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Israel Vallarta: “Me mantengo en pie para sacar a flote la verdad, no mi verdad, la verdad”

Víctima de uno de los grandes montajes de la policía mexicana. Acusado de seis secuestros y organización criminal. Después de 18 años y nueve meses en la cárcel sin sentencia, EL PAÍS entrevista a Vallarta en la fase final de su proceso judicial, para el que sigue esperando una sentencia absolutoria

Israel Vallarta en una fotografía realizada para una valoración médica, en junio de 2024.
Israel Vallarta en una fotografía realizada para una valoración médica, en junio de 2024.
Beatriz Guillén

—Buenas tardes, hablo del Cefereso número 1. Recibe la llamada de Israel Vallarta Cisneros.

Es el 3 de septiembre de 2024. María Guadalupe Vicencio Sánchez pone los teléfonos a grabar encima de una mesa de plástico, en medio de un comedor abarrotado, de la colonia Portales, en Ciudad de México. La esposa de Israel Vallarta suspira aliviada, son las 21.37 horas, explica, y él solo puede llamar hasta las 10 de la noche y solo puede hacerlo un día a la semana y solo puede durar 10 minutos. Hoy no va a hablar ella, pero igual empieza a grabar, así después puede reproducir su voz, traerlo de vuelta.

María Guadalupe Vicencio, el 12 de septiembre.
María Guadalupe Vicencio, el 12 de septiembre.Aurea Del Rosario (El País)

Israel Vallarta Cisneros lleva 18 años y nueve meses en la cárcel. Todavía no ha recibido una sentencia. Acaba de conseguir que se cierre la fase de instrucción del juicio, gracias a un amparo interpuesto por el Instituto Federal de la Defensoría Pública, quien lo representa. Solo eso le ha costado años. Está acusado de seis secuestros, de organización criminal, de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y de portarlas sin lincencia. Lo imputa la Fiscalía General de la República, quien nunca se ha desistido de las acusaciones formuladas por la antigua Procuraduría General de la República (PGR).

Israel Vallarta fue, junto a la francesa Florence Cassez, el protagonista de uno de los mayores montajes de la historia de la policía mexicana. Fueron las víctimas de la recreación orquestada por el entonces secretario de Seguridad Genaro García Luna y su jefe de policía, Luis Cárdenas Palomino. Hay decenas de reportajes sobre lo ocurrido en el caso Cassez-Vallarta, libros, documentales y sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) han desenredado las artimañas que utilizó el Estado mexicano para cubrir una mentira con otra, una tortura con otra, un falso testimonio con otro, una prueba fabricada con otra, hasta construir un castillo de naipes que, 18 años y nueve meses después, va a ser visto para sentencia. En esta recta final, EL PAÍS entrevista en dos ocasiones de forma telefónica a Vallarta, quien contesta desde el penal de máxima seguridad de El Altiplano.

Pregunta. ¿Cómo se siente ante un final que está cada vez más cerca?

Respuesta. Estoy desesperado, pero no estoy desesperanzado. Yo espero que este juez se apliegue a derecho. Si es así, mi libertad está garantizada. No dejo de confiar en el Poder Judicial, a pesar de que es importantísima esta reforma. Pero no es eso de lo que quiero hablar en este momento, sin embargo, sí viene en cuestión con lo que te digo porque han pasado 18 años y nueve meses y todavía estoy esperando. Ya el cierre está, falta que se escojan agravios y a ver cuánto tiempo me da el juez para darme la sentencia absolutoria. O la que él considere.

P. ¿Qué recuerdos tiene ahora de aquellos primeros momentos, de la detención, de cómo empezó todo?

R. Son recuerdos vívidos, frescos. No se me olvida desde el momento mismo que me detienen la camioneta para informarme de que están haciendo un operativo de despistolización, de armas, una revisión en curso. No opongo resistencia, que lo hagan, yo no tenía nada que deber. No encuentran absolutamente nada, a Florence también la checan. Después me piden mi identificación y confirman que soy yo. A partir de ahí son golpes y golpes, vejaciones y vejaciones, y pues toda la vorágine de abusos por parte de las autoridades mexicanas de ese entonces y que continuamente se siguieron dando. Son recuerdos tan fuertes que no son fáciles de superar aún al tiempo.

