Checo Pérez cae, de nuevo, en la espiral de errores y de mucha presión

Cuando parecía que Checo Pérez salía del bache, su auto entró en un socavón. El mexicano empezaba a reencontrarse con la estabilidad. Iban bien las cosas en el GP de Gran Bretaña hasta el sábado, día de su penitencia, al perder el control del auto en la ronda de clasificación. Un mal sábado, salvo sorpresa, tumbaba toda aspiración en la carrera del domingo. Y así ocurrió: finalizó en la decimoséptima posición en una carrera poco memorable en su trayectoria. La carrera en Silverstone la ganó Lewis Hamilton, héroe local, seguido por Max Verstappen y luego Lando Norris.

Pérez venía de una séptima posición en el Gran Premio de Austria y de un octavo lugar en Barcelona, sin tener incidentes en Canadá y Mónaco, donde destrozó el auto. El número dos de Red Bull llegaba a Silverstone con confianza. En la primera práctica libre tuvo que cederle el lugar al joven Isack Hadjar. En la segunda práctica el mexicano terminó con el tercer mejor tiempo, un bálsamo para la confianza. En el último ensayo terminó en el noveno sitio, con la lluvia mediante. En la clasificación el mexicano terminó fuera de la pista, en la grava, en la primera ronda. Tuvo que largar desde el penúltimo lugar, pero los ingenieros de Red Bull metieron mano al auto para cambiar la unidad de potencia. El mexicano largó desde el fondo, esperanzado a que la lluvia le ayudara a remontar.

Durante el fin de semana, había el runrún de los rumores en el garaje de Red Bull que cuestionaban el por qué renovaron a Checo Pérez hasta 2026 cuando las cosas iban fatal para el mexicano, de si era conveniente darle su sitio al irregular Daniel Ricciardo o al joven promesa Liam Lawson. Christian Horner, patrón del equipo en la pista, lanzó una advertencia disfrazada: “Lo necesitamos ahí arriba apoyando a Max, porque ahora hay dos McLaren, hay dos Ferrari, hay dos Mercedes y necesitamos estar ahí desesperadamente”. Y es que Verstappen, que aún lidera el Mundial, ha encontrado rivales en Norris, Russell y Leclerc. Mientras el tricampeón del mundo sufre para pelear la punta, Checo está atascado en la mitad de la clasificación o a veces más atrás.

La carrera en el Gran Premio de Gran Bretaña, Pérez volvió a tener esas actuaciones de sus primeros años en Fórmula 1 o de su primera temporada con Red Bull: pelear desde el fondo, reñir por un decimoquinto lugar, suspirar por algún punto entre el top 10. Cuando la lluvia empezó a caer en la pista, a Checo Pérez lo mandaron a cambiar los neumáticos. Pero las condiciones no favorecían para tener las llantas intermedias y empezó a ver cómo se degradaban. La lluvia, sin palabra de honor, llegó y frustró todo porque el mexicano tuvo que hacer una parada extra. Eso le dejó en la vergonzosa situación de que los líderes de la carrera le superaran y le sacaran una vuelta de ventaja. El mexicano poco pudo hacer para remediar una carrera perdida por sus despistes del sábado y poco favorecido por la estrategia del domingo. La temporada empieza a ser dura para el mexicano porque ha dejado puntos importantes para pelear los primeros cinco lugares del campeonato de pilotos y ahora marcha en la sexta posición (118 puntos), le persiguen los Mercedes de Russell (111) y Hamilton (110). La punta se aprieta entre Verstappen (255) y Norris (171). Checo Pérez vuelve a caer en picada y se aferra a la frase que tiene escrita en la nuca del casco: “Never give up [nunca te rindas]”.

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