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La dirección del PSOE intenta regular sus próximas discrepancias con el PSC

La federación andaluza, decisiva para cambiar el voto sobre el derecho a decidir

La dirección del PSOE y los diputados del PSC en el Congreso están seguros de que en los próximos meses volverán a repetirse episodios de discrepancia pública a propósito del derecho a decidir en Cataluña. Y como dan por hecho que esa diferencia es insalvable intentan normalizarla, regularla, de forma que no se produzca una situación tan tensa como la que se vivió en la cámara la noche de este martes.

El PSOE intentó que hubiera un voto único y mantuvo durante todo el día que se abstendría ante la moción de UPyD que tachaba de falacia el derecho a decidir de Cataluña, hasta que cambió a última hora una vez concluido el debate. Los diputados del PSC se mantuvieron firmes en la abstención por considerar que su programa electoral reconoce ese derecho y nunca votarán en contra.

Fuentes de la dirección socialista aseguran que esa actuación fue un error y que, una vez conocida la discrepancia, es mejor admitirla. Dan por hecho que UPyD incidirá en esa situación y prevén que vuelva a producirse cuando se voten iniciativas sobre consultas y más adelante en las resoluciones del próximo debate del estado de la nación.

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Tanto el PSOE como el PSC se aferran al elemento común de su propuesta de reforma constitucional hacia el Estado federal. Tanto el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, como la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, repitieron ayer esta referencia.

La dirección del PSOE, en todo caso, debe atemperar a quienes ahora piden una marca propia en Cataluña y, sobre todo, una posición clara en el resto de España. El salto sustancial en el episodio del martes es que se puso de manifiesto el nuevo equilibrio de fuerzas, porque la presión vino de la vieja guardia del Congreso, veteranos diputados de la época de Felipe González, pero, también de la poderosa federación andaluza.

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Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, y el número dos del PSOE en esa comunidad, Mario Jiménez, se movilizaron y contactaron con diputados andaluces y con el propio Rubalcaba para que se apoyara la moción que rechazaba el derecho a decidir. Esa intervención andaluza simboliza la nueva etapa, porque el PSOE en esa comunidad nunca ha dejado de tener el poder de ser la federación más fuerte, pero ahora además Díaz quiere que se sepa y condicionar esa política territorial del partido. También desde el partido en Asturias, la otra comunidad que gobiernan los socialistas, hubo gestiones ese mismo día. “Nos hace más daño no votar en contra del derecho a decidir que la discrepancia pública y admitida con el PSC”, reconocía ayer un diputado andaluz.

Esa frase resume también la intención del PSC en el Congreso de normalizar la discrepancia. De hecho, es ya la segunda vez que los parlamentarios catalanes votan en sentido distinto al Grupo. La primera fue en febrero y también a cuenta del derecho a decidir.

En los días previos, Rubalcaba habló con Navarro y con el responsable del PSC en el Congreso, Frances Vallés, y se acordó mantener la abstención. El mismo lunes Vallés redactó con Soraya Rodríguez la enmienda que luego rechazó Rosa Díez y nadie discutió la abstención. Tampoco hubo discusión en la reunión del grupo el martes por la mañana. La tormenta se desató horas después cuando, además, Navarro volaba hacia Madrid y estuvo desaparecido mientras se desataba la crisis y se le telefoneaba en busca de criterio.

Ahora PSOE y PSC buscan la fórmula de partir de la discrepancia y no intentar taparla para evitar así las crisis y tensiones. La dirección del grupo deberá decidir en los próximos días qué sanción impone a los diputados del PSC que rompieron la disciplina de voto.

En febrero tuvieron que pagar 600 euros cada uno. El reglamento interno prevé que las multas por no respetar la disciplina de voto oscilan entre los 200 y los 600 euros, en función de la trascendencia de la votación o de la reiteración del incumplimiento

El reglamento del Grupo Socialista asegura en sus artículos 33 y 34 que “el Comité Director podrá sancionar la emisión del voto contrario a la orientación acordada por el Grupo, cuando esta se haya realizado de forma voluntaria y haya sido manifestada explícitamente, sin perjuicio del mecanismo disciplinario previsto en los estatutos federales del PSOE”.

En febrero la ruptura de la disciplina de voto le costó a José Zaragoza el cargo de representante del PSC en la dirección del grupo socialista. Esta vez, las consecuencias del disenso serán menores y nadie discute a Francesc Vallés, reconocido por la dirección del PSOE y la del PSC.

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