El nombre de Vallarta en el Tomo 1 de los expedientes del caso.
El nombre de Vallarta en el Tomo 1 de los expedientes del caso.Aurea Del Rosario (El País)

Israel Vallarta Cisneros fue detenido el 8 de diciembre de 2005 alrededor de las 11 de la mañana junto a Florence Cassez. Fueron arrestados cuando conducían hacia Ciudad de México por una carretera federal. Ella fue retenida durante casi un día dentro del vehículo. Él fue llevado a una especie de sótano donde fue brutalmente torturado por policías de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Fue quemado; asfixiado, con bolsas de plástico, con trapos y con agua; destrozado a golpes, con los puños, con palos de escobas, con las botas policiales.

En la madrugada del 9 de diciembre fueron devueltos al rancho de Las Chinitas para el show televisivo. Ambos fueron obligados a aparecer frente a las cámaras de Televisa y TV Azteca, que transmitieron a las 06.47 de la mañana lo que llamaron el arresto “en vivo” de una peligrosa banda de secuestradores y el rescate de tres de sus rehenes. Después de preparar el decorado —las armas, las credenciales, los muebles—, empezó la acción. Los espectadores mexicanos pudieron ver a Florence Cassez enojada y gritando su inocencia, y a Israel Vallarta, sometido y agredido en directo. Durante más de 24 horas, no fueron presentados a la autoridad judicial, solo eso hubiera servido para liberarlos. En cambio, en ese escenario, con el rostro inflado a golpes, la mirada baja y un jersey verde, se congeló para siempre a Israel Vallarta. Clic.

“Esa imagen... lo he dicho yo siempre y ante todas las autoridades, Israel está secuestrado desde el 2005, desde ese 8 de diciembre de 2005. Su imagen se quedó congelada. Si todo mundo ahorita ve a Israel no es Israel, a Israel le quitaron su identidad, su vida y lo dejaron congelado”, dice Mary Vicencio, mientras rebusca entre los papeles del caso, más de 20.000 hojas, 45 tomos de carpeta de investigación.

El Estado contra la familia Vallarta

P. Israel, sé que tiene que ser muy rápido, pero, ¿qué momentos clave guarda desde entonces?

R. Caray, son muchos.

Y enumera. “Ese golpe a mi psique, a mi moral, a mi pensamiento cuando me entero por televisión de que detienen a mi hermano René en el taller, y lo acusan de los mismos secuestros que me acusan a mí”.

El 7 de mayo de 2009, en medio de un conflicto diplomático entre Felipe Calderón y Nicolas Sarkozy por la liberación de Florence Cassez y con el objetivo de probar la existencia de un grupo de secuestradores liderado por la francesa, son detenidos René Vallarta, hermano de Israel, junto a Alejandro y Juan Carlos Cortez Vallarta, sus sobrinos. Se los llevan del taller mecánico del primero, donde estaban celebrando una reunión familiar. Los tres son ferozmente torturados en la delegación de la PGR en Chalco. Los agentes buscan que reconozcan que todos forman parte de la llamada banda del Zodíaco.

Para justificar los arrestos, la Secretaría de Seguridad Pública difunde entonces una declaración en video de un comerciante llamado David Orozco, quien entre titubeos y errores incrimina a los Vallarta. Orozco, quien declarara después ante un juez haber sido secuestrado por los policías y torturado para grabar esas imágenes, morirá en prisión en 2015. “Me parece difícil hablar un momento más aciago en esta historia plagada de engaños y abusos de autoridades: el instante en que, impuesta la razón de Estado, a un montaje se le suma otro y, para satisfacer al presidente, el Gobierno mexicano utiliza todo su poder contra una sola familia”, escribe Jorge Volpi en su investigación Una novela criminal.

Un gabinete con 19 tomos del caso de Israel Vallarta.
Un gabinete con 19 tomos del caso de Israel Vallarta.Aurea Del Rosario (El País)

Sigue por teléfono Israel Vallarta: “Cuando abusan de mi familia, de mis padres, cómo los humillan cuando van a defender a mis hermanos”. Tres años después de René es detenido Mario Vallarta, quien fue torturado por Cárdenas Palomino. También se llevaron en 2012, al hermano de Alejandro y Juan Carlos, a Sergio Cortez Vallarta.

“Otra más podría ser cuando fallece mi madre en 2011, fue un golpe bastante fuerte en mi vida; luego mi padre; luego mi hermano mayor, que era como mi padre, porque después de mi padre fue quien siempre estuvo al pendiente de mi persona: me daba muchos consejos, platicaba mucho con él... Pues no pude despedirme de ninguno de ellos. No cerré mi ciclo y hasta hoy me sigue doliendo”.

