El Janos, implicado en la masacre de los Lebarón, condenado a 12 años por delincuencia organizada

Un juez ha condenado por delincuencia organizada y portación de cartuchos de uso exclusivo del Ejército a Fidencio González Esparza, alias El Janos, presunto integrante de la red criminal que opera en la frontera entre Chihuahua y Sonora. Este grupo de delincuentes estuvo detrás de la masacre de tres mujeres y seis niños de las familias Lebarón, Langford y Miller, en noviembre de 2019, en la zona. El juez le ha dado la pena mínima, 10 años por delincuencia organizada y dos por portación de cartuchos. Es la primera sentencia contra un integrante de la red criminal en el marco de la investigación por el caso Lebarón.

Este martes, también, el subsecretario de Seguridad federal, Luis Rodríguez Bucio, ha informado de que otro juez ha procesado a El Janos por la masacre. “De los 33 detenidos vinculados a esta red criminal, nueve están directamente acusados de los homicidios, entre ellos, ahora ya, El Janos”, ha dicho Adrián Lebarón en entrevista con EL PAÍS. Lebarón perdió a una hija y cuatro nietos en la masacre. Él y otros integrantes de las familias mormonas que viven desde hace décadas en la región, caso de los Langford y los Miller, además de la suya, han insistido estos años en que se haga justicia y se acabe con la impunidad en la zona.

“Él era el halcón de ahí de ese lado”, ha explicado Adrián Lebarón. “Él estaba bajo el jefe [de la red criminal] de Janos”, añade, en referencia a uno de los pueblos de la zona. “Parece que guio a la gente que atacó a mi hija. Él está totalmente embarrado con ese cartel, La Línea. Él tenía fotos y vídeos de la planeación y el ataque”, detalla. La presencia de material gráfico en su teléfono ha formado parte del alegato final de la defensa del criminal convicto, ha explicado Lebarón. El Janos ha argumentado que esos vídeos que estaban en su celular era grabaciones de la pantalla de otro celular. El argumento apenas le ha valido la rabia de las familias de las víctimas.

Además de una terrible tragedia, la masacre de la familia Lebarón fue la primera gran muestra de violencia e inseguridad registrada durante el actual sexenio. Criminales de la red criminal La Línea, originaria de Ciudad Juárez, atacaron un convoy de camionetas de la familia mormona, que salía de una de sus propiedades, el rancho La Mora, en Sonora, camino a otra, ya en Chihuahua. En el camino, los criminales atacaron a balazos al convoy, en el que viajaban tres mujeres y 14 niños, algunos de meses de edad. Las mujeres murieron, igual que seis menores. Los otros, conducidos por Devin Langford, de 13 años, se escondieron en la sierra, algunos heridos de bala. Los atacantes prendieron fuego uno de los carros, en el que iba una de las mujeres con sus dos hijos de 10 y 12 años, además de dos bebés de siete meses.

El caso generó un gran enfado en la sociedad y dio voz a los Lebarón, una comunidad golpeada por la violencia en el norte de México. La familia denunció el control de la red criminal en esa zona, ante la incapacidad o la desidia de las autoridades. Pese a lo ocurrido, Adrián Lebarón insiste en que los criminales siguen moviéndose y trabajando en la zona con cierta libertad. “A mí aún me cobran plaza cuando paso por ahí con materiales para Estados Unidos”, explica, en referencia a la extorsión. Parte de los negocios de los Lebarón en el país vecino tiene que ver con la construcción. “Es una red muy amplia y espero que con esta condena ya le bajen”, dice.

A la espera de que los procesos contra el resto de detenidos avancen, Adrián Lebarón explica que aún falta por detener a diez presuntos integrantes de la red criminal. “Para mí uno de los principales es el jefe de plaza del municipio de Ascensión”, explica, “le dicen El 29″. Según Lebarón, este hombre es responsable de las extorsión es que él y otros sufren en esa triple frontera entre Chihuahua, Sonora y EE UU.

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