Pizza, cócteles y terraza, varios placeres juntos solo en Pizza Félix

Comfort food es un término en inglés que se refiere a la comida que nos reconforta, y la pizza es una de esas cosas que a todos nos gustan y nos hacen sentir mejor. En Pizza Félix, la chef Adriana Lerma prepara pizzas al estilo de Nápoles y dignas de recordarse.

Mientras deslizan en la mesa una Death in Venice, hecha con una base de pomodoro (tomate) con mozzarella fresca, salami calabrese, pasta de chiles fermentados, peperoncino y orégano, una elección ideal para quienes disfrutan lo picante, Lerma, mejor conocida como Miwi, explica que la pizza napolitana es delgada, casi translúcida, “y la costra debe quedar muy chewy”.

El universo pizzero es amplio, en México primero se hizo popular la pizza común estadounidense, esponjosa y suave, con ingredientes como el salami o los champiñones (de lata), o combinaciones polémicas como la hawaiana —odiada por algunos—, que puede ser un gusto muy culposo si se le agrega catsup (llevando al extremo lo de culposo). Por su parte, la neoyorquina se sirve en triángulos grandes, es más fina y rígida; y en Chicago crearon la deep dish, tan gruesa como un pay. Al margen de las norteamericanas, aquí también hay pizzas italianas, y cada región tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, “la romana es super crujiente y se sirve partida en cuadros”, dice Miwi, que emprendió su carrera de chef y restaurantera con un bar.

Félix Bar abrió en 2009. Miwi recuerda que “era un lugar chiquitito con una estufita en Álvaro Obregón”, una calle que se ha convertido en el eje comercial de la colonia Roma. El pequeño local se consolidó por sus tragos y su minihamburguesa con papas a la francesa, hasta convertirse en un nuevo clásico (continúa abierto, pero es más amplio y está estrenando menú).

En 2014 Miwi viajó a Nueva York y regresó inspirada: “Fui a Roberta’s y me impactó, volví con la idea de poner algo similar en la Ciudad de México, pero no se concretó hasta el 2018. En esos años tomé varios cursos para aprender a hacer bien este tipo de pizza”.

No es tan sencillo como combinar harina, agua y levadura. “Fue muy difícil aprender a controlar la masa y los tiempos de fermentación”, dice Miwi, y agrega que esa masa la tiene que hacer dos días antes: “Tiene 36 horas de fermentación, y luego es chistoso porque haces la pizza y solo dura un minuto en el horno”.

El horno alcanza los 500 grados centígrados, “por eso revientan las orillas y queda húmeda en el centro”, explica Miwi. Por algo no hacemos pizza en casa, la compramos; este platillo “sencillo” requiere paciencia, precisión y un poco más para que quede en su punto y sea memorable.

Mientras Miwi ensayaba en su cocina, la parte de atrás de Félix Bar, que estaba en desuso, se transformó en esta agradable terraza escondida llena de plantas y una linda barra. Un patio interior como pocos en esta zona de la ciudad, ideal para disfrutar de los días soleados o lluviosos, porque tiene un techo transparente retráctil.

“Queríamos algo sencillo y cómodo”, dice Miwi, que disfruta mucho andar entre las mesas revisando que todo esté al punto: “Me encanta la energía de la gente levantando la mano, pidiendo cosas. El servicio me gusta mucho”. Esa energía crece los sábados y domingos o por la noche, cuando está más lleno. Entre semana a mediodía es más tranquilo, una buena opción para comer una ensalada o una pasta, y continuar con la jornada laboral.

Si vas con tiempo y ganas de disfrutar como un hedonista italiano puedes comenzar con un cóctel, ofrecen recetas clásicas para abrir boca, entre ellas varios tipos de spritz. Prueba el de vermut, una alternativa menos dulce al hecho con Aperol; aunque, si prefieres algo más gringo, tienen un buen Bloody Mary y la muy inglesa Pimm’s & Lemonade, que venden en jarra (para compartir).

Por supuesto, hay espumosos por botella o copeo. Las burbujas le van bien a la gastronomía italiana, que tanto placer nos ha dado. Miwi, como millones de personas, tiene un amorío con las delicias de ese país y otra de sus obsesiones son los vinos: “Tenemos varios blancos, rosados, naranjas y tintos; ahorita ando clavada con los naturales”. Tanto es así, que hace dos años fundó Rimessa, una tienda de vinos naturales en la Condesa.

Ya con trago en mano, toca elegir una entrada —el mix de olivas— y una ensalada. Mi favorita es la Kale Caesar con queso pecorino, otra opción es la de cogollos asados con hinojo fresco, shiso, cebollín, eneldo, perejil y un aderezo de tahini, perfecta para comenzar ligero. Luego hay que escoger la pizza, la más clásica es la Margarita. No son tan grandes, así que puedes probar dos o tres distintas si vas con más personas. Deja espacio para este postre: Boom Boom Bananas, plátano asado, helado de mantequilla tostada, chips de coco, cacahuate y crumble de mantequilla de cacahuate… el final feliz de Félix.

“A mí me gusta cocinar y comer comida confortable, que te de ganas de volver. Que llegues y me digas: ‘Me encanta esto’, es el mejor halago. Yo quiero hacer comida [de la que] que te acuerdes”, concluye Miwi, quien eligió la pizza para consentir a sus clientes, algo que nunca pasará de moda en el menú de los que a veces solo deseamos una rebanada de pepperoni y una coca cola con muchos hielos.

Pizza Félix

Categoría: comida italiana
Dirección: Av. Álvaro Obregón 64, Colonia Roma Norte, Ciudad de México
Precio: 500 - 700 pesos

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