La liberación de Florence

Pero por otra también ha habido cosas buenas”, dice por el altavoz, y enumera. “Cuando se dio la noticia de que Florence se iba, estábamos todos expectantes, mis compañeros y yo, ese 23 de enero de 2013, de ver la resolución de la Suprema Corte de Justicia, yo ya lo esperaba, por supuesto, la libertad de Florence. Tanto es así que le di una carta con semanas de anticipación donde aclaramos ciertas cosas. Yo le deseaba lo mejor del mundo, que hasta la fecha lo hago, cada quien su camino. Eso fue un buen momento porque créeme que mi carga se me alivianó un poquito, se me aligeró un poco el peso”.

Ese día, la SCJN revocó la condena a Cassez, invalidó la sentencia a 60 años que le habían dado por las violaciones cometidas en su proceso: la policía no tenía orden de arresto, no llevó a los detenidos ante el ministerio público, no se respetó la presunción de inocencia y todo formó parte de una “escenificación ajena a la realidad”. El entonces ministro Arturo Zaldívar acuñó el término del “efecto corruptor” que tuvo el montaje televisivo, que ocupó todo e impidió que Cassez accediera un juicio justo. La ministra Olga Sánchez Cordero enumeró las inconsistencias entre las declaraciones de las tres víctimas que salieron aquella madrugada de Las Chinitas (Cristina Ríos, su hijo Christian Ramírez Ríos y Ezequiel Elizalde) con los partes policíacos sobre la detención. Después de más de siete años, Cassez salió libre.

La francesa Florence Cassez, en una foto tomada en diciembre de 2005, el mismo día de su detención en México.
La francesa Florence Cassez, en una foto tomada en diciembre de 2005, el mismo día de su detención en México.REUTERS

Dice otras cosas buenas: “Cuando me enteró de la liberación de mi hermano René, de mis sobrinos, cómo se van dando las cosas a favor”. En 2016 un juez absuelve a Alejandro y Juan Carlos, y después a René, porque se violaron sus garantías y porque no había pruebas concluyentes de su participación en ningún secuestro. Mientras, Mario Vallarta y Sergio Cortez Vallarta siguen con Israel en prisión. Hace poco que han conseguido que, al menos, los coloquen a los tres en el mismo pasillo. “Es una vorágine de recuerdos, una cascada de sentimientos y de pensamientos”.

La verdad

Es 11 de septiembre de 2024. Se cierra el plazo de la defensa para presentar las conclusiones. Llega la llamada y los teléfonos graban. Contesta Mary con voz apurada al personal del Cefereso, nombre y parentesco: “María Guadalupe Vicencio Sánchez, esposa”. Jarocha. Activista. Costurera y artista. Se hicieron novios cuando él se lo pidió dentro del penal con un anillo de papel; se casaron un par de años después, en 2017. Desde entonces, ha hecho plantones frente a Palacio Nacional, huelgas de más de 100 días, ha exigido pruebas de vida, ha ido semanalmente a Almoloya de Juárez, a Guadalajara, a Michoacán, donde él estuviera, ha hablado con medios nacionales e internacionales, con Rosa Icela Rodríguez, ha recibido cientos de cartas de amor. “¡Alejaste mis miedos, mis complejos, mis fantasmas! ¡Retiraste esa coraza que jamás creí quitarme!”, escribe él. “Para mí fue una historia tipo Romeo y Julieta”, dice ella.

P. ¿Cómo está, Israel?

R. Pues aquí sufriendo las inclemencias del tiempo y el frío. Y con sentimientos encontrados, se acaba el sexenio, la persona que tuvimos en la presidencia fue demagogo, pero no dejamos de creer en que pronto se logre el objetivo que se ha buscado desde el primer día que empezamos en esta ruta, no hay que desfallecer. No es fácil. Nos han tenido tantos años amordazados, no nos han permitido expresar nuestros pensamientos, nuestros puntos de vista sobre las injusticias. Pero bueno, pues seguimos para delante en la lucha porque si no, ¿cómo enfrentamos esto?

