Pedro y las lobas
Menos lobas, Pedro. Los verdaderos lobos son quienes consideran el feminismo como una guerra cultural mientras el machismo mata a 50 mujeres al año

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha confesado al periodista Carlos Alsina, y de paso al país y al mundo, que tiene amigos que se han sentido incómodos con el discurso “más de confrontación que de integración” con los hombres de su ministra de Igualdad, Irene Montero. Vaya por Dios. Se me caen dos lagrimones. Uno, por los amigos de Pedro, pobrecitos míos. Los conozco porque yo también los tengo. Son esos señores de cintura tonelera y cutis finísimo bajo la hirsuta barba que se ofenden por la furia feminista e hipan que no todos los hombres son violadores ni maltratadores ni machistas, como creen que les acusan ellas. Otro, por Pedro e Irene, a quien el presidente ni siquiera llamó por su nombre, como quien no menta a la bicha, porque si hubieran resuelto sus diferencias en el Consejo de Ministros y no arrojándose las siglas en público, igual no estaban ahora ambos jugándosela a todo o nada en las urnas.
Con todo, y pese al disgustazo, la auténtica llorera me vino luego. Entre el victimismo ciego y la terquedad de mulas de Montero y las suyas, y el “yo no he sido, la culpa de todo es de Yoko Ono”, de los otros, han logrado que se vuelvan a cuestionar asuntos que había costado años, sangre, sudor y lágrimas sacar de la disputa política. Así que menos lobas, Pedro. Los verdaderos lobos son quienes consideran el feminismo como una guerra cultural mientras el machismo mata a 50 mujeres al año. A todo esto, el candidato de la derecha, Alberto Núñez Feijóo, alardea de que suprimirá el Ministerio de Igualdad en cuanto llegue a La Moncloa, y su portavoz, Borja Sémper, templa gaitas con la ultraderecha diciendo que da igual cómo se nombre a la violencia si se lucha contra ella. No, no da igual, Borja, y lo sabes. A las cosas se las llama por su nombre, aunque duela, para entenderlas, evitarlas y honrar la memoria de las víctimas. Otra vez el feminismo, esa cosita de tías, en el pimpampún de la campaña. Ni un paso atrás, señoras. Y quien se ofenda, que se vaya a eructar a Forocoches.
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