La vuelta a la vida de ‘Guineo’, el ‘miura’ indultado en Sanlúcar
El toro, fuertemente castigado en varas, evoluciona favorablemente en la ‘uvi’ de Zahariche
El pronóstico sigue siendo muy grave, pero Guineo, el toro de Miura que fue indultado el pasado domingo en la plaza gaditana de Sanlúcar de Barrameda, evoluciona favorablemente de sus heridas ―cuatro puyazos de una profundidad entre 20 y 23 cm, cuatro banderillas y la divisa― y aunque el veterinario que lo cuida, Juan Miguel Mejías, se muestra cauto -”hay que esperar”, dice―, espera darle el alta en el plazo de un mes.
Mientras tanto, Antonio Miura, ganadero junto a su hermano Eduardo, está exultante, y afirma con rotundidad que el toro era de indulto: “Se lo mereció porque hizo una lidia completa”.
Otro protagonista contento es Esaú Fernández, el torero que lo lidió, paseó las dos orejas y el rabo simbólicos y salió a hombros, quien asegura eufórico que “es el toro más importante que he toreado en mi vida”.
Y también opina el picador Manuel Jesús Ruiz, que aguantó el empuje del toro y se ganó un costalazo de época: “Hacía tiempo que no picaba un toro con tanta prontitud y entrega”.
“Casi todos los toros indultados que he cuidado han tenido buen carácter; aguantan una lidia tan dura porque no se enfadan, y ‘Guineo’ es un animal apacible”, Juan Miguel Mejías, veterinario
Mientras tanto, ajeno al regocijo que ha despertado, Guineo se recupera en un solitario cercado, en vigilancia intensiva de los ganaderos, el mayoral y los vaqueros que lo han cuidado desde que nació en marzo de 2018, a lo largo de sus cinco años de vida.
Horas después de la corrida, a las dos de la madrugada, llegó el toro a la plaza de tientas de la finca Zahariche, situada en la localidad sevillana de Lora del Río. A las ocho de la mañana del lunes, el veterinario Juan Miguel Mejías y su equipo anestesiaron al animal para realizarle la primera cura.
“Me asusté cuando lo vi porque echaba espuma por los cuatro agujeros de los puyazos y pensé lo peor”, comenta, “hasta que comprobé que los cuatros estaban comunicados y era una reacción lógica del aire que entra por unos y sale por otros. Sacamos los coágulos que teníamos a la vista y medimos la enorme profundidad de los puyazos”.
Mejías explica que esas hondas heridas se producen porque el morrillo del toro baja entre 10 y 12 cm por el empuje de la vara, más otros 10 que tiene la puya. “Añádase que el picador Manuel Jesús Ruiz es un hombre de complexión fuerte, el peso del caballo, el peto y los arreos, que pueden oscilar entre los 700 y 800 kilos, y a los dos los levantó el toro con la puya dentro”.
“Cuando le estaba inyectando los antibióticos en las heridas”, continúa, “pensaba en cómo habría aguantado este animal una larga faena de muleta con la paliza que llevaba encima, pero esa es la bravura”.
Juan Miguel Mejías afirma con orgullo que no se le ha muerto ninguno de la decena de toros indultados que ha atendido, “y yo le he rezado a los mismos santos en esta ocasión, así que espero que este también salga adelante”. De todos modos, además de las preces, el veterinario asegura que la dosis de la medicación ha superado lo habitual porque no volverá a dormir al toro hasta el lunes 28 para comprobar su evolución y el estado de una de las escápulas, que la tiene bastante afectada.
‘Guineo’ estuvo en la Feria de Valencia y fue rechazado tras participar en una pelea en la tradicional desencajonada
“Casi todos los toros indultados que he cuidado han sido animales de buen carácter”, prosigue; “aguantan una lidia tan dura porque no se enfadan, y Guineo es un animal apacible, noble y tranquilo”.
A primera hora del pasado miércoles, Antonio Miura comprobaba el aparente buen estado del toro, y confirmaba telefónicamente a este periódico que Guineo había estado en la pasada Feria de Julio de Valencia, pero intervino en una pelea en la desencajonada y los veterinarios lo rechazaron porque presentaba un pequeño bulto en los cuartos traseros.
Pregunta. ¿Sabía usted que ese toro podía dar un juego excepcional?
Respuesta. No. Yo no sé si, cuando llega el día de la corrida, un animal tendrá ganas de embestir o no. El toro es un melón por calar, y no acostumbro a apostar por ninguno porque ya me he llevado muchas sorpresa”.
P. Pero es una pena que no se lidiara en una plaza de primera como Valencia.
R. A lo peor allí hubiera sido otro toro. No es posible saber si hubiera manifestado la misma disposición.
La familia Miura ha hecho público un breve comunicado a través de las redes sociales en el que señala que el indulto de Guineo fue merecido porque fue un toro de bandera; “y lo acaecido en Sanlúcar fue la simple demostración de que el toreo necesita la emoción del toro”, añade. “Si este no la provoca, todo se convierte en un baile de trazos técnicos e insustanciales que cansan, aburren y provocan el bostezo, convirtiendo la lidia en insoportable espectáculo tedioso y aburrido”.
Lo que tiene claro Antonio Miura es que Guineo cubrirá una punta de vacas una vez que confirme que la familia del toro ofrece confianza para su descendencia. Y espera que a este indultado no le suceda como a Tahonero, el primer miura al que se le perdonó la vida, en Utrera (Sevilla) el 22 de junio de 2019, y solo pudo ser semental durante dos años porque murió en una pelea con sus compañeros.
“El indulto fue merecido para un toro de bandera”, Familia Miura
Por su parte, el lidiador del toro indultado, el diestro Esaú Fernández, asiduo en los tentaderos en Zahariche, recuerda con emoción lo vivido en Sanlúcar. “Lo disfruté muchísimo, me permitió cuajarlo y torearlo muy despacio”, señala, “y hacía tiempo que no sentía unos olés tan rotundos como los de aquella tarde”.
Destaca Fernández la bravura del toro en el caballo, la buena lidia de Curro Robles, y la humillación del animal en el tercio de muleta. “Es, sin duda, el toro más importante que he toreado en mi vida”, concluye.
“Mi recuerdo más nítido”, dice el picador Manuel Jesús Ruiz, “es la prontitud con la que el toro acudió al caballo; yo lo vi como si fuera el tren ave por La Mancha”. Valora, asimismo, la bravura, la entrega y la fijeza de Guineo, pero hubo más: “Fue tal el encontronazo con el caballo en el primer puyazo que me peló el dedo anular entero de la mano como consecuencia de la fuerza con la que agarré la vara”, explica el varilarguero.
El próximo lunes, a primera hora, revisión de las heridas del toro indultado. Y tanto Antonio Miura como el veterinario esperan que no se rompa la estadística y Guineo prosiga la recuperación para que se convierta en un buen padre del legendario hierro sevillano.
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