P. ¿Qué le ayuda ahora a mantenerse fuerte, en pie?

R. Sacar a flote la verdad, no mi verdad, la verdad. Esa que nos han negado por tantos años y que en algún momento como avalancha también se llevó a mis hermanos, a mis sobrinos, a mi familia. Es una pérdida general. Pero, mira, estamos vivos, creo yo que tengo lucidez aún. Porque esto ha estado de locos, no tienes idea, un día o una semana en este lugar. Este tipo de prisiones más que corporales, son psicológicas, simplemente date cuenta tenemos 10 minutos de llamada por semana, entonces imagínate te viene un cúmulo de pensamientos que quiere brotar, salir para comunicarse, pero tenemos que escoger las palabras para poder hacernos entendernos.

Vicencio busca información sobre el caso de su esposo, Israel Vallarta, en los tomos que ha guardado por 18 años.
Vicencio busca información sobre el caso de su esposo, Israel Vallarta, en los tomos que ha guardado por 18 años.Aurea Del Rosario (El País)

Cuenta Israel que pasa la mayor parte del tiempo en su estancia, que una hora y media al día sale al patio, coronado por vallas de tres metros, donde puede jugar voleibol o fútbol, o simplemente caminar. Que tiene unos 20 minutos para cada comida. Que no hay mucha cosa para leer allá adentro y que lleva años pidiendo que le permitan terminar la preparatoria para acceder a la universidad, y así podría estudiar Derecho por videoconferencia, pero que a él le gustaría más algo relacionado con la mecánica o la construcción. Cuenta que le cambian el uniforme una vez a la semana y la cobija cada 15 días. Que recibe una visita a la semana. “Todo el tiempo te están observando, hay cámaras por todos lados”.

Ansiedad, artrosis, insomnio, migraña

Israel Vallarta Cisneros es un hombre de 53 años. Sufre de artrosis en las rodillas, sordera, problemas de tensión arterial, migraña crónica, una lesión vertebral, trastorno ansioso mixto de personalidad, insomnio cuatro veces por semana, cuadros frecuentes de bronquitis y gastroenteritis, insuficiencia venosa que se refleja en “unas venas tortuosas, retorcidas que se pueden apreciar a simple vista”, dice el último informe médico, de un perito de la Defensoría Pública. Nada de eso le ocurría antes del 8 de diciembre de 2005, y mucho es una consecuencia directa. Fueron las palizas durante su detención las que le mermaron la capacidad auditiva; fue la tortura continuada la que le lesionó la columna y el nervio ciático; fue el brutal mordisco de un perro policía, en una supuesta revisión dentro de la cárcel, infectado y sin curar, el que le ha dejado la cicatriz en el muslo izquierdo; fue el ataque con un picahielos, de nuevo dentro de la prisión, el que le dejó ese agujero mal cosido en el brazo; fueron los golpes de Luis Cárdenas Palomino los que dejaron las marcas en la barbilla.

El perito de la Defensoría establece en su estudio que la salud del acusado se ha deteriorado de forma importante en prisión, porque tampoco recibe seguimientos ni los tratamientos que necesita.

Algunas cosas que Israel Vallarta ha solicitado mediante peticiones administrativas, desde 2023: un banco para sentarse a escribir; que se proporcione agua caliente en las regaderas; ingresar unos lentes porque se le habían roto los anteriores; que le hicieran una nueva valoración de la vista; que le entregaran los lentes; que le ingresaran una tobillera, unas medias de compresión y una faja lumbar.

En unos pocos párrafos, la valoración médica recoge lo que Israel Vallarta cree que ha perdido en estos 18 años y nueve meses en la cárcel: antes tenía una familia muy unida, ahora están muertos sus padres y su hermano, y él no pudo despedirlos, tampoco ir al sepelio; antes trabajaba remodelando casas, comprando y vendiendo carros, ahora no ha sido autorizado para asistir ni siquiera a un taller dentro del penal; antes tenía amigos con los que organizar reuniones, ahora solo compañeros de prisión; antes vivía de sus propios ingresos, ahora depende de su familia para comprar unas galletas, papel higiénico, algo para limpiar su celda.

P. ¿Qué le gustaría hacer, Israel, si hay una sentencia absolutoria?

R. Primero, respirar el aire fresco de allá fuera, que es diferente del que hay aquí. No pienso, fíjate, no visualizo todavía, no traigo el día hoy a mi presente hasta que me toque vivirlo, porque ya han pasado otras ocasiones en que ha habido falsos positivos y duelen, entonces ahorita no pienso en otra cosa más que en salir. Sí con mi esposa he platicado de…

Se han terminado los 10 minutos. El Cefereso número 1 de México cuelga la llamada. Dentro Israel Vallarta Cisnero sigue contando los días.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.
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