfrentamiento con el gobierno de Mariano Rajoy. El corresponsal del diario norteamericano en Madrid, Raphael Minder, habia informado en ese sentido en su despacho del 2 de febrero de 2013.
Dado que la versión publicada en el Times, en relación con el caso Bárcenas, por ejemplo, no supone una contradicción con lo que ya ha declarado, y habida cuenta de que el periodista no ha publicado todavía la versión original de su artículo que, según denuncia, ha sido "reescrito" por el diario norteamericano, veamos alguna de sus afirmaciones.
"Mi confrontación con el gobierno comenzó el pasado año, cuando un aliado del primer ministro Mariano Rajoy -el ex tesorero de su partido político, Luis Bárcenas, actualmente en prisión por delitos de corrupción y fraude fiscal- aportó documentos que mostraban una financiación ilegal del partido durante cerca de dos décadas. Nosotros lo revelamos y aportamos los documentos al juez que investiga el caso. También publicamos mensajes de texto de apoyo que el señor Rajoy había enviado al señor Bárcenas", dice la versión publicada por el NYT.
He aquí la secuencia de lo que pasó realmente.
El 19 de enero, el diario El Mundo, informó que Bárcenas había pagado "sobresueldos en negro" a la cúpula del PP. Dicha información sostenía que María Dolores de Cospedal, a instancias de Mariano Rajoy, puso fin al reparto de sobresueldos en B, tras llegar a la secretaría general del partido en el congreso de Valencia, en junio de 2008, una medida que el diario calificaba de draconiana.
El diario El País se hizo eco de dicha información.
El 31 de enero, después de una larga búsqueda, El País publicó los llamados papeles de Bárcenas, la versión íntegra, 14 folios, la fotocopia de la contabilidad manuscrita que había llevado primero como gerente, junto al tesorero nacional, Álvaro Lapuerta, entre 1990 y 2008, y desde junio de 2008, a partir del congreso de Valencia, hasta 2009 como tesorero nacional.
Estos documentos difícilmente podían haber sido filtrados por Bárcenas. Precisamente porque el ex tesorero utilizaba la existencia de esa contabilidad para presionar al PP. Buscaba obtener amparo ante la investigación judicial en curso. Si los filtraba, perdía su instrumento de presión para lograr el pretendido blindaje. Por eso, no lo hizo.
La "contabilidad paralela", como la califica el juez Pablo Ruz en uno de sus autos más recientes, describía pagos de sobresueldos a la cúpula del partido, incluyendo a Mariano Rajoy y a María Dolores de Cospedal, donaciones de empresarios, presuntamente ilegales, y abonos opacos de obras de remodelación en la sede central del PP de la madrileña calle de Génova, entre otras operaciones.
Como se puede apreciar, era una versión diferente a la que había dado El Mundo.
El documento manuscrito dio la vuelta al mundo.
El diario El Mundo se hizo eco.
Sin embargo, el entonces director del citado diario, escribió el 3 de febrero de 2013 su impresión sobre los hechos desvelados.
"Toca pues desdramatizar este ejercicio de Fantasmagoría en el que Bárcenas ha encontrado previsibles asistentes. Esto no es el caso Urdangarin, aquí nadie tiene «bombas atómicas» que pongan en riesgo ninguno de los pilares del Estado. Si hay dos o tres ministros que han evadido impuestos, se les cambia y ya está. El reajuste es en todo caso inevitable una vez que existe constancia de que la trama Gürtel pagó gastos personales de Ana Mato. ¿No es paradójico que una mujer que se revuelve contra la supuesta pretensión de confundirla con su ex marido, quiera hacernos creer que todo pasaba por él, incluso cuando era ella la que en solitario hacía los viajes, alquilaba los coches o pernoctaba en los hoteles? Nadie puede sostenerse en un cargo exigiendo a una sociedad machacada tal acto de fe.
Rajoy ha cometido ayer un error incomprensible al empeñar su palabra en algo que no puede garantizar, pero incluso en la hipótesis de que eso le obligara a abandonar anticipadamente el cargo, estaríamos ante una crisis perfectamente digerible por el sistema. Quien ganó las elecciones, quien tiene una mayoría parlamentaria más que estable es un partido y no una persona".
Unos días más tarde, definió la situación, utilizando la paradoja del físico austríaco Erwin Schrodinger, la de su famoso gato vivo y muerto: "O sea, lo mismo que sucede con la credibilidad que merecen los papeles de Bárcenas: son suyos pero ha podido haberlos fabricado".
En cuanto a las negaciones de Rajoy, el entonces director escribió: "Rajoy no sólo negó que él hubiera cobrado cantidad alguna de esa naturaleza -tal y como El Mundo reflejó desde que destapó el asunto-, sino también que en el PP se recibiera nunca dinero negro o se entregaran a nadie sobres con billetes".
Cabe subrayar que la afirmación de que "Bárcenas ha contado para su ejercicio de fantasmagoría con previsibles asistentes". En otras palabras, asumía que Bárcenas, bien directa o indirectamente, había tenido interés en filtrar la contabilidad.
Bárcenas, empero, según hemos apuntado, no filtró el material sino que hizo todo lo posible por evitar esa filtración.
Pero, en todo caso, esa matización es interesante para comprobar cómo lo que sostenía Pedro J. Ramírez no sería obstáculo alguno para que el entonces director de El Mundo asumiera un papel protagónico, usando su propia metáfora, en la "fantasmagoría" algunos meses más tarde.
El 5 de febrero de 2013, la Policía Judicial recogía en la sede de EL PAÍS, sobre la una de la tarde, el material publicado.
Y en un auto de fecha 15 de marzo, el juez Ruz, citaba al director de EL PAÍS, Javier Moreno, a prestar declaración como testigo sobre los papeles de Bárcenas el 20 de enero.
Las catorce fotocopias tuvieron, al menos, dos consecuencias.
La primera es que el juez Ruz, la Policía Judicial y la Fiscalía Anticorrupción disponían de una hoja de ruta o notitia criminis sobre una presunta financiación ilegal del PP y enriquecimiento personal, organización que había sido pillada in fraganti en 1990 haciendo lo mismo.
Problema: las pruebas para enjuiciar esa conducta fueron declaradas ilegales por el Tribunal Supremo. Si se daba crédito a los papeles de Bárcenas, esas prácticas siguieron adelante después del célebre caso Naseiro, con quien Luis Bárcenas ya había trabajado en la gerencia del partido.
La investigación judicial se orientó a verificar, a partir de febrero, las anotaciones contables. Bárcenas negó la existencia de la contabilidad, pero no negó que fuese su letra. En contacto con la cúpula del PP se le pidió que desmintiera más rotundamente su autoría. Rajoy afirma el 2 de febrero de 2013 que se trata de "papeles apócrifos". El 4 de febrero llega el desmentido más rotundo de Bárcenas, cuando afirma por vez primera, en una entrevista con el periodista Antonio Jiménez, que la letra de los papeles no es la suya y que está dispuesto a someterse
Bárcenas encubre a la cúpula del PP para asegurarse protección para sí mismo.
La segunda consecuencia de la publicación de los papeles de Bárcenas es que el PP lanzó una feroz campaña para destruir la credibilidad de EL PAÍS. El marketing consistía en desvalorizar el material con el argumento de que siendo una fotocopia carecía de todo valor probatorio, era una chapuza fabricada para desprestigiar al PP. Todos los medios afines al Gobierno y al PP se convirtieron en propagandistas de esta versión. El coro resultó atronador.
Pero el PP necesitaba una puesta en escena aparentemente más contundente. La promesa de querellas se convirtió en un bombardeo en regla, pero finalmente no serían querellas sino de demandas civiles de protección del honor contra El PAÍS. (María Dolores de Cospedal; demanda conjunta PP y Ángel Ácebes, Rodrigo Rato,Javier Arenas y Jaime Mayor Oreja; Federico Jiménez Losantos y la empresa Libertad Digital; Teófila Martínez, alcaldesa de Cadiz; arquitecto Gonzalo Urquijo; Alejandro Agag, por la trama Gürtel)
Esas demandas, en su mayoría, han sido retiradas, o desestimadas, algunas clamorosamente, por la Justicia.
La ofensiva del PP tuvo un punto de curiosidad. Bombardeó con demandas y campañas de desprestigio al periódico que había publicado los papeles de Bárcenas, al periódico que en ningún momento se había referido al pago de "sobresueldos en negro".
Pero, en cambio, al diario El Mundo, que había titulado con la acusación de evasión fiscal de una parte de la cúpula del PP, no le dirigió demanda alguna. Dos varas de medir.
Pedro J. Ramírez entrevistó, más tarde, en el mes de junio, a Luis Bárcenas, cuando, según sus palabras, le dio por volver a ser reportero una mañana. Según avanzamos, su teoría de la fantasmagoría de Bárcenas no le impidió acompañarle, meses después que EL PAÍS desvelara los papeles del ex tesorero del PP.
La entrevista realizada a mediados de junio se publicó el 7 de julio de 2013, cuando Bárcenas ya llevaba diez días en la prisión de Soto del Real. El ex tesorero le hizo llegar al periódico una hoja de su cuaderno original, la contabilidad B, idéntica a la fotocopia publicada por EL PAÍS, que el entonces director de El Mundo aportó al juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, y fue llamado a declarar como testigo por el juez Ruz sobre su entrevista con Bárcenas.
El 14 de julio de 2013, El Mundo publicaba una colección de SMS intercambiados entre Mariano Rajoy y Bárcenas, entre mayo de 2011 y el 14 de marzo de 2013, meses después de que las autoridades de Suiza enviasen, en diciembre de 2012, la comisión rogatoria con la primera cuenta de 22 millones de euros del ex tesorero en el LGT Bank (ex Dresdner, Ginebra)
Un día más tarde, el 15 de julio, Bárcenas confesaba ante el juez Ruz ser el autor de la contabilidad publicada por EL PAÍS el 31 de enero, hacía ya cinco meses y medio, y entregaba el cuaderno original completo.
Pero la decisión de publicar los papeles de Bárcenas, adoptada por EL PAÍS a pesar de la negación ofrecida por los dirigentes del PP al ser consultados, y que Ramírez omite en todo momento, permitió al juez Ruz avanzar en la investigación. No hubo que esperar a los originales para profundizar en la notitia criminis.
El juez, la Fiscalía Anticorrupción y la Policía Judicial, fueron confirmando una parte importante de los asientos contables en los cinco meses y medio que mediaron entre la publicación y la llegada de los originales.
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