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Lo que hay que saber de las corridas de toros “sin violencia” en Ciudad de México

La reforma, aprobada por el Congreso de la capital, prohíbe la muerte del animal antes, durante o después de la lidia, y el uso de instrumentos como lanzas, banderillas o espadas en el ruedo

Un manifestante a favor de la tauromaquia frente al Congreso capitalino, este martes.
Un manifestante a favor de la tauromaquia frente al Congreso capitalino, este martes.Mario Jasso/Cuartoscuro
Alejandro I. López

Las corridas de toros tienen sus días contados en Ciudad de México. Al menos en su vertiente tradicional, en donde la lidia se guía a través de un toque de clarín para pasar del puyazo inicial a los pares de banderillas, y suele concluir con una estocada para matar al toro en el ruedo. La reforma para transformar las corridas en espectáculos taurinos “sin violencia” impulsada por Clara Brugada, jefa de Gobierno de la capital, ha sido aprobada en el Congreso local este martes entre protestas de aficionados, toreros, ganaderos, empresarios y otros actores del gremio taurino.

“Espectáculo taurino libre de violencia”

La clave del proyecto de ley descansa en la creación de una nueva figura jurídica, la del “espectáculo taurino libre de violencia”. Se trata de un concepto que trastoca la naturaleza de las corridas de toros, que en su versión moderna, practicada en México, España, Francia, Perú, Portugal, Ecuador y Venezuela, implican necesariamente la lidia violenta del animal. En vez de abolir los festejos taurinos, como proyectos anteriores, el dictamen aprobado prohíbe la muerte y el maltrato del toro dentro y fuera de la plaza, exige cubrir los cuernos de los animales durante la corrida con el fin de protegerlos y limita la duración de los festejos taurinos a 30 minutos por evento.

La enmienda también contempla que los toros utilizados durante el espectáculo sean devueltos a su ganadería de procedencia al final de la corrida, una condición que únicamente tiene lugar durante un indulto, un evento inusual en el mundo taurino, cuando las características del ejemplar resultan tan favorables para la lidia que el juez de plaza, la máxima autoridad en un festejo, decide perdonarle la vida. Entonces el toro regresa a los corrales sin pasar por la estocada y vuelve a su ganadería, usualmente para fungir como semental.

Una corrida sin banderillas, lanzas ni espadas

La reforma prohíbe el uso de objetos punzantes como las lanzas, banderillas y espadas en las corridas de toros. Se trata de los instrumentos que dan orden a la lidia, dividiéndola en tres partes: tercio de varas, de banderillas y de muleta. En su lugar, la enmienda únicamente permite el uso del capote de brega y la muleta, ambos instrumentos de tela llevados por los toreros.

Si bien la atención de las distintas organizaciones contra la violencia animal se concentra en el último tercio, que salvo casos extraordinarios culmina con la muerte del toro, el resto de la lidia también expone a los animales a heridas continuas: durante el primer tercio, el toro acude al encuentro con un picador a caballo encargado de darle un puyazo, es decir, de picar en el morrillo del animal con la punta de una lanceta triangular. De acuerdo con el reglamento taurino de la capital, que define los términos en los que se llevan a cabo corridas de toros en Ciudad de México, el instrumento punzocortante tiene un tope de ocho centímetros. En el segundo tercio, el toro recibe tres pares de banderillas, que en su extremo incluyen un arpón de hierro de 14 centímetros. El último tercio y el más largo, el de muleta, implica la lidia por un torero de a pie y la muerte del animal tras la estocada final.

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Sobre la firma

Alejandro I. López
Es editor SEO en EL PAÍS México y América. Antes en National Geographic en español, Architectural Digest y Muy Interesante. Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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