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Los espeleólogos pensaron que estaban perdidos pero iban por el camino correcto

Los deportistas regresan a Madrid tras cuatro días perdidos en una cueva de Cantabria

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Una casita para cuatro en medio del valle, con vistas a las montañas y sin cobertura en el móvil. Los cuatro espeleólogos madrileños que fueron rescatados por la Guardia Civil este martes no pudieron elegir un mejor escenario para recuperar fuerzas, después de pasar cuatro días en las entrañas de la tierra. Los deportistas han partido rumbo a la capital la tarde del miércoles. Atrás han quedado las horas de espera e incertidumbre que vivieron dentro de una de las cavidades del Sistema del Mortillano, en Cantabria; con la duda de si el angosto paso que tenían delante les llevaría a la superficie o les adentraría aún más en un complejo de cuevas que se extiende a lo largo de 130 kilómetros.

La primera vez que lo vieron decidieron no arriesgarse. Así se lo han contado a sus amigos y rescatistas. No estaban seguros de si habían seguido el camino correcto o si, en algún momento, se habían despistado. Siguieron el protocolo de los espeleólogos para estos casos: levantar un refugio y esperar a ser rescatados. No podían regresar por donde entraron porque utilizaban la técnica de recuperación: una vez que habían bajado a un pozo, desenganchaban las cuerdas para utilizarlas en el siguiente. No había vuelta atrás.

Joaquín Gómez, de 32 años, Isabel Carrillo, de 33, y Bruno Martínez, de 49, descendieron por el acceso de Acebo la mañana del sábado junto a Alfonso Gutiérrrez, el presidente del grupo Espeleo Minas, al que todos pertenecían. El plan era salir por la boca de Rubicera esa misma tarde y cenar con los espeleólogos del Club Abismo de Guadalajara. Manuel Fernández era uno de los que les esperaba en la mesa. No se preocupó al ver que no llegaban: "Cuatro horas en una cueva pasan muy rápido". A la mañana siguiente dio el aviso a la Guardia Civil. Asegura que no fue hasta las seis de la tarde que un primer equipo con tres efectivos se adentró por Acebo: "Fue un día perdido".

Los espeleólogos recogen sus enseres de la casa rural en la que se hospedaban.
Los espeleólogos recogen sus enseres de la casa rural en la que se hospedaban.EFE

Los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil volvieron a explorar las cavidades el lunes. Tres equipos ingresaron por las bocas de Acebo, Rubicera y Mortero, tres de las cuatro entradas principales que tiene el Sistema del Mortillano. No llegaron a completar la ruta y cada grupo salió por donde entró.

Un grupo de 14 efectivos de los GREIM inició la última travesía la mañana del martes. Descartada la entrada de Mortero, un equipo se adentró por Acebo para repetir la ruta que los espeleólogos de Espeleo Minas habían dicho que seguirían, un recorrido que dura entre 8 y 15 horas. Otro, utilizó la boca de Rubicera. En este último iban también voluntarios del desaparecido grupo de espeleosocorro Esocan, que fueron convocados esa tarde. Este último grupo fue el que encontró a Joaquín Gómez y Alfonso Gutiérrez, estaban a una hora y media de distancia de la salida.

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"Pensaban que no les estábamos buscando", afirma Miguel Ángel Rodríguez, un antiguo miembro de Esocan que participó en el rescate. "No es normal el tiempo que se ha tardado en encontrarlos". Los espeleólogos perdidos llegaron a pensar lo mismo, por lo que decidieron dividirse: Carrillo y Martínez, que se sentían más débiles, se quedaron en el refugio. Gómez y Gutiérrez cruzaron el paso estrecho del que no se habían fiado cuatro días antes y, unas cinco horas después, descubrieron que nunca se perdieron.

Una vez fuera y tras varias horas de descanso, Gutiérrez ha declarado este miércoles a los medios que estaban seguros de que los localizarían, pero que no entendían por qué "tardaban tanto". Ha relatado que la madrugada del sábado al domingo llegaron a una gatera muy inclinada y que, al no saber por dónde seguir, decidieron montar el refugio. Esperaban ser encontrados el domingo. "Teníamos claro que iban a venir a buscarnos. Habíamos dejado un enlace y sabíamos que vendrían a por nosotros; lo que no entendíamos muy bien es por qué tardaban tanto."

El rescatista recuerda que los encontró en una galería: "Estaban muy bien para el tiempo que pasaron dentro, a mí me tendrían que haber sacado en camilla." Manuel Fernández lo reafirma: "Son gente preparada. Montaron un campamento y salieron prácticamente por su propio pie". Explica que sus amigos encontraron agua y racionaron la luz y los alimentos que habían metido en las mochilas, pensados para un día de travesía: "Incluso les quedó algo de comida".

Gómez y Gutiérrez volvieron a ver la luz del día cerca de las ocho de la tarde. Los otros dos espeleólogos fueron encontrados por los efectivos de los Greim que habían entrado por Acebo y que siguieron la ruta entera. Ellos salieron a la una de la madrugada del miércoles y, después de descansar y comer, fueron llevados en un todoterreno al cuartel de Ramales de la Victoria para que hablaran con sus familiares. "Estaban tan bien que Joaquín y Alfonso quisieron bajar a pie desde la cueva hasta el coche, pero no les dejaron. Les obligaron a subir al helicóptero para que pudieran tomarse la foto con las autoridades", asegura, en referencia al presidente de Cantabria, Ignacio Diego. "Bochornoso", zanja.

Ninguno de los cuatro necesitó acudir a un hospital y, esa misma noche, volvieron a Las Casucas de Asón, la casa rural en la que estaban alojados y, que durante cuatro días, se convirtió en una especie de centro de información para amigos y familiares preocupados, ya que la zona no cuenta con cobertura para móviles.

Los cuatro espeleólogos permanecieron en su casita en medio del valle, lejos del ajetreo de la capital, hasta las seis y media de la tarde del miércoles, cuando partieron rumbo a casa en los mismos coches en los que habían llegado una semana antes.

Un rescate "muy largo"

S. G.

"El rescate no está siendo eficaz", sentenciaba el martes desde Madrid David Fernández, amigo de Alfonso Gutiérrez y Bruno Martínez, los más veteranos del grupo. Martín González, excoordinador técnico del desaparecido grupo de espeleosocorro Esocan coincidía: "Los agentes de la Guardia Civil son disciplinados, fuertes y competentes, pero no conocen la zona".

González explicaba pocas horas antes del rescate que la ruta Acebo-Rubicera se instaló en el 2010. "Son pocos los grupos que la han hecho, no creo que haya habido más de cinco repeticiones. Si hubiéramos entrado nosotros la tarde del domingo, esto ya estaría resuelto."

La Guardia Civil ha asegurado que los Greim "siguieron el protocolo" y ha destacado que "ninguna de las quejas provienen de familiares". Manuel Fernández, miembro del Club Abismo de Guadalajara y amigo de los espeleólogos perdidos ha calificado la actuación de los agentes del Greim de "merecedora de una medalla". Ha criticado, en cambio, la del Gobierno cántabro: "Los principales problemas han sido jerarquía, burocracia y dinero". Tanto él como González han apuntado a la decisión de la Administración regional de "prescindir" de los servicios de Esocan en marzo del año pasado como la causa de que el rescate haya sido tan prolongado.

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