‘Masacre de los mormones’: la miniserie documental que busca respuestas a la matanza de la familia Langford-LeBarón
A casi cinco años del múltiple homicidio de seis niños y tres mujeres en el norte de México, la producción arroja información hasta ahora desconocida sobre este crimen que permanece sin sentencia para ningún implicado
Era una mañana un poco fresca, o al menos así recuerda Devin Langford el 4 de noviembre de 2019. En ese entonces aún tenía 13 años. Ese día se preparaba para viajar junto a Rhonita Miller, su tía Christina y su madre Dawna, ambas de apellido Langford, junto a su hermana Kylie, sus ocho hermanos y seis primos, todos menores de edad. Se dirigían al matrimonio de una prima desde La Mora a Colonia LeBarón, dos pueblos a 230 kilómetros de distancia entre los Estados de Sonora y Chihuahua, al norte de México. Kylie recuerda que decidieron viajar juntos en tres camionetas. Parecía ser un viaje normal, como uno más que habían realizado anteriormente muchas veces.
Tomaron una brecha entre las montañas para acortar camino. En medio viaje, la Suburban de Rhonita se averió. Dawna llevó de vuelta a su cuñada a La Mora para tomar otro coche y tras dejarla retomó la ruta. A los 10 minutos, Rhonita y sus hijos se encontraban nuevamente manejando hacia su destino. Habían salido de su ubicación a las 8.00 y apenas una hora y media después, el infierno se desató.
Andre Miller, el cuñado de Rhonita, se encontraba del lado de Chihuahua trabajando cuando logró divisar una gran humareda, “que crecía y crecía”, en las montañas que conectan la frontera con Sonora. Fue a ver qué estaba ocasionando el humo negro. Al llegar reconoció el coche de su padre en llamas, el que su cuñada había tomado y en las montañas alcanzó a ver a un grupo de personas vestidas de negro. Se asustó y decidió regresar a La Mora para avisar al resto de su familia lo que había visto. Con el paso de las horas, los peores presentimientos se materializaron. Dawna, Christina y sus hijos estaban desaparecidos, mientras que la camioneta incendiada era en la que viajaban Rhonita y sus hijos.
“Rhonita y mis cuatro nietos fueron disparados y quemados”, recuerda entre lágrimas Kenny Miller. Ese día medios nacionales e internacionales hicieron eco del múltiple homicidio de seis niños y tres mujeres de nacionalidad mexicana-estadounidense, todos de una familia mormona, a manos de un grupo armado. El hecho fue referido como la matanza de la familia LeBarón. A casi cinco años del trágico hecho, la miniserie documental Masacre de los mormones arroja información hasta ahora desconocida sobre este crimen que permanece sin sentencia para ningún implicado.
Los párrafos anteriores son un breve resumen de algunos fragmentos de la narración, de distintas voces, que reconstruyen los hechos de ese día, que se pueden ver en el primer episodio de la producción disponible en Max. “Esta historia, que cruza fronteras, está todavía muy fresca en los corazones y en la mente de los mexicanos y latinoamericanos. Le damos voz a víctimas que no han hablado ni para otros medios ni para otros documentales. Nos comprometimos a contar esta historia con una línea periodística muy seria, objetiva y dando luz a este caso que todavía sigue abierto y sin resolverse”, afirma Cecilia Abraham, directora de contenidos no guionados de Max para Latinoamérica.
Luis del Valle, productor de Pacha Films y uno de los resposables de llevar la serie a buen curso, dice que se realizó una cobertura informativa de los acontecimientos y a partir de ese trabajo se dieron cuenta del enorme potencial que esta historia tenía, no solamente por tratarse de una familia mormona especial, con costumbres “muy particulares”, pero también viviendo en un lugar “muy complejo” en México, con problemas de seguridad.
La colonia LeBarón fue fundada en los años veinte en el Estado fronterizo de Chihuahua, muy cerca del vecino Estado de Sonora y de territorio estadounidense, por miembros de una rama fundamentalista mormona que huían de la prohibición de la poligamia del otro lado de la frontera. Al margen de sus creencias, la comunidad ha tenido notoriedad en México por los atentados que ha sufrido a manos del crimen organizado en México en los últimos 15 años, en una cadena de tragedias que incluye secuestros, extorsiones, asesinatos y fricciones permanentes con las autoridades ante los reclamos por la ola de inseguridad que azota al país.
“Era una historia complicada en un sitio complicado y no era una tarea fácil”, afirma Guillermo Galdós, otro de los productores en Pacha Films. La serie documental está conformada por distintos bloques, desde recreaciones de lo sucedido ese día, realizadas de una “manera respetuosa y sin amarillismo” -según el productor-, de los testimonios de los dos niños, ahora ya jóvenes, familiares, fuerzas del orden que respondieron al llamado y el acceso a los audios de los grupos familiares de WhatsApp de las familias Lebarón-Langford, que se registraron el 4 de noviembre, para armar un relato detallado desde distintas voces y medios.
“No es una recopilación de lo que ya se vio en los noticieros. Con todas estas nuevas voces y material inédito buscamos que estos casos, que se quedaron en el tintero de la sociedad sin poder contar todo como fue, pueda hacernos reflexionar sobre tanta violencia y tantas cuestiones que suceden en México y Latinoamérica”, complementa Galdós.
La nueva miniserie de Max sigue la línea de su apuesta por la presentación de producciones y auge del true crime. Con la presentación de casos mediáticos en Latinoamérica como el de Adolfo Constanzo, su cómplice Sara Aldrete y su agrupación criminal y secta que aterrorizaron a México en 1989, a la cual la prensa bautizó como Los narcosatánicos. De Colombia recuperaron la historia de Luis Alfredo Garavito, el mayor violador y asesino de niños de la historia de Colombia, al cual se investigó en Garavito. La bestia serial y en Argentina el denominado crimen del country, el feminicidio de María Marta García Belsunce, uno de los casos con mayor repercursión de los últimos años en el país sudamericano.
“Hay un resurgir de los documentales, especialmente del true crime, y es, lamentablemente, un trabajo arduo en Latinoamérica hacer la selección de cuáles son los casos que llevamos a la pantalla frente a tantas injusticias, tantos crímenes y tantas situaciones. La búsqueda para nosotros es hacer reaparecer estos casos que creemos, tienen que volver a revisarse, volver a verse, volver a analizarse, que la gente se pueda volver a emocionar, siempre trayendo algo novedoso”, concluye Abraham.
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