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Rajoy se compadece de las bases del PSOE porque Zapatero “les ha fallado”

“Democracia es votar para quitar al Gobierno”, contesta a los indignados

Mariano Rajoy (derecha) y Javier Arenas saludan al público en el mitin de Sevilla.
Mariano Rajoy (derecha) y Javier Arenas saludan al público en el mitin de Sevilla.ALEJANDRO RUESGA

La campaña se agota. Solo queda ya el último empujón en la plaza clave: dos mítines hoy en Ciudad Real y Guadalajara, con una traca final en Madrid. Por primera vez desde su derrota en 2004, Rajoy parte como favorito absoluto. Y ha demostrado que sabe jugar mucho mejor cuando solo depende de sí mismo.

Tanto él como su entorno están cada vez más convencidos del éxito y, sobre todo, de que han acertado con una campaña centrada en la economía, sin contestar a preguntar ni lanzar titulares polémicos, sin entrar apenas a asuntos delicados como la inmigración o el terrorismo, sin hacer ruido. Es el marianismo en estado puro, y funciona. El PP siempre teme a las campañas, pero esta, dirigida desde Madrid por Ana Mato, es considerada internamente como un éxito rotundo.

La carrera de Mariano Rajoy nunca estuvo pensada para ser un líder de la oposición. Zapatero llegó a la cumbre sabiendo que le esperaban largos años de oposición. A Rajoy todo se le había puesto de cara para ser presidente del Gobierno sin despeinarse. Pero llegó el 11-M, perdió, lleva siete años de suplicio y, por primera vez, se siente ganador.

Se le nota mucho. Está eufórico, pausado como siempre pero ya nunca inseguro. Tan confiado está, que hasta le ha salido una inédita vena complaciente con su rival. El Rajoy tranquilo en la derrota y magnánimo en la victoria del que siempre hablan con entusiasmo los marianistas.

El PP cree que las protestas son un problema para el PSOE, no para él

A veces parece que el PSOE le diera pena, del batacazo que cree que se va a llevar. Y hasta se preocupa por sus bases. Es como si ya se preparara para el discurso de su llegada a La Moncloa en 2012, tanto tiempo esperado.

En Málaga, ante unas 500 personas, y después en Sevilla, ante 4.000, con un Javier Arenas eufórico, convencido de que el PP recuperará con Juan Ignacio Zoido la capital andaluza, símbolo de las municipales y de la que puede ser su victoria en las andaluzas de 2012, lanzó un mensaje triunfalista, aunque recordó que las encuestas no votan y que hay que dar el último empujón. Rajoy mostró esa cercanía que parece sentir hacia las bases del PSOE, a las que ve traicionadas por Zapatero.

“La campaña del PSOE no habla de la vida de los andaluces o los españoles. Piden el voto contra el PP. Es el ‘sálvese el que pueda’ de un partido, el PSOE, que se ha quedado sin referentes ni dirigentes, un presidente que le ha fallado a sus bases y a la desesperada pide vótame a mí para que no salga el otro, la campaña del miedo. Eso es lo que los estrategas del PSOE piensan que va a servir para algo. Nosotros, a lo nuestro, porque Andalucía y España son infinitamente mejores que sus gobernantes”.

En esa línea de tratar de conectar con esas bases del PSOE defraudadas por los recortes de Zapatero —el CIS señala que más de un millón de exvotantes socialistas tienen decidido pasarse al PP, al menos en generales—, Rajoy también tuvo un mensaje para los jóvenes que se manifiestan en las calles. El PP está convencido de que la mayoría son de izquierdas, y por eso cree que esta revuelta es un problema para el PSOE y no para ellos. Pero Rajoy no quiso evitar ayer el asunto y entró de lleno a contestar el lema, “democracia real”.

“En democracia, a los gobiernos que no están a la altura se les quita con lo más importante que tiene una persona, su voto valiente, libre y decidido. Y a los que cumplen, como Paco Latorre [el alcade] en Málaga, se les vuelve a votar y apoyar. Esa es la regla de juego de cualquier democracia”, aseguró.

Y después, ofreció la solución: votar al PP: “Algunas cosas que vemos en España no pasan en Alemania, en Francia, Reino Unido, Holanda, Finlandia. Y desde luego que no pasaban cuando el PP gobernaba. La alternativa está muy clara: una fuerza política como la nuestra, que está a la altura de las circunstancias”